Desde el pasado 17 de febrero inició la vacunación contra el covid-19 en Colombia, casi un año después de que se dio inició a la cuarentena en el país y el tiempo que Marina Cortes de Mondragón lleva confinada en su casa. La mujer de 89 años esperaba ansiosa su cita para recibir la primera dosis que le permitiría desarrollar anticuerpos contra el coronavirus y salir a la calle, pero al pasar los días no había llamadas ni mensajes de la EPS por lo que su hija en un par de llamadas encontró la razón: la mujer estaba muerta para el sistema de salud colombiano.
Noticias Caracol conoció la historia de la señora Cortes quien se alejó de su familia para mantenerse sana desde marzo de 2020. “Desde el sábado 6 de marzo estábamos atentísimos a la llamada para que nos informaran el lugar, la hora y la fecha donde debíamos llevarla”, contó su hija Adriana Mondragón, pero como no la contactaron, Adriana llamó a la prepagada que tiene su madre desde hace 30 años y le dijeron que el proceso de vacunación lo manejaba la EPS y que allá debía contactarse, pero al dirigirse a este servicio, se enteró que el contrato de su mamá se había clausurado desde febrero de 2021.
“El contrato de mi mamá fue cancelado el 4 de febrero y que debía comunicarme con Colmedica para que ellos me explicaran porqué el contrato no estaba vigente”, así que, según informa Noticias Caracol, la mujer llamó a la medicina prepagada de nuevo para saber lo que sucedía y se enteraron que “habían reportado a mi mamá como fallecida desde el pasado 4 de febrero de 2021″.
Así fue como la Registraduría tuvo que expedirle un documento demostrando que la cédula de la señora Marina aun está activa. La respuesta de la medicina prepagada y de la EPS explicaron que una clínica de Bogotá, por error, reportó la muerte de la mujer porque se confundió con otra persona de nombre similar, pero que ya le asignaron una cita para vacunarla. Su hijo Álvaro Mondragón lo confirmó diciendo que doña Marina Cortes de Mondragón será vacunada este sábado 13 de marzo a las 10:00 a.m. en la Clínica Shaio, al norte de Bogotá.
Por su parte la señora Cortes le dijo al noticiero: “Yo quiero mi vacuna para salir a pasear”.
El caso de Ángel en Barranquilla
Ángel María Solano, un habitante del barrio San Luis de Barranquilla, al suroccidente de la ciudad, se dio cuenta de que desde hace cuatro meses se reportó como muerto en el Hospital de Barranquilla. De acuerdo con el reporte de Caracol Noticias, el centro asistencial, en el cual había sido atendido por 12 años, certificó su defunción. Por esto, la Registraduría le dio de baja a la cédula de ciudadanía.
“Que yo estaba fallecido y, como muchos lo supieron por aquí, me vacilan. Me dicen ‘el difunto, el difunto’”, dijo Solano al medio televisivo, en un tono jovial, a pesar de la grave confusión.
De acuerdo con el medio, el pasado 12 de octubre falleció un habitante de calle en el centro médico, al cual le adjudicaron la cédula y el nombre de Solano en la epicrisis. Por esto, con ese mismo número, expidieron el certificado de defunción del hombre, el cual fue compulsado a la Registraduría, la cual canceló la identificación por muerte.
Cuatro meses después, al intentar sacarle una cita al adulto mayor, le dijeron a su hija que su padre había fallecido. “Yo le solicité una cita en enero para un medicamento que corresponde a su tratamiento y me dicen que mi papá aparece como fallecido. Me acerco al Hospital de Barranquilla y me entregan epicrisis y acta de defunción de la persona fallecida, no es mi papá porque está vivo”, dijo la hija de Ángel, Didier Solano Díaz, a Última Emisión.
SIGA LEYENDO: