Este viernes 12 de marzo, se conoció una carta que enviaron más de 100 académicos de la región en la que instan al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y a la vicepresidenta Kamala Harris, a que no decidan apoyar “la campaña equivocada del presidente colombiano Iván Duque para reiniciar la fumigación aérea para atacar los cultivos ilícitos de coca”.
En la carta, expertos de diferentes disciplinas comentan que respaldar el regreso de la fumigación con ese químico es respaldar “implícitamente el legado dañino del ex presidente Trump en Colombia”.
Fue su predecesor quien, poco después de asumir el cargo, intensificó las demandas a nuestro país para que reanudara las fumigaciones con glifosato, que se ha demostrado que presenta importantes riesgos para la salud y el medio ambiente para las poblaciones afectadas.
Los académicos recuerdan como el glifosato se está restringiendo o prohibiendo a nivel mundial, ya que los estudios científicos muestran que la exposición a los agentes activos causa cáncer, abortos espontáneos y enfermedades respiratorias, entre otras consecuencias graves.
“Irónicamente, la fumigación aérea es singularmente ineficaz para eliminar los cultivos de coca: los estudios han demostrado que los cultivos expuestos al glifosato se replantan posteriormente con una probabilidad del 36%. Incluso cuando los cultivos no se replantan en áreas anteriormente fumigadas, la fumigación aérea tiende a provocar el desplazamiento espacial del cultivo hacia áreas cercanas o hacia áreas donde la fumigación no puede llevarse a cabo legalmente, como los parques nacionales”, exponen en la misiva, y agregan que, la sustitución voluntaria de cultivos, incluye una tasa de replantación del 0,2 %.
Sobre los costos, este grupo de académicos expone que resulta más caro utilizar la fumigación, “es probable que la fumigación aérea cueste aproximadamente US $19.000 por hectárea fumigada y para reducir el cultivo en 1 hectárea tendrían que fumigarse entre 33 y 45 hectáreas. Mientras que el método de sustitución de cultivos más eficaz cuesta alrededor de 10.000 dólares EE.UU. por familia de cultivadores”.
Sobre el daño al medio ambiente que puede provocar rociar este químico desde el aire, apuntan que contribuye a la deforestación y pérdida de biodiversidad en los ecosistemas vulnerables de la Amazonía y los Andes.
El costo ambiental de la práctica ha sido devastador, lo que ha provocado daños en el suelo, destrucción de cultivos agrícolas lícitos de los que dependen los agricultores para su sustento, así como la contaminación de valiosas fuentes de agua.
Según los firmantes de esta carta, el respaldo de Estados Unidos al regreso del glifosato a Colombia sería un mensaje desafortunado al pueblo colombiano, “de que su administración no está comprometida a abandonar la guerra ineficaz y dañina contra las drogas a nivel internacional, incluso cuando su administración toma medidas audaces para mitigar sus múltiples impactos sobre las personas negras, indígenas y de color en los Estados Unidos”.
Así como su administración ha buscado adoptar un enfoque de salud pública para la política de drogas en su país, en lugar de una táctica punitiva, le recomendamos encarecidamente que haga lo mismo en el exterior, en sus relaciones bilaterales con Colombia.
Por último, alientan a Biden a que inste al Gobierno colombiano la necesidad de priorizar la sustitución voluntaria de cultivos, junto con enfoques basados en el desarrollo para generar oportunidades económicas en áreas profundamente afectadas por las economías ilícitas y la violencia.
Esta es la carta:
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