A principios de febrero de 2021, la Defensoría del Pueblo emitió dos alertas tempranas para notificar poblaciones que estaban en riesgo por la violencia. La advertencia del organismo de control señaló que en Buenaventura, departamento del Valle del Cauca, hay un recrudecimiento de la violencia. Este hecho tiene en peligro a alrededor de 170.500 personas, que habitan las comunas 7, 10, 11 y 12 y el corregimiento 8 del distrito.
La situación del puerto colombiano llamó la atención del diario británico The Guardian, que este martes publicó un artículo que tituló: “La ‘capital del horror’ de Colombia se desespera en medio de una nueva ola de violencia de pandillas” y describe a la ciudad con “una historia de asesinatos brutales y ‘casas de pique’, donde los cuerpos fueron desmembrados y arrojados al mar”.
Allí, dialogaron con Danelly Estupiñán, una activista social que ha denunciado desde hace años la corrupción en el puerto. “Llegó para encontrarse con The Guardian en un auto blindado, acompañada de dos guardaespaldas. Se ha visto obligada a vivir bajo protección desde la publicación de una investigación en la que trabajó hace cinco años, que expone la corrupción en el puerto de la ciudad. Ha recibido numerosas amenazas de muerte y la siguen continuamente”, relató el medio inglés sobre Estupiñán.
A ese medio, la activista le contó que la ola de violencia en Buenaventura es una “situación realmente crítica, una crisis humanitaria (....) Hay pánico colectivo, una sensación generalizada de inseguridad en la que no podemos sentirnos a gusto ni siquiera en nuestros propios vecindarios, casas o espacios públicos”.
La activista comentó al diario extranjero que, las “fronteras invisibles” entre barrios hacen imposible o extremadamente peligroso, que la población local se mueva. Muchos ciudadanos de hecho, como se registró hace unas dos semanas, han huido de la ciudad, salen desplazados hacia otras regiones del país.
“Siento que todas las amenazas no son nada en comparación con la injusticia que vive la gente de Buenaventura (...) Si no puedo vivir en paz en mi propio territorio, seguiré asumiendo riesgos para al menos intentar hacer un cambio y no simplemente hacer la vista gorda”, le dijo Estupiñán a The Guardian.
El medio inglés también habló con el rapero Leonard Rentería, de 28 años, quien fue tendencia en las redes sociales cuando fue invitado a un programa radial para hablar de la situación de Buenaventura, reprochó la pregunta de una periodista y contestó: “La gente de Buenaventura está cansada de esta situación, la gente quiere vivir tranquila y no puede porque no hay garantías. ¿Te parece poco toda la pobreza en la que vive la gente? 80 % de pobreza, 63 % de desempleo y no les parece que es justo que nosotros nos tomemos las vías”.
Ahora, en conversación con The Guardian, Rentería explicó: “La realidad de la pobreza, el abandono y el desempleo es que muchos jóvenes terminan uniéndose a estos grupos”. Y agregó que, “el rap ha sido una forma de protesta para mí... una forma de mostrar públicamente la realidad aquí, pero también es una forma de expresar toda la ira que siento por todo lo que sucede aquí”.
“Muchas personas en Buenaventura, a pesar de la inacción del gobierno, todavía esperan un futuro mejor”, concluyó el diario inglés, tras consultar a varias fuentes que le explicaron lo que vive la ciudad portuaria de Buenaventura.
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