El Museo del Caribe, el Teatro Amira de la Rosa y el Museo de Arte Moderno de Barranquilla (MAMB) son los tres ‘elefantes blancos’ más importantes de la capital atlanticense. Estas construcciones están en estado de abandono y la ciudadanía pide reactivar estos lugares para así tratar de sacar a la ciudad de la crisis cultural que padece desde hace varios años. Ante los reclamos, la máxima autoridad local, Jaime Pumarejo, afirmó que promover este sector es muy difícil y que el distrito no puede hacer mucho, ya que los espacios están en manos de entes privados.
“Hacer cultura es difícil y a veces no sostenible” - Jaime Pumarejo
En el caso del Museo del Caribe, el edificio está seriamente deteriorado y por eso fue cerrado, y el MAMB no ha terminado de construirse y la obra está paralizada. El alcalde explicó que estos espacios fueron construidos con recursos públicos, pero en lotes de fundaciones privadas que se comprometieron a administrarlos. Todo indica que la gestión no ha sido efectiva, pues la deuda acumulada de los dos espacios asciende a los 13.000 millones de pesos.
“Aunque hemos entregado recursos anuales para su operación a través de convenios, ningún ente público hace parte de sus juntas directivas. La deuda acumulada en el manejo del MAMB y el Museo del Caribe suma ya $13.000 millones”, escribió Pumarejo en sus redes.
Ante esta declaración, un sector le recordó al mandatario que, tanto el Distrito de Barranquilla, como el departamento del Atlántico, sí hacen parte de la junta directiva del Parque Cultural del Caribe en calidad de suplentes.
A pesar de esto, el mandatario sostuvo que desde el sector público no se puede hacer mucho más por estos espacios. Pumarejo aseguró que, desde la alcaldía y la gobernación han tratado de reactivar estos espacios, pero para eso es indispensable que vuelvan a manos del Gobierno local.
“Desde el 2020, la Gobernación del Atlántico y el Distrito hemos venido insistiendo que estamos listos para recibir, sanear, recuperar y mantener estos escenarios culturales. Solo podemos hacer inversiones públicas en bienes de propiedad pública”, aseguró Pumarejo.
En cuanto a la situación del icónico Teatro Amira de la Rosa, este espacio está cerrado desde 2016, cuando un estudio indicó que su infraestructura presentaba daños severos que podrían comprometer la vida de las personas que ingresaran al lugar. Pumarejo recordó que, este lugar no está en el olvido, sino que el avance de su restauración depende del Banco de la República.
“El Amira de la Rosa acusaba los mismos problemas, pero el Banco de la República se ha comprometido a diseñar su reconstrucción y, de la misma forma, operar y mantener. En nombre de Barranquilla pedimos agilizar el proceso. Estamos dispuestos a colaborar y hacer más expedito el cronograma”, escribió el mandatario.
Lo manifestado por Pumarejo no convence a un sector de la población que, asegura que esta administración junto a las pasadas, han dejado morir el sector cultural de la ciudad.
Aunque no fue mencionado por el alcalde, y no es su competencia, los barranquilleros también reclaman que se intervenga la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico (Uniatlántico), ubicada en la calle 68 con carrera 53 en la ciudad.
El edificio de Bellas Artes se caracteriza por su diseño republicano y es otra de las joyas arquitectónicas de Barranquilla. Desde que se designó en 1940 como un espacio cultural, y posteriormente como una facultad de Uniatlántico, ha contribuido a marcar la historia de la ciudad por poseer los programas de formación artística a nivel superior más antiguos de toda la región.
Durante los últimos años, este espacio no es ni sombra de lo que solía ser, y por eso parte de los barranquilleros han demostrado su descontento con la situación. Incluso, a inicios de año, Elías Lacouture, un joven de 24 años, hizo una huelga de hambre durante días con el fin de llamar la atención de las directivas de la institución y las autoridades locales y nacionales para que intervengan la estructura del edificio.
El edificio de Bellas Artes presenta problemas que se deben al tiempo, la falta de mantenimiento, la humedad, el comején y modificaciones estructurales que se han hecho sin estudios previos.
Desde 2017, las autoridades departamentales crearon una mesa de concertación para planear la reconstrucción de Bellas Artes pero hasta ahora no hay obras concretas. A mediados del año pasado se conoció que el proyecto de intervención había asegurado 12 mil millones de pesos y estaba terminado en un 70 por ciento para luego pasar a la fase de ejecución, pero hasta el momento no se ha informado nada más y el recinto sigue cerrado.
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