Un estudio realizado por el Instituto de la Democracia de la Universidad de los Andes asegura que, para finales de 2020, los colombianos aumentaron su intención respecto al apoyo sobre los Acuerdos de Paz firmados, en noviembre del 2016, por el entonces presidente del país, Juan Manuel Santos, y la desmovilizada guerrilla de las FARC. Hacia 2016, año en el que se concluyeron las negociaciones, el 41% de la población, consultada por ese plantel de estudios, aseguraron respaldar el proceso de paz, por el contrario, cuatro años después, a cierre de 2020, esa cifra ascendió al 51%.
De acuerdo con el informe, los porcentajes y las percepciones de las personas no comprenden el Proceso de Paz como un todo, es decir, los ciudadanos modifican su opinión frente al proceso de acuerdo con el punto específico que se cuestione, por ejemplo, aunque hay gente que apoya el desarme de las FARC, no entienden las razones para darle puestos políticos a excombatientes de esa guerrilla, aún y cuando, según el análisis de la universidad, apenas existe un 26% de participación estatal de los excombatientes.
Sin embargo, argumenta el estudio, el crecimiento en el apoyo a la firma del acuerdo ha crecido de a pocos, y demuestra que, con el pasar de los años, las personas han entendido de que se trata aquel documento de más de 300 páginas que tanta controversia generó en el país. Así lo explicó María Victoria Llorente, directora de la Fundación Ideas para la Paz.
“Esto demuestra que las percepciones creadas en toda esa campaña para que la gente saliera a votar emberracada en el plebiscito han venido cambiando; el tiempo ha venido mostrando las bondades del acuerdo, que es mejor tener a las Farc aquí en el Congreso que en el monte echando bala. Ha ido cambiando esa percepción”, aseguró la experta, en testimonios recopilados por el periódico El Tiempo.
Dentro de los puntos evaluados por el informe de la Universidad de los Andes, hubo tres componentes que recibieron mayores niveles de favorabilidad por parte de la gente: la implementación de los PDET (Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial), las curules de paz y los programas de sustitución de cultivos.
“El acuerdo es un hecho cumplido, pero los colombianos no están satisfechos sobre cómo se está implementando. Además, son conscientes de los hechos violentos que se vienen presentando y hay conciencia sobre la situación de los líderes sociales”, manifestó, Juan Carlos Rodríguez Raga, codirector del Observatorio.
En las demás conclusiones que deja el estudio de los expertos de aquella universidad, se dejó ver que existe una alta intención de convivencia social con excombatientes y sus familias: mientras que en 2016 el 46% de los consultados estaban dispuestos a compartir su espacio laboral con un excombatiente, la cifra ascendió considerablemente en 2020, y llegó al 60%.
En 2020, el 53% de los colombianos cuestionados aseguraron que estarían dispuestos a que sus hijos fueran al colegio con hijos de excombatientes. En 2016, ese porcentaje era 11 puntos menor.
“Algo en los modos de pensamiento de la gente está cambiando, tenemos un cambio cultural en marcha que es positivo”, manifestó el rector de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria.
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