Si la llegada de las vacunas contra el covid-19 al país ha brindado esperanza a los colombianos, el recrudecimiento de la violencia —pese a la firma de los Acuerdos de Paz en 2016— en las regiones, que durante décadas han padecido el conflicto armado, se le ha robado a sus pobladores.
En los primeros 53 días de este 2021, el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) ha documentado 14 masacres en el territorio nacional, que han dejado 56 víctimas mortales. Es decir, en Colombia mueren 1,05 personas a diario en una masacre.
En las masacres más recientes, en el municipio de Tumaco (Nariño), entre el 20 y 21 de febrero —porque se pensaba que era solo una, pero según el MinDefensa fueron cuatro hechos distintos, lo cual elevaría las cifras de Indepaz— se registraron once muertos.
En contexto: Ministro de Defensa confirma que el saldo de la masacre en Tumaco es de once muertos
Lo que preocupa de las masacres es que no solo se han venido acrecentando en 2021, sino que desde 2017 han venido en aumento, y, pese a los consejos de seguridad encabezados por el Ministerio de Defensa y los altos mandos de la Fuerza Pública, no han cesado.
Los registros de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) evidencian que en 2017 hubo 12 masacres que dejaron 49 víctimas; en 2018 fueron 27, con 105 víctimas; en 2019 fueron 35, con 113 víctimas; y, a corte de diciembre de 2020, se perpetraron 66, con 255 víctimas mortales.
En 2017, 522 colombianos murieron en 140 masacres documentadas por la OCHA. Pero la cifra aumenta si se parte de los registros de Indepaz: solo en 2020 hubo 381 asesinados en 91 masacres.
Los departamentos más afectados
En los dos primeros meses de este año, los departamentos más afectados por las masacres han sido Antioquia, con cuatro de las 14 masacres perpetradas, seguidos de Cauca (3), Nariño (3) Valle del Cauca (2), Caquetá (1) y La Guajira (1).
La particularidad es que Antioquia (21), Cauca (14) y Nariño (9) también fueron los departamentos en los que se presentaron más masacres el año pasado, según Indepaz. Y los tres tienen algo en común: en ninguno de ellos el Estado ha logrado ocupar el vacío que dejaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) tras la firma de los Acuerdos de Paz.
“Desde el último año de Santos, ya firmados los Acuerdos de Paz, no se aprovechó la coyuntura para crear institucionalidad en regiones olvidadas. El Gobierno Duque tampoco lo ha hecho. Y el vacío que dejaron las Farc lo ocuparon estructuras criminales dedicadas al narcotráfico, la extorsión y la minería ilegal”, explicó Luis Fernando Trejos, doctor en Estudios Americanos e investigador del conflicto y posconflicto en Colombia.
La lucha por la legitimidad en esos territorios, como lo señaló Diego Restrepo, coordinador de la línea de conflicto, paz y posconflicto de la Fundación Paz y Reconciliación a Infobae Colombia en septiembre de 2020 — el mes en que más masacres se registraron (16)—, es lo que ha llevado a arremeter contra la población civil. Y la problemática se agudiza en poblaciones con procesos de organización y participación consolidados.
“En regiones con procesos de organización afro, indígena y campesina fuertes, como en el norte del Cauca, por ejemplo, la violencia se recrudece: las estructuras armadas ilegales buscan romper desde adentro el ejercicio de participación comunitaria y de organización para hacerse con el control”, aseguró Restrepo.
¿Cuál es la solución?
Expertos como Trejos y Restrepo coinciden en que se deben desplegar las Fuerzas Armadas para combatir a estructuras armadas como el ELN, ‘Clan del Golfo’ o ‘Los Caparros’, pero también consideran que se tiene que construir institucionalidad desde y con las comunidades, pues, en últimas, son ellas quienes entienden las particularidades de sus territorios.
Juan Carlos Garzón, director de dinámicas del conflicto de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), ha explicado: “Ahora tenemos estructuras más fragmentadas, con múltiples organizaciones, influencia local y, en algunos casos, regional. Son actores cuya ideología ha perdido fuerza, con ciertas excepciones”.
“Solo en Tumaco —comenta Trejos—, se habla de la disputa entre 12 bandas”. De ahí, que la dinámica de las masacres varíe a nivel local, razón por la cual las alternativas y soluciones también se entiendan desde lo micro, de lo específico a lo general; escuchando a las comunidades.
Acerca de las masacres en Tumaco, se ofrecen recompensas
Conforme con el Ministerio de Defensa, lo ocurrido el fin de semana en Tumaco corresponde a cuatro hechos diferentes de homicidios “que presuntamente están relacionados con el intento de control territorial de Grupos Armados Organizados ‘Contadores’ y ‘Oliver Sinisterra’”. De ahí, el anuncio de recompensas con quien dé información que posibilite encontrar a los cabecillas de estos grupos.
- Alias El Gringo cabecilla Oliver Sinisterra y alias Mario 40 cabecilla de los Contadores hasta $200 millones.
- Alias Albeiro de la Óliver Sinisterra hasta $100 millones.
- Alias Uriel de los Contadores hasta $100 millones.
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