En la tarde del domingo de ramos, los vecinos del barrio El Reflejo, de la localidad de Ciudad Bolívar en el sur de Bogotá, escucharon los gritos desesperados y el llanto de un menor de edad al interior de una vivienda pidiendo auxilio.
El hecho se presentó en horas de la tarde y los vecinos, al escuchar que los gritos del niño de 12 años de edad eran muy fuertes, decidieron llamar a las autoridades del cuadrante para verificar qué le sucedía al menor.
Los policías encontraron que el niño se encontraba solo y en la vivienda no había nadie. Al ver al interior de la casa, los uniformados hallaron una escena preocupante, alcanzaron a observar que el niño tenía heridas abiertas en varias zonas del cuerpo y estaba casi inconsciente. A su alrededor, había cuatro perros de raza pitbull.
Debido a la situación, los uniformados decidieron retirar una teja de la vivienda para lograr acceder al lugar y rescatar al niño. Al parecer, los perros lo atacaron hasta hacerle perder el conocimiento.
La comunidad y los uniformados lograron retirar al niño y lo llevaron, a bordo de un carro particular que se prestó, hasta el hospital de Meissen para su atención médica. Según indicaron los vecinos, el menor tiene una discapacidad y debe movilizarse en una silla de ruedas.
La vivienda donde se encontraba el menor es hechiza, tiene una pared frontal y los alrededores están cubiertos por tejas de zinc, en una esquina del barrio que da a un potrero de la comunidad.
El coronel Livio Castillo, comandante operativo de seguridad ciudadana número 2, aseguró que en el lugar se encontraban al menos seis caninos, cuatro de ellos de raza pitbull, potencialmente peligrosa, los cuales habrían atacado al menor.
Miembros del grupo especial de Protección Ambiental y Animal capturaron a los perros y los pusieron a disposición de la autoridad distrital competente.
Las autoridades adelantan las investigaciones correspondientes para determinar a quién corresponde el menor y si se trata de una situación de maltrato o descuido por parte de los cuidadores, así como las condiciones en las que vivía.
Un hecho similar se presentó recientemente en la ciudad Piedecuesta, Santander, donde una mujer y su hija resultaron heridas luego enfrentarse a un perro de la raza pitbull, que es calificada como potencialmente peligrosa.
La mujer, que vio al animal atacar a su hija en el rostro, decidió interceder para retirar al canino, pero este la atacó mordiéndola por la mano derecha ocasionándole el desgarro de su extremidad. El ataque del perro le afecto en un 90% la muñeca.
De acuerdo con lo manifestado por el presidente de la Defensa Civil de Piedecuesta, Juan Carlos Garzón Roja a RCN Radio, los encargados de los primeros auxilios que atendieron a la mujer, indicaron que ella se encontraba con desmembramiento de su antebrazo y muñeca derecha, por lo que, junto a su hija, fue traslada de inmediato al Hospital Internacional de Colombia.
Una vez trasladadas al hospital, allí los especialistas inicialmente dieron un pronóstico reservado del estado de salud de la mujer, pero horas después, los ortopedistas señalaron que la extremidad de la mujer no mostraba posibilidad de reconstrucción.
A tráves de un comunicado, el hospital señaló a la opinión pública que, “la menor de edad ingresó hemodinámicamente estable con herida en la mejilla izquierda y fue atendida inmediatamente por el equipo de cirugía plástica ella permanece en hospitalización por el riesgo de infección de tejidos profundo”.
Con respecto a la madre de la menor, el centro de salud informó que, “la mujer ingresó con amputación total de la mano y tercio distal del antebrazo derecho, por lo que el grupo de ortopedia y traumatología no evidenció planos reconstruibles. La paciente evoluciona satisfactoriamente y se encuentra en la sala de recuperación para continuar con manejo de antibiótico, analgésico y vigilancia”.
Según información preliminar de las autoridades, el perro era propiedad de la familia afectada. Según testigos, la menor intentó tocar la mascota, pero este la atacó por sorpresa en el rostro. Los vecinos al percatarse de lo que estaba sucediendo, le avisaron a la mamá de la menor para que interviniera, y fue así como la mujer, por tratar de contener el animal, resultó perdiendo su mano tras la feroz mordida del can, la cual logró desprenderle el 90% de su extremidad.
El médico veterinario Juan Enrique Romero indicó en Infobae que no es cierto que esta raza de perros sea peligrosa o agresiva, sino que depende de su crianza y la enseñanza humana. “El 30% de lo que un individuo gregario se lo da la genética y el 70% lo da el ambiente”, es decir, el humano, afirma el doctor.