En su intervención ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ante la cual el Estado colombiano deberá responder por el secuestro, tortura y violencia sexual de las que fue víctima Jineth Bedoya el 25 de marzo de 2000, la periodista planteó que una de las medidas de reparación por los crímenes cometidos en su contra debería ser el cierre de la cárcel La Modelo, en Bogotá, donde fue raptada para luego ser sometida a cualquier cantidad de vejámenes.
Acerca del cierre de La Modelo, Bedoya afirmó que, “debería ser uno de los memoriales como los que uno encuentra en otros países del mundo, donde la gente ha tenido que enfrentar las peores guerras y las peores barbaries. Transformar una estructura sobre la cual los cimientos tienen debajo pedazos, trozos de seres humanos que fueron descuartizados y botados por las ductos”.
Tales descuartizamientos, así como casos de desaparición forzada, fueron los que Jineth Bedoya estuvo investigando en ese entonces, específicamente la masacre de 32 presos días previos a aquel 25 de mayo. Debido a las amenazas y ante lo planteado por la Policía cuando ella hizo saber que su vida estaba en riesgo, esta institución le recomendó entrevistarse con uno de los jefes paramilitares de la cárcel; así supuestamente se detendrían las intimidaciones en su contra.
Lo que ocurrió fue que mientras su jefe fue a buscar a un fotógrafo, en inmediaciones de La Modelo, fue abordada por un hombre y una mujer que, con arma de fuego, la obligaron a ir hasta un carro; luego fue trasladada a una bodega. En el vehículo, la llevaron fuera de Bogotá donde fue abusada sexualmente y luego abandonada.
“Me decían que los periodistas se metían donde no debían, que la verdadera plaga no eran ellos sino los periodistas y que este era un escarmiento para la prensa”, narró Bedoya ante la Corte IDH.
Debido a que fue secuestrada frente a la cárcel y, peor aún, frente a una patrulla de Policía, es que la periodista que encabeza iniciativas como No Es Hora de Callar pide una reparación simbólica con el cierre de La Modelo. Simbólica porque muerta ella ya está...
“A mi me mataron la mañana del 25 de mayo, yo he sacado valor amparándome en el periodismo, que creo ha sido un oxígeno para salir adelante y en las mujeres que como yo han sido víctimas de violencia sexual, he creído que la palabra es la mejor forma de transformar el dolor. Pero lamentablemente mi vida se acabó, el no poder tener libertad, el tener que andar escoltada, el tener que ver todos los días en mi cuerpo las marcas de la violencia sexual y la tortura, es algo que no permite cerrar este ciclo definitivamente”, narró.
<b>Jineth Bedoya, una lucha para que su caso no quede impune</b>
Jineth Bedoya ha sido objeto de tres atentados contra su integridad física y mental en su labor como periodista: el primero ocurrió en 1999, pese a que en agosto de ese año pidió protección al Estado debido a amenazas en su contra. La respuesta que recibió fue que “no estaba en riesgo y no podía recibir un esquema de seguridad”.
El segundo, por el que el Estado debe responder ante la Corte IDH, fue orquestado por paramilitares con la intención de detener su cubrimiento del conflicto armado y situación de violencia en la cárcel La Modelo, en el que se han documentado casos de descuartizamiento y desaparición forzada; en ese entonces trabajaba en El Espectador.
El tercero, ocurrió en 2005, mientras trabajaba para El Tiempo, fue la retención forzosa ejecutada por una célula de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), que la liberó después de la presión del diario para el que trabajaba y de la sociedad civil.
Acerca del primer caso, Jineth Bedoya denunció que si su caso ha quedado impune en la justicia colombiana tras el secuestro, tortura y violencia sexual estuvo un personaje influyente en el país.
“Considero que esa persona que ha sido señalada, la han protegido constantemente porque es una persona influyente, que tiene amigos influyentes, porque es amigo de muchas personas de los diferentes gobiernos que han pasado en Colombia desde mi secuestro. Porque es una persona que aún tiene poder en Colombia, pero que, además, sigue teniendo nexos muy fuertes con personas que en algún momento pertenecieron a la Policía Nacional. Para mí esto demuestra la corrupción no solamente en este caso, sino la corrupción en general ligada al narcotráfico”, denunció.
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