Las fuertes lluvias en el departamento de Valle del Cauca provocaron la desaparición de a Ana Ortiz y Leonardo Cortés, dos turistas de 29 años que en el momento de la tragedia se encontraban bañándose en el rio Agua Clara, que al parecer no había dado indicios de que algo malo iba a ocurrir. La pareja estaba alojada en una cabaña de Buenaventura y no volvieron a ser vistos tras el desbordamiento de dos ríos.
Al parecer, los hechos ocurrieron cuando la creciente de agua provocó el desbordamiento de los afluentes y estos arrasaron con las viviendas de los pobladores del municipio, en la noche del viernes 19 de marzo los pobladores del lugar informaron sobre la gran avalancha que se llevó por delante las viviendas y enseres de por lo menos 70 familias que resultaron damnificadas por el incidente ambiental.
Desde el sábado 20 de marzo, las autoridades iniciaron la búsqueda las personas desaparecidas por causa de la avalancha, entre esas la de los dos jóvenes y de Carmen Riascos, una mujer cuya casa fue arrastrada por el torrente y también estaba desaparecida.
El lunes, 22 de marzo la espera terminó pues se confirmo que el cuerpo de Leonardo, Ana y Carmen habían sido identificados. Los informe determinaron que murieron al lado de la minera artesanal Carmen Riascos.
La pareja caleña que desde que se conoció sintió una fuerte conexión, llegó a las selvas del pacifico colombiano para seguir compartiendo una de sus pasiones en común, la naturaleza y los saberes ancestrales. Pues, Ana era conocida desde la universidad por su visión de arquitectura social y ambiental; y Leonardo por su creatividad para la fotografía y el arte ecológico.
Incluso, Ana María y Leonardo estaban encantados con este lugar de Colombia, por lo que no era la primera vez que lo visitaban en busca de profundizar sus conocimientos y pasar un tiempo tranquilo. Él la visitaba desde años atrás por el amor a selva que matizó con trabajos académicos.
La relación duro seis años, desde que se conocieron en el barrio caleño San Antonio, donde los presentó un amigo en común, un día en el que fueron ha practicar deportes extremos, hasta el día que una tragedia natural acabo con su vida.
Además, de tener 11 gatos rescatados del abandono callejero y tres perros siberianos, compartían el sueño de poder construir su propio apartamento y darle su estilo.
<b>Tragedia en Buenaventura</b>
Los jóvenes querían realizar un recorrido en la mañana del sábado y regresar a la capital del Valle del Cauca. Pero algo retumbó antes de las 8:00pm, que comenzaron ha caer goteras gruesas en ese poblado, producto de las temporadas de lluvia, mientras ellos se encontraban en el rio, y sin espera se desato una tragedia que desapareció a la pareja.
Por lo que a la medianoche una llamada de los guías nativos les informó de la avalancha a los familiares de la pareja y posteriormente estas viajaron al lugar.
Para su búsqueda al lugar llegaron socorristas de la Defensa Civil y Bomberos y miembros del Ejército Nacional que hicieron recorridos a pie y sobrevuelos de más de 5 kilómetros a la redonda, pero las lluvias frenaron la búsqueda.
Pero, pese a todo el domingo, 21 de marzo en la tarde unos nativos dieron con el cuerpo de Leonardo Cortés. Al encontrar el cuerpo, se pronunciaron varios allegados al joven que lo recordaron con cariño y por el gran entusiasmo que lo caracterizaba. Sin embargo, aún faltaba dos cuerpos, el de Rosa y Ana María.
La búsqueda de Ana fue compleja, porque las autoridades al ver la situación en la zona no podían hacer mucho y aunque había un grupo de personas que se unieron a la búsqueda hasta con drones, no había señales del cuerpo de la caleña, ha esto se le sumaba la desesperación del padre de la joven desaparecida, Darío, quien junto con su hermano Luis, comenzaron la búsqueda los dos.
En las horas de la tarde del lunes, en medio de la arriesgada búsqueda, Darío llamo a su hermana, pues había encontrado el cuerpo de su hija.
“Es mi hija, me dije. Estaba muy aporreada y con el paso de casi tres días en esa empalizada. La reconocí por los tatuajes de un puma en su espalda y de un búho en el abdomen. Solo quería agradecer a quienes nos apoyaron para llevarla pronto a su ciudad”, dijo el padre a El Tiempo.
A Carmen Riascos, quien se dedicaba a la minería artesanal en esa selva, la encontraron cerca de la desembocadura al mar Pacífico, informó Arbinton López, director de Gestión al Riesgo en Buenaventura. Los allegados de la mujer agradecían que podrán despedirla en esa cuenca del río Pepitas.
A Leonardo Cortés Duque y Ana María Ortiz Herrera los trasladaron ha su ciudad natal donde les hicieron un homenaje y una despedida Cali fue el lugar donde dejaron parte de su trabajo inspirado en ecología, los animales, los saberes ancestrales y hecho con los rastros de esa selva, donde anidarán sus sueños.
SEGUIR LEYENDO