La violencia contra líderes sociales en el país no cesa y menos en el Valle del Cauca. En la noche del lunes 29 de marzo, Carlos Alberto Vidal, dirigente sindical en Florida fue asesinado por criminales en Cartago, norte del departamento vallecaucano.
Según las autoridades, a las 7:00 p. m. del 29 de marzo, Vidal salió de su casa para pasear su mascota, momento que aprovechó un pistolero para ultimarlo a tiros. Vidal, quien era presidente del Sindicato de Trabajadores de Cosecha Castilla (Sintracos), murió casi en el acto.
Varios colectivos comunitarios y sindicales protestaron por el crimen y pidieron justicia por su compañero asesinado. “Protestamos por tan cobarde asesinato y expresamos solidaridad con su familia y compañeros. Descanse en paz”.
Con Carlos Alberto Vidal son 38 los líderes asesinados en 2021, aseguró el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). Y es que el panorama de asesinatos en el país de líderes sociales es cada vez peor.
El pasado 24 de marzo, la Misión de Observación Electoral (MOE) informó que la violencia contra líderes político, sociales y comunales en el país se recrudeció durante 2020, a pesar de las restricciones impuestas por la pandemia del covid-19.
Mediante el observatorio político-electoral, la MOE registró 563 hechos de violencia durante el año anterior, lo que representa un aumento del 70 % en comparación con 2018 y del 2 % con relación al 2019.
“Para la MOE, estas cifras resultan preocupantes, pues son evidencia del aumento acelerado en los patrones de violencia. Esa situación debe ser señal de alarma para las autoridades, de cara a los procesos electorales del 2022, ya que la MOE ha sido enfática en la existencia de una relación entra la violencia contra los liderazgos y los hitos del calendario electoral”, señaló la misión.
De igual manera, señaló que durante el año anterior 167 líderes y lideresas fueron asesinados, lo que representa un 32,5 % más que durante el 2019, dentro de los cuales los liderazgos sociales y comunales fueron los más afectados registrando un incremento del 80 % y 50 %, respectivamente.
Con relación a las zonas en el país en las que se implementaron los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), se registraron 268 hechos violentos durante el año anterior y ocurrieron 102 homicidios, es decir, que “concentran el 61 % de las muertes violentas del país”.
En todos los 16 espacios priorizados en el país, que corresponden a los más afectados por la debilidad institucional, la pobreza, las economías ilícitas y el conflicto arado, se presentaron hechos de violencia contra los liderazgos locales.
La concentración de los ataques contra la vida de los líderes se presentaron en los departamentos de Antioquia, Cauca y Norte de Santander, a la vez que la violencia repuntó de manera significativa durante el segundo semestre de 2020 en Nariño, Chocó y La Guajira.
Por esa razón, la MOE solicitó con urgencia una intervención por parte de las autoridades e instituciones para salvaguardar la vida de las lideresas y los líderes en los diferentes territorios en el país.
“De cada 10 líderes agredidos durante el 2020 en Colombia, aproximadamente seis fueron sociales. Ese año también representó un aumento en la letalidad de las agresiones, pues el número de asesinatos contra estos se incrementó en un 80 %, al pasar de 61 asesinatos en 2019, a 110 en 2020. En este contexto evidencia patrones de accionar violento, que más allá de disuadir el accionar de los líderes sociales por medio de intimidaciones, busca silenciar su voz”, aseguró la coordinadora de la investigación, Pamela San Martín.
Por otra parte, el 67 % de las agresiones en los departamentos de Chocó, Cauca y La Guajira se presentó contra líderes y lideresas afrodescendientes e indígenas, siendo los liderazgos indígenas los más afectados registrando 90 hechos violentos en su contra.
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