14 sacerdotes del país se reunieron para solidarizarse y apoyar al obispo de Buenaventura

Los prelados estuvieron en la ciudad portuaria, en el Pacífico colombiano, para rechazar las amenazas contra el monseñor Rubén Darío Jaramillo y la ola de violencia en esa zona del país

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El obispo de Buenaventura, Ruben
El obispo de Buenaventura, Ruben Darío Jaramillo, viene denunciando la violencia en esa ciudad, por o que recibió amenazas de muerte. Foto: EFE/ Ernesto Guzmán Jr./Archivo

Para solidarizarse con la máxima autoridad eclesiástica en Buenaventura (Valle del Cauca), monseñor Rubén Darío Jaramillo, quien recibió recientemente amenazas de muerte, 14 obispos de los departamentos de Chocó, Valle, Nariño y Cauca se reunieron el jueves en la ciudad portuaria para respaldarlo.

Además de apoyar en este duro momento al obispo de esa población en el occidente de Colombia, los prelados también rechazaron la ola de violencia que está afectando la región Pacífica.

En el periódico El País de Cali, informaron que entre los sacerdotes que se solidarizaron con Jaramillo estuvo el arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda, quien manifestó que: “Consciente de la grave situación humanitaria y de violencia que sufren los pueblos de la región del Pacífico y del Sur Occidente de Colombia, le expreso, junto con mis obispos auxiliares, mi solidaridad y cercanía, y manifiesto mi rechazo más enfático a las amenazas de las que ha sido objeto el obispo de Buenaventura, monseñor Rubén Darío Jaramillo, y tantas otras personas y comunidades”.

Al jerarca de la capital colombiana, se sumó el de Popayán, monseñor Omar Alberto Sánchez: “Nos duele profundamente que un obispo sea amenazado simplemente por poner en evidencia lo que todos vemos”.

El prelado de la capital caucana también sostuvo que los más afectados por esta oleada de violencia son los campesinos, indígenas y afrodescendientes, que aseguró que estaban sometidos por quienes tienen armas y los corruptos, que en sus territorios siembran minas y confinan ilegalmente a la población.

En la reunión, también se denunció la persecución violenta contra los líderes católicos en el país, ya que, según afirmó Oscar Múnera, obispo de Tierradentro (Cauca), por el conflicto armado en el país, han sido asesinados más de 70 sacerdotes y religiosas.

Buenaventura está padeciendo una oleada de violencia, luego de que en la banda criminal ‘La local’ ocurriera una división entre dos grupos a su interior: ‘Los espartanos’ y ‘Los shottas’, quienes quieren buscar dominar los negocios criminales de esa estructura al margen de la ley.

Los hechos violentos comenzaron tras una serie de 6 homicidios que se perpetraron en esa ciudad el 30 de diciembre de 2020, y que, pese a la intervención que vienen realizando la Fuerza Pública y las autoridades departamentales y nacionales, siguen aterrorizando a los habitantes de esa ciudad.

Ante esta situación, el obispo de la ciudad está denunciando la violencia y con los líderes sociales de Buenaventura encabezó la bendición de una cadena humana que se realizó el pasado miércoles 10 de febrero, con el que los bonaverenses rechazaron las acciones de los grupos delincuenciales que azotan a su territorio, pero por este liderazgo, monseñor Jaramillo comenzó a recibir intimidaciones.

“He venido recibiendo unas amenazas, por parte de algunas personas que dicen que son poderosos en el Distrito, y que les incomoda las declaraciones del Obispo de Buenaventura. Una persona informó a un sacerdote que le habían ofrecido dinero para quitarme la vida”, expresó Jaramillo el martes.

Tras conocerse de los amedrentamientos, desde el gobierno Nacional se comprometieron a reforzar el esquema de seguridad del prelado.

“Tuve la oportunidad de hablar con monseñor y me confirmó el incremento de su seguridad y vamos a seguir haciendo presencia de la fuerza pública porque el mensaje tiene que ser claro y es que en Buenaventura vamos a derrotar a los criminales”, informó el ministro del Interior, Daniel Palacios.

La reunión de los obispos colombianos en Buenaventura también se llevó en el marco de Agenda Regional Eclesial de Paz del Pacífico y Suroccidente, evento en el que los religiosos reafirmaron su compromiso por la reconciliación en esas zonas del país.

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