Sigue avanzando el juicio disciplinario que adelanta la Procuraduría General de la Nación en contra de los miembros de la Policía Nacional, involucrados en la muerte de ocho personas durante el incendio de un CAI en el barrio San Mateo, de Soacha, el pasado 4 de septiembre de 2020.
El turno este martes 23 de marzo fue para el patrullero Harold Rincón, quien compareció en calidad de testigo, al ser uno de los uniformados presentes durante la conflagración. En la audiencia aseguró que arriesgó su vida para tratar de rescatar a los jóvenes capturados, que iniciaron un motín en la estación como protesta por la cancelación de las visitas familiares.
De acuerdo con la narración recogida por RCN Radio, el uniformado no estaba en el lugar cuando comenzó el incendio, sino adelantando un operativo de seguridad en las inmediaciones. Estando en esa tarea fue que recibió el llamado de emergencia por parte de la subteniente Aleida del Pilar González, una de las oficiales encargadas del CAI y que sí es investigada tanto por el Ministerio Público como la Fiscalía.
“Cuando yo escuché por radio a la subcomandante de estación pidiendo apoyo, inmediatamente regresamos. Nos demoramos unos 30 segundos (…) cuando llegamos estaba saliendo humo de techo de la estación”, señaló el miembro de la fuerza pública.
Una vez allí, agregó, se encontró con el patrullero Jorge Eliécer Suárez Orduz, quien era el custodio en servicio y también se encuentra en la mira de las autoridades. “Él saca las llaves de un bolsillo, me las da y tomé la iniciativa de ingresar. Todo el mundo gritaba que abrieran la puerta y empecé a arrastrarme para llegar a la reja, había mucho humo, mucho fuego, cuando cogí la reja me quemé una mano, había dos sabanas pegadas en los barrotes, me tocó patear la reja para abrirla”, dijo.
Ese detalle de las sábanas, que según Rincón fueron las que dificultaron la salida de los capturados, contrasta con la de los internos que sobrevivieron al incendio, ya que estos aseguran que ninguna de las celdas en las que estaban encerrados tenía dichos elementos colgando, mucho menos amarrados.
Su versión, sin embargo, sí corrobora otro de los apartes de la investigación: el CAI solo tenía un extintor. El mismo fue visto, mientras era usado incorrectamente, en los videos revelados en una de las primeras audiencias, a principios de marzo, por el auxiliar de la policía Eduard León. El mismo uniformado señaló que en ningún momento escuchó a los encargados de la estación dar instrucciones para que se les diera tratamiento a los heridos.
Así las cosas, el pliego de cargos presentado por el Ministerio Público a inicios de febrero pasado señala que, el teniente César Martínez y la subteniente Aleida González, quienes se desempeñaban como comandante y subcomandante de la citada estación de Policía, respectivamente, no impartieron las órdenes necesarias para evitar las lesiones de tres detenidos, así como la muerte de las ocho personas restantes que compartían la celda.
Además, se refiere a la conducta del patrullero Jorge Eliécer Suárez Orduz quien, a juicio del organismo de control, y en su condición de custodio en servicio en la estación policial y encargado de las llaves de los dos candados con los que se aseguraba la celda, “debió proceder de manera inmediata a mitigar el fuego con la utilización del extintor y abrir la reja para que salieran los detenidos preservando su vida e integridad”.
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