Marcos Alvis Patiño segundo al mando del frente 39, Alfonso López Méndez comandante del frente 27 y Jhoverman Sánchez, comandante del frente 58, rindieron versión ante los magistrados de la JEP y las víctimas, como principales dirigentes de la guerrilla de las Farc mencionados en el caso 01 sobre toma de rehenes y graves privaciones de la libertad.
Ellos tres rindieron versiones los días 4, 8 y 11 de marzo, con presencia de los abogados de las víctimas y la Procuraduría, donde hablaron sobre su responsabilidad en el secuestro de militares, policías y civiles y respondieron las preguntas de las víctimas. Además, expresaron arrepentimiento y perdón.
Marcos Alvis Patiño, conocido en la guerra con el alias de ‘Patequeso’ o ‘Efrén’, respondió las preguntas de los magistrados y los abogados defensores durante más de siete horas, en las que detalló los tratos crueles e inhumanos que sufrieron los policías secuestrados por la guerrilla en los frentes que comandó.
Patiño señaló que “a los policías que estuvieron cautivos se les ponía un nylon para sujetarlos”. A pesar de que tenían diarrea “no podían ir al chonto entre las 6:30 p.m. y las 5:00 a.m. una vez se cerraba la puerta” y debían hacer sus necesidades en bolsas e incluso “en los recipientes donde comían”, según reseñó la JEP sobre su versión.
Patiño fue segundo al mando del frente 39 de las Farc, capturado en el 2012 y presentado por el Ejército como experto en torturas físicas y psicológicas, así como uno de los principales carceleros de secuestrados con más de 50 personas bajo su custodia, entre los que estuvo el general Luis Mendieta e Ingrid Betancourt.
El general envió una carta que fue leída por la magistrada Julieta Lemaitre en la audiencia, en la que le pedía a Patiño reconocer “que ellos estaban cerca de los marranos, les llegaba el olor constante, y que no tenían agua suficiente y los marranos sí. Tenían sed, se sentían humillados”.
Al respecto, el compareciente aceptó la situación y enseñó unos mapas propios en los que ilustró la forma de distribución del campamento, la forma como bombeaban el agua a los marranos, a los cautivos y al campamento de los guardias.
“El daño que hicimos en esta guerra es demasiado grande”, agregó respecto a la carta de Mendieta. Al finalizar la comparecencia, aseguró: “El secuestro era inhumano, denigrante y de las peores cosas que ha dejado el conflicto”, para luego reiterar su compromiso con el esclarecimiento y estar arrepentido con los delitos cometidos.
“En el testimonio que entregó el compareciente, que durante años tuvo en su poder a policías que fueron secuestrados durante la toma de Mitú en 1999, incluyó un reconocimiento de responsabilidad sobre los hechos que investiga la JEP en el marco del caso 01: Toma de rehenes y otras privaciones graves de la libertad cometidas por las Farc-EP”, indicó la JEP.
El ex combatiente explicó que en un horario específico llevaban a bañarse a los secuestrados al Río Apaporis, en cercanías del Chiribiquete. Así mismo, los mapas sirvieron para conocer las condiciones en las que tenían a los cautivos, pero señaló que las órdenes del tamaño y la forma de construcción de los calabozos provenían de los comandantes.
Alfonso López Méndez, alias Efrén Arboleda, fue comandante del frente 27, uno de los más grandes de la guerrilla de las Farc. Ante la JEP señaló que llegó a tener 500 guerrilleros y 400 milicianos quienes hicieron presencia en regiones extensas de los municipios de Vistahermosa y San Juan de Arama, en el departamento del Meta.
El excombatiente detalló que su frente se financiaba principalmente del impuesto a la pasta base de coca y la extorsión de campesinos con “multas”. La magnitud de ese recaudo les permitía, según relató, mantener presencia en bastantes zonas del territorio y hasta construir carreteras.
“La mayoría de las víctimas acreditadas que presenciaron la diligencia eran campesinos de la zona que fueron secuestrados y recibieron torturas y tratos crueles e inhumanos por los guerrilleros que comandaba Alfonso López Méndez”, señaló la JEP.
El alto tribunal también determinó que varios campesinos fueron asesinados y aún permanecen desaparecidos quienes eran señalados de ser colaboradores de los paramilitares. Así mismo, contaron que las multas superaban los cinco millones de pesos, lo que los hizo caer en deudas y pobreza.
“El compareciente reconoció su responsabilidad como comandante del frente 27 que realizó los hechos descritos, el daño causado y pidió perdón a las víctimas presentes. Además, aportó información nueva sobre el control territorial del frente 27, y cómo los secuestros eran parte de este control, en particular sobre los campesinos cultivadores de coca y otros pobladores”, señaló la JEP.
Jhoverman Sánchez, conocido con el alias de ‘Rubén Cano’ o Manteco’, el tercero en ser escuchado por el tribunal especial, fue cabecilla del frente 5 de las Farc y posteriormente comandó el frente 58 e hizo presencia principalmente en el Urabá. Además, participó en operaciones militares en Riosucio, Murindó, Vigía del Fuerte, Bojayá, Carmen de Atrato y Juradó.
La magistrada Lemaitre le preguntó quién dio la orden de secuestrar en Urrá, Córdoba, en 1994 a dos topógrafos suecos, un ingeniero colombianos y dos conductores contratistas de Skanska, ante lo que afirmó: “Ahí estaba Márquez, Iván Márquez. Esa fue una operación del Bloque”.
Por casos de desaparición forzada, en medio de la diligencia uno de los abogados de las víctimas le preguntó al compareciente sobre quién era el mando en la zona de Dabeiba, pues las víctimas dicen “que era común que cuando transitaban del Urabá hacia Medellín, en Dabeiba, en un puente los paraba la guerrilla constantemente, se montaban, señalaban quiénes se tenían que bajar, los mataban y los tiraban al río.”
Ante ese interrogante, hecho por una de las 34 víctimas que enviaron preguntas, Sánchez contestó: “Sí sucedieron esos hechos, esa acción la hacían comisiones de dos frentes: 34 y quinto, pero los que pasábamos por allí no hacíamos esos (hechos)”.
«Jhoverman Sánchez reconoció su participación en el secuestro de más de 137 miembros de la fuerza pública entre militares y policías en los años 1998 al 2005. Sin embargo, ante los vejámenes que una de las víctimas directas de estos casos denunció haber sufrido en medio de su cautiverio, el compareciente respondió: “había otros mandos superiores a mí que se encargaban de esto. Nunca fui a ninguno de estos campamentos, quien enviaba o recibía las notas tampoco era yo, si no estoy mal quien se encargaba de eso era Márquez”», señaló la JEP.
El alto tribunal continuará escuchando a los mandos medios, de diez diligencias ordenadas en septiembre de 2020 respecto a estos comparecientes. Además, en el mismo caso deberán comparecer ocho miembros del antiguo secretariado de las Farc.