Las reacciones a la elección de César Augusto Abreo como nuevo presidente del Consejo Nacional Electoral, CNE, no se hicieron esperar. El primero en hablar públicamente del tema fue el principal afectado por los resultados obtenidos el pasado miércoles 10 de marzo, el magistrado Jorge Enrique Rozo.
En diálogo con W Radio, el exrepresentante a la Cámara por Cambio Radical, señaló que su derrota, a pesar de haber obtenido la mayoría de votos, se debe a intenciones ocultas del registrador Nacional, Alexander Vega, y del actual Gobierno colombiano. No hay que olvidar que Rozo era el siguiente en lista para ocupar el puesto según el sistema de turnos que usualmente emplean los miembros de la corporación para mantener equidad y evitar roces.
Al ser consultado sobre los posibles motivos que pudo tener Vega para interferir en la votación, el magistrado señaló que eso “habría que preguntárselo al doctor Vega. Cuál es el interés que realmente él tiene al meter la mano en una elección que no le corresponde”.
En ese sentido, cuestionó las presuntas acciones del registrador, señalando que si metió la mano en una elección como la del Consejo Nacional Electoral, “qué puede pensar el pueblo colombiano cuando estamos a puertas de unas elecciones y él es el encargado de realizarlas, ¿Qué garantías le puede dar a unas elecciones como estas si es capaz de meterle la mano a la elección del CNE?”.
Para darle soporte a sus alegatos, Rozo contó a la emisora que el registrador Vega se habría reunido con varios magistrados del Consejo y, en un “alarde de poder”, habría llamado al ministro del Interior, Daniel Palacios, para conversar sobre la necesidad de “mantener al candidato del Centro Democrático —Renato Rafael Contreras— en la pelea, así no sacara votos, y ayudar al doctor Abreo”.
El Consejo Nacional Electoral tuvo una primera votación para elegir presidente el pasado 3 de marzo, en la que Rozo obtuvo cinco votos, Contreras dos y Abreo uno; un cuarto candidato fue Jaime Luis Lacouture, quien no obtuvo ningún sufragio. Por este motivo, y teniendo en cuenta que gana quien logre seis votos, las elecciones tuvieron que repetirse el pasado 10 de marzo, donde se repitieron exactamente los mismos resultados, con la novedad de un voto en blanco que pertenecería a Virgilio Almanza.
Por ese motivo, y gracias a una norma técnica del CNE que indica que indica que de no lograrse la mayoría simple se asigna el cargo por orden alfabético de los apellidos, es que la presidencia quedó en manos del magistrado de corriente Liberal.
Tanto los hechos como la versión ofrecida por el magistrado en W Radio parecen sustentar lo reportado el pasado miércoles por el diario El Espectador, que aseguró que el plan del nuevo presidente fue, desde el inicio, el de forzar ese tecnicismo al evitar lograr la mayoría simple. “Abreo, del Partido Liberal, al no encontrar apoyo de la mayoría, se alió con los del Centro Democrático, torpedeando la elección de Rozo. Divide y reinarás”, afirmó una fuente anónima, citada por el periódico colombiano.
Sobre el nuevo presidente, Rozo sentenció que, “lo que pasa es que ahí hay, como en todo lado, personas que no nos dejamos manosear fácilmente y hay otros que se vuelven de bolsillo. Creo yo que lo que él —el registrador Vega— quiere tener es un presidente de bolsillo al que pueda manipular y al que pueda seguramente hasta darle ordenes de qué hay que hacer y qué no hay que hacer, y esa persona indudablemente que no era yo”.
En ese sentido, comentó que tanto a él como a varios otros miembros de la corporación les queda un sentimiento de preocupación, pues con lo sucedido no les queda claro en qué condiciones tendrán que ejercer control sobre las elecciones presidenciales del 2022, sobre todo teniendo en cuenta que las herramientas con las que cuentan para esa tarea “son muy precarias”.
A pesar de ello, el magistrado señaló que no renunciará a su puesto en el CNE. Por el contrario, dijo, “hay que mantenernos ahí y hay que dar las batallas que hayan que darse, total el que debiera renunciar es el registrador porque el que ha sido indelicado es él, no yo”.
Continúa, entonces, la tensión originada luego de que se confirmara la salida de Hernán Penagos Giraldo de la presidencia del Consejo Nacional Electoral, CNE, el pasado 18 de febrero.
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