Diego Fernando Patiño, un colombiano que fue adoptado por una familia holandesa, se convierte en una de las molestias más grandes de las autoridades de dicho país, y de sus ciudadanos. Van Straalen, los apellidos de Diego Fernando asignados al llegar al país, ubicado en el noreste de Europa, ha venido estafando a extranjeros que llegan a Colombia con intereses turísticos, a través de recorridos por el territorio, y bajo la solicitud de donaciones, supuestamente, dirigidas a Medellín.
La historia del colombiano fue revelada por el periódico nacional que, a través de capturas de pantalla de chats privados, demuestran cómo el hombre engaña a sus víctimas. De acuerdo con el medio, en Facebook, hay una comunidad de más de 300 personas que han denunciado haber sido robados por Diego Fernando y quienes, a pesar de alzar la voz en contra del hombre, no han recibido soluciones legales.
Las movidas del colombiano fueron exhibidas por el que, según El Tiempo, sería el periódico más grande e importante de Holanda, De Telegraaf, le hizo una nota especial a Patiño, en donde resaltaba las acciones benéficas que, supuestamente, hacía el hombre en beneficio de Colombia, como las donaciones económicas a Medellín. La nota del periódico buscaba hacer que el colombiano tuviera visibilidad, luego de que, por la pandemia, el hombre asegurara que no había podido captar recursos.
El medio de comunicación fue advertido por la población, y recibió múltiples comentarios solicitando que se eliminara la nota porque el hombre era un estafador.
“Por la pandemia él no pudo trabajar y estafar turistas, entonces él estaba buscando otro negocio y empezó algo de una fundación informal pidiendo donaciones en los grupos de extranjeros, diciendo que no confíe en las fundaciones oficiales, ni en el gobierno porque el dinero desaparece. Mostraba videos ayudando personas y lo que realmente hizo fue regalar bolsas de agua”, le dijo una de las víctimas del colombiano al medio holandés.
Ante el escándalo, comentó una de las víctimas de Van Straalen, el presunto estafador salió en defensa propia, “tuvo una rabia enorme y comenzó a decir que las fundaciones son corruptas”, dijo uno de los denunciantes.
“Es alguien enfermo y un peligro para los turistas porque él los lleva al Bronx (de Medellín), cuando está con ellos los estafa, los lleva cuando está borracho o con drogas y los deja solos en lugares oscuros, trata de hacer negocios con personas y se va con la plata, promete a todo el mundo y no cumple. El problema es que los turistas no pueden denunciar porque ellos no entienden el español, la policía no hace nada, entonces es muy difícil”, denunció otro ciudadano, en la información a la que tuvo acceso El Tiempo.
De acuerdo con los testimonios en contra de Patiño, el colombiano deja a los turistas extranjeros solos en Medellín, a su suerte y, al ser cuestionado, se comporta agresivo y no responde con lo prometido en sus negocios.
“Cuando el cliente pregunta, se enoja y se pone violento. No tiene licencia para ser guía turístico, no tiene RUT ni empresa, no paga impuestos. Lleva turistas en medio de la noche a lugares peligrosos en el centro donde la gente vende heroína y les vende cocaína a los turistas (...) Me preocupa que le dé mala reputación al turismo en Medellín porque trata mal a los turistas. Estamos buscando mejorar la imagen de Colombia, porque mucha gente todavía piensa que Colombia es peligrosa. Pero con gente como él es difícil”, indicó una de las víctimas a El Tiempo.
La tía biológica del hombre, Mónica Regalado, le confirmó al medio colombiano que el hombre suele ejecutar delitos como este, pero que, durante un buen tiempo, aseguraba que se dedicaba a ser inversionista y ejecutivo en Marketing, y empresario y promotor de grandes eventos con DJ’s.
Un día, comentó la tía, Diego Fernando le preguntó respecto a la forma correcta de invertir cuatro millones de euros, cifra que alertó a Mónica, y lo que la hizo dudar frente a los verdaderos trabajos de su sobrino, “si él era inversionista, ¿cómo no iba a saber en qué invertir en Medellín? Era muy sospechosa su forma de actuar”, le comentó al periódico colombiano.
En 2018, relató Mónica, el hombre llegó a Colombia desde Islas Canarias, en donde, con el supuesto objetivo de conocer Medellín, terminó estafando a su propia familia y a cerca de 60 personas en una fiesta de fin de año.
Ante la falta de acciones por parte de justicia, Mónica explicó que su sobrino ha sido estratégico a la hora de actuar pues, aunque estafa a la gente, no hay forma de demostrar sus crímenes, pues sus víctimas colaboran, inocentemente, con que el hombre siga delinquiendo, ”estafar sí da cárcel, pero cuando las personas le están dando voluntariamente el dinero, cuando es contratado, eso ya no es estafa. Pone a los turistas en peligro, pone en peligro la vida de ellos porque los lleva a ollas de drogas y los amenaza, pero no hay cómo comprobarlo. No hay nada en el WhatsApp, no hay nada escrito, o sea, Diego sabe cómo hacer las cosas para que no lo arresten”, explicó la mujer.
Según las investigaciones, en Holanda, el hombre ha estafado a varias personas, acción ilegal que le ha dejado ganancias cercanas a los diez mil euros. El Tiempo explicó que, por el momento, las autoridades no tienen pistas del paradero del presunto delincuente.
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