“Ya no se ven hombres con fusiles en las calles, pero las bandas siguen”: Arzobispo de Buenaventura

Monseñor Rubén Darío Jaramillo habló con Infobae Colombia sobre la intervención del gobierno Nacional en el puerto en el Pacífico y de cómo padecen la violencia los más humildes

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Monseñor Rubén Darío Jaramillo ha
Monseñor Rubén Darío Jaramillo ha liderado eventos contra la violencia en el puerto como la cadena humana por la paz. Foto: EFE/ Ernesto Guzmán Jr./Archivo

Buenaventura (Valle del Cauca), el principal puerto colombiano en el Pacífico, ha tenido que sufrir una oleada de violencia luego de una disputa interna entre dos facciones de la banda ‘La local’ que ha cobrado la vida de 24 personas en los dos primeros dos meses del 2021, según cifras de Medicina Legal.

Durante este tiempo se captaron imágenes de hombres patrullando con fusiles en las calles del puerto aterrorizando, una situación que provocó una crisis en el orden público de la ciudad por la que tuvo que intervenir el gobierno Nacional. Y si bien se ha reducido la violencia, todavía no se resuelven los problemas estructurales en esa ciudad.

En ese sentido, monseñor Rubén Darío Jaramillo, el arzobispo de Buenaventura, es una de las voces que han surgido para rechazar a los violentos y que ha hecho un llamado para que desde las instituciones del Estado se proteja a la población del puerto. El líder religioso ha liderado eventos por la paz, como la cadena humana que se realizó a mediados de febrero, lo que le ha significado, recibir amenazas por parte de las bandas criminales de esa ciudad.

El prelado concedió una entrevista para Infobae Colombia, en la que contó cómo la intervención del gobierno Nacional ha servido para reducir la violencia en el puerto, pero aún falta para solucionar los problemas estructurales de seguridad en la ciudad portuaria.

¿Cómo está la seguridad en Buenaventura después de la intervención del gobierno?

El tema de la seguridad estructural no ha cambiado porque siguen las mismas situaciones hay muertes selectivas. Sin embargo, la presencia de grupos armados fuertes al margen de la ley en las calles con fusiles ha disminuido.

Pero la gente sigue registrando que en las calles están los grupos, ya no exhibiendo sus armas, pero están ahí moviendo sus fuerzas y sus tentáculos en varias partes.

¿Entonces siguen los asesinatos?

Eso no para: los asesinatos, los ataques siguen, pero personalizados. Antes disparaban, perseguían, hacían todo eso para mostrar su poder. Ahora lo que hemos visto es que entre los enemigos se están cobrando individualmente y en silencio. Van matan y salen corriendo.

<b>“Antes iban a la casa, se la tumbaban, la quemaban, mataban, disparaban y a todo el mundo lo atemorizaban, era un poco más terrible”.</b>

¿Han contribuido las recientes capturas?

Han capturado muchísima gente, están capturando semanalmente dos o tres cabecillas, pero siguen en lo mismo, los reemplazan fácilmente por otros que toman el mando nuevamente.

Es un tema de que cae uno y ya hay otro esperando el turno, es como un circulo vicioso, en el que las autoridades siguen capturando y los violentos generando nuevos liderazgos. Uno ve que el tema no es solo por ahí.

¿Continúan los desplazamientos?

Siguen y son desplazamientos internos entre barrios porque la gente no tiene con que irse para otro lugar entonces pasan simplemente de barrio, un poco para cuidarse. Son personas que están viviendo en zonas donde esas bandas se apoderan de los territorios. Amenazan a los hijos para que entren a las bandas y a las niñas que tienen que estar con esos hombres. A los que trabajan, que tienen que pasar una parte del sueldo, mejor dicho están alborotados.

<b>“Y como están cogiendo a las cabezas están apareciendo otros y otros. Entonces primero los extorsionaba uno, ahora son tres”.</b>
Los más afectados por la
Los más afectados por la ola de violencia en Buenaventura ha sido las familias más humildes. Foto: EFE/Ernesto Guzmán Jr.

¿Y cómo está la situación en la zona rural?

La gente está muy preocupada porque hay un reacomodamiento de las bandas y de los grupos armados: el Eln está llegando por un lado, también están las disidencias Farc, más los grupos narcotraficantes. Todo eso crea un clima en donde a la gente le está tocando también salir de los ríos hacia el casco urbano, se llama el desplazamiento en goteo, es decir que sale una familia, al otro día salen dos y después otra más.

¿Qué hacen esos grupos cuando desplazan a las personas?

Se adueñan de las zonas porque son territorios por donde estratégicamente van a pasar armas y droga. Son terrenos que para ellos tienen una ventaja por su ubicación, entonces ellos necesitan sacar a esa gente de ahí cómo sea y eso es lo que hacen: amenazarlas para que queden despejados o estar en un sitio de interés.

¿Qué se debe hacer en Buenaventura para superar la ola de violencia?

Requiere de una intervención integral del Estado en todos los frentes: el social y el económico. Todo eso hay que hacerlo, pero principalmente que el Estado tome las riendas del Distrito y no los violentos.

¿Qué le han dicho las autoridades sobre las amenazas en su contra?

No siento temor. La seguridad me la aumentaron por parte del Estado. Están investigando porque eso tiene muchas variables. Sé que están constantemente averiguando, mirando a ver de dónde viene todo esto, y pues queda esperar los resultados.

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