Desde el pasado 17 de febrero, indígenas pertenecientes a la comunidad embera katío tuvieron que abandonar su territorio, en el área rural de Bagadó (Chocó) por cuenta del recrudecimiento de la violencia y por temor a las amenazas de grupos armados que han llegado a esta región.
El desplazamiento se ha dado hacia el municipio de Pueblo Rico, en Risaralda, en donde llevan más de dos semanas alojados en el coliseo de la Institución Educativa Simón Bolívar, ubicado al noroccidente del departamento.
Este martes, la Defensoría del Pueblo compartió a través de su cuenta de Twitter que, delegados de Etnias e Infancia de la entidad “acompañan en la I. E. Simón Bolívar, de Pueblo Rico, Risaralda, a cerca de 400 indígenas desplazados, entre ellos 187 niños y niñas de Bagadó -Chocó, comunidad de Cevedé, resguardo indígena Tahami del Alto Andágueda”.
“Se verifican las condiciones de salubridad, habitabilidad y garantías de DD.HH. de la población desplazada albergada en este lugar. El llamado es a las autoridades locales de Chocó y Bagadó a articularse y a apoyar a Pueblo Rico, Risaralda, en los requerimientos humanitarios que ameritan los desplazados albergados en este municipio, y a continuar velando por la seguridad en el territorio”, se lee en las publicaciones de la entidad en Twitter.
Israel Londoño, secretario de Gobierno de Risaralda, dijo a RCN Radio que se tenía un censo de 357 personas desplazadas, cifra que en los últimos días se elevó debido a la paulatina llegada de más personas.
“Registradas tenemos unas 350 personas, pero hay otra población flotante que está llegando con lo cual la cifra asciende a unos 430. La comida la ha facilitado la Gobernación de Risaralda y la Alcaldía de Pueblo Rico y estamos trabajando para subsanar el tema de las baterías sanitarias, las cuales son insuficientes para este número de personas”, aseguró el secretario.
Según Londoño, es preocupante que la cifra de desplazados siga aumentando pues cada vez más se colapsa la capacidad de atención en Puerto Rico. Además, ya se ha advertido que están escaseando las ayudas humanitarias necesarias para los resguardos.
Por otra parte, de acuerdo con la emisora, el Consejo Regional Indígena de Risaralda se encuentra adelantando acciones de mediación con el equipo de Chocó, con el propósito de lograr el pronto regreso de los indígenas desplazados a su territorio natal.
William Nayaza, consejero Mayor Indígena de Risaralda, afirmó en RCN Radio que, “se buscan espacios con la Gobernación del Chocó, para que asuman compromisos en el proceso de retorno y, así mismo, destinen recursos para la asistencia humanitaria, seguido de acciones contundentes, por parte de la fuerza pública, para que no se presenten más hostigamientos de grupos armados que generen nuevas emergencias humanitarias”.
<b>Unidad de Víctimas de Risaralda exigió al Gobierno garantizar el retorno de indígenas chocoanos desplazados</b>
El pasado 10 de marzo, la Unidad de Víctimas de Risaralda, departamento al que migraron los afectados, pidió al Gobierno que se den las garantías de seguridad para restablecer los derechos de estos colombianos.
“Lo importante acá es que las personas puedan regresar a sus territorios con todas las condiciones de seguridad. El llamado es para que la Fuerza Pública y la Gobernación de Risaralda hagan ese acompañamiento y que estas familias puedan volver a sus territorios del Resguardo Cevedé”, solicitó Laura Moreno, directora regional de la Unidad.
Incluso desde el 5 de marzo, la Defensoría del Pueblo también instó a las autoridades a intervenir el territorio de los indígenas para garantizar su seguridad al volver a casa.
“La Defensoría del Pueblo hace un llamado a las autoridades para que se actúe de forma inmediata en la zona. La seguridad e integridad de esta comunidad exige intervención y acompañamiento institucional urgente”, indicó la entidad a través de su cuenta de Twitter.
La Defensoría del Pueblo y la Unidad de Víctimas coincidieron al argumentar que es necesario que los embera katio vuelvan a su resguardo porque ahí tienen su hogar establecido, en el que viven con sus propias costumbres que deben ser respetadas. Sin embargo, el retorno a su territorio no es posible hasta que la vida de los indígenas no se vea en peligro por el fuego cruzado entre grupos subversivos.
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