Los ‘falsos positivos’, uno de los capítulos más oscuros del conflicto armado colombiano, involucran a unos 1.500 militares que engañaban a civiles para asesinarlos y presentar mejores resultados a sus superiores y de esta forma obtener permisos, premios y otros beneficios. Ante la nueva cifra preocupante revelada por la JEP en la que establece más de 6 mil víctimas de estos crímenes, el medio de noticias internacional Sputnik Mundo habló con uno de los soldados que participó en el asesinato de estos civiles.
La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) reveló el pasado 18 de febrero que por lo menos 6.402 colombianas y colombianos fueron víctimas de muertes ilegítimamente presentadas como bajas en combate entre 2002 y 2008 en un comunicado. El mismo periodo en el que Álvaro Uribe Vélez fue presidente de Colombia.
Jeider Ospino fungió como soldado colombiano durante ese mismo periodo de tiempo, según reveló al medio internacional, en 2006 hizo parte de la contraguerrilla Arpía 1, un grupo especial de las fuerzas armadas colombianas, bajo el mando del Batallón Cartagena, para combatir a las guerrillas que operaban en la Costa Caribe del país. Fue durante su paso por ese grupo, cuando Ospino participó en dos ejecuciones extrajudiciales que, actualmente, no lo dejan dormir en paz.
Según Ospino, en el año 2008 fue retirado del Ejército por un crimen que, asegura, él no cometió; sin embargo, reconoce que en lo que sí tuvo participación fue en los mal llamados ‘falsos positivos’. Actualmente, este exsoldado vive del rebusque en una ciudad importante del país y está dispuesto a declarar ante la JEP lo que sabe sobre el asesinato de civiles por parte del Ejército Nacional.
El inicio de las presiones por resultados
A Sputnik Mundo, el exsoldado reveló que durante los primeros años del mandato de Álvaro Uribe Vélez (2002 - 2006) las operaciones del Ejército se mantuvieron bajo la legalidad, pero que después de un tiempo empezaron a presionar a las fuerzas armadas para que dieran mejores resultados.
En donde yo operé, el enemigo se fue retirando hacia la frontera y al no encontrar con quien combatir fue que se inventaron los falsos positivos, porque había mucha presión para entregar resultados que se pagaban con bonificaciones, premios, vacaciones, comisiones y medallas.
Alfredo Molano, periodista que escuchó el relato de Jeider Ospino, retrató que este exsoldado evitaba hablar de sus propias acciones, pero en medio de sus confesiones se detuvo y reconoció sus actos. El exsoldado recuerda las dos veces que participó en los ejecuciones extrajudiciales y, aunque han pasado más de 10 años, recuerda cada fecha como si hubiera sido ayer.
Para decirle la verdad, la verdad, hoy hace 15 años, un 19 febrero, participé en Villanueva, La Guajira, de un resultado que no era legal.
Ospino reveló que, en ese entonces, ayudó a desaparecer a dos hombres que habitaban en esa zona, “se están cumpliendo 15 años de la desaparición de esas personas, porque esos dos señores no aparecen en víctimas ni nada de eso, y para serle sincero y para decirle de la verdad a usted y a Colombia, sí participé en los falsos positivos”.
Luego, Ospino recordó que el 2 de abril de 2006 se levantaron temprano, pues debían hacer un registro en algunas zonas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Después de 20 minutos caminando por la zona, el exsoldado recuerda que entraron en combate, el cual duró cerca de 10 minutos, cuando se detuvieron los disparos “yo me acerqué al punto donde estaba la avanzada vi que había dos hombres tirados en el piso. Se me hizo raro que el teniente dijera que siguiéramos disparando hacia cualquier lado”.
Mire que antes decían una cifra de 2.000 y pico falsos positivos, ahora dicen 6.000 y algo, pero en realidad yo creo que por ahí pasó la cifra hace rato.
Según Jeider Ospino, ninguno de esos dos hombres era guerrillero, pero fueron presentados como tal, “me quedó la duda sobre lo que había pasado, pero al rato supimos que estábamos participando en una ejecución extrajudicial”. Semanas después, conocieron que otros dos hombres fueron asesinados de la misma manera, “aunque yo no disparé directamente siento que participé del falso positivo porque en mi conciencia quedó que habíamos matado a dos inocentes y que los hicimos pasar por guerrilleros sin serlo”.
Los premios y reconocimientos recibidos
El exsoldado reveló al medio internacional que por esos cuatro asesinatos, en los que él participó, él y sus compañeros recibieron algunos premios. “En la baja dieron como recompensa $30 millones (8.332 dólares), y en la segunda ejecución dieron un mes de permiso. Cada guerrillero legalizado se tasaba en una recompensa en dinero”.
¿Quién dio la orden?
Para Jeider Ospino, las ejecuciones extrajudiciales o ‘falsos positivos’ no son hechos aislados de los uniformados, de hecho, cree que estas no habrían sido posibles si no fuera por las órdenes de los altos mandos. Reveló que, en 2006, el general Mario Montoya, uno de los 10 generales citado por la JEP, llegó a Aracataca e instauró una división con cerca de mil soldados que tenían la orden de dar resultados con más de 20 bajas.
Para no alargar tanto el cuento, de enero a diciembre, creo que fueron como 70 y algo de bajas y si 10 eran guerrilleros era mucho, los demás eran falsos positivos.
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Está arrepentido
“Primero que todo quiero pedirles perdón a esas familias, y segundo, pedirle a la JEP que se haga justicia, para que se encuentren los cuerpos de esas personas que asesinamos y enterramos como guerrilleros. Creo que en las ejecuciones que fueron en abril, fueron una muchacha y un muchacho. A la muchacha la reclamaron, pero los señores siguen enterrados como guerrilleros”, destacó Ospino.
El exsoldado le dijo al portal de noticias internacionales que quiere llegar a la JEP para revelar y denunciar cada acto del que tuvo conocimiento. Además, porque señaló que es injusto que mientras muchos soldados han sido condenados por estos casos, los altos mandos directamente relacionados siguieron su carrera militar; reseñó el caso del mayor Leonardo Fabio Caro Cancelado, que en diciembre ascendió a general de la República y que fue el segundo comandante del batallón del que él hizo parte en 2006.
No es justo que un señor de esos, que tienen el uniforme empapado de sangre, sea general de la República. Yo siempre pienso en los soldados que están presos, personas que los condenaron a veinte, treinta hasta cincuenta años, o sea con todo el peso de la ley, pero los comandantes de batallón sí siguieron su carrera militar.
Por ahora, el testimonio de Jeider Ospino no se ha escuchado en la Jurisdicción Especial para la Paz, pero él quiere comparecer ante esta para revelar la información que tiene, pedir perdón a las víctimas y aportar a la verdad que, según él, debe conocer toda Colombia.
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