Revelan escabrosos detalles sobre cómo operaba una banda de violadores en serie que se hacían pasar por taxistas en Barranquilla

Los hombres se aprovechaban de mujeres solitarias y lugares oscuros en el Área Metropolitana.

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El pasado 9 de febrero fueron capturados tres falsos taxistas en Barranquilla y Soledad, Atlántico. Los hombres, de acuerdo con las autoridades, habrían violado al menos 15 mujeres en toda el área Metropolitana entre el 27 de diciembre de 2020 hasta inicios de 2021.

El Heraldo de Barranquilla tuvo acceso a partes de la investigación que adelantan la Fiscalía, Sijín y Ejército. Allí el taxi se convirtió en una pieza fundamental para determinar la culpabilidad de estos tres violadores en serie que tenían aterrorizadas a las mujeres de la Capital del Atlántico.

El diario recoge que los expertos descubrieron dentro del vehículo detalles que las propias mujeres describieron y pertenencias de estas.

“Los peritos forenses recogieron fluidos corporales que se encontraban en los tapetes y en los cojines del vehículo que se encuentran en análisis. También, un aceite que sería utilizado para los tocamientos y una correa que sería de una de las víctimas, al igual que un bóxer de hombre lleno también de fluidos”, precisó el investigador que habló con El Heraldo.

Uno de los detalles más escabrosos que revelan los investigadores es que se encontró que los tres sujetos “utilizaban cintas adhesivas para someter a mujeres y así poder lograr su objetivo”.

En la guantera del taxi tenían un paquete de tabocas que eran colocados en los ojos de las mujeres y las amedrantaban diciéndoles que tenían un arma de fuego o un cuchillo y que si gritaban las iban a herir, para que ellas accedieran a sus pretensiones sexuales. Al momento en que las dejaban abandonadas las bajaban con los ojos cubiertos por el tapabocas y les decían que como miraran la placa del vehículo las asesinaban.

Un punto de inflexión para los investigadores fue el encontrar múltiples coincidencias en los detalles de las denunciantes, por lo que decidieron usar técnicas avanzadas de medicina forense y hasta psicológica para encontrar a los culpables.

Estos tres sujetos fueron señalados por sus víctimas a través de reconocimiento de álbumes fotográficos que inicialmente logramos realizar a través de retratos hablados. Fue necesario un análisis criminal con una base de datos que manejamos y allí determinamos que todos los casos tenían el mismo patrón de conducta. Fue necesario también un psicólogo criminal que nos orientó con el perfil de cada uno de los responsables.

Las entrevistas, de acuerdo con los expertos, fueron clave para poder identificar coincidencias cosas como el método en el que abordaban a las víctimas y las atrocidades que les realizaban. Puntos que, junto a seguimientos de inteligencia, ayudaron saber quienes eran los responsables.

Realizamos las entrevistas a las víctimas que nos permitió identificar el mismo modo de operar en todos los casos, es decir, cómo las abordaban, qué tipo de actividad les realizaban entre otros aspectos que fueron fundamentales en las investigaciones como seguimientos por parte del personal de inteligencia.

En las entrevistas las mujeres dieron detalles como placas, interior del vehículo, el tapizado del interior y el tipo de vidrio polarizados.

Las víctimas identificaron que en el interior del vehículo la perilla del seguro no estaba, lo que hacía que no pudieran abrir el carro cuando las estaban robando y abusando. Además, coincidían en cosas que parecían insignificantes, pero jugaban un papel importante como el tapizado del vehículo, los vidrios polarizados y hasta las letras y números de las placas que fuimos construyendo poco a poco.

La fuente consultada por el diario Barranquillero contó que uno de los involucrados les daba dinero para que pudieran regresar a sus casas.

Uno de los tres era el más pasivo porque era quien dialogaba con las víctimas sin violencia y hasta les daba dinero para devolverse a sus casas, pero eso no lo exime de su responsabilidad dentro de la banda porque también es señalado de violar a varias mujeres.

Según los relatos de las mujeres, al principio los hombres les decían que no iba a abusar sexualmente de ellas, pero luego usaban el pretexto de que debían desnudarlas para buscar objetos de valor ocultos en sus zonas íntimas.

Uno de los pretextos que utilizaban para abusarlas era que debían quitarse la blusa para poder revisar si no tenían objetos de valor ocultos en esas zonas. Desde ese momento era que iniciaba el tocamiento de sus partes íntimas, las obligaban a que se desnudaran completamente y hasta que les realizaran sexo oral.

Los culpables responden a los apodos de ‘El Menor’, ‘El Picha’ y ‘Anton’, quienes actuaban solo en ciertas zonas de la ciudad, algo que fue descubierto por las cámaras de la Policía.

Utilizaban horarios específicos para poder cometer este tipo de hechos como altas horas de la noche y las madrugadas. Ellos operaban puntualmente en la calle 30 con dirección hacia Malambo y Soledad, la Circunvalar, Cordialidad, entre otras. Ya tenían referenciados los puntos que los pasajeros frecuentaban para utilizar este tipo de servicio informal y así poder coger a sus víctimas que eran mujeres con cuerpos esbeltos y que llamaban la atención.

Las autoridades dicen que los tres violadores tenían un recorrido desde Barranquilla hasta Soledad o Malambo, donde cometían los crímenes.

El vehículo por lo general siempre iba a toda velocidad y por las cámaras analíticas, junto con los testimonios de las denuncias, pudimos establecer que eran alrededor de 60 minutos los que utilizaban estas personas para cometer los robos y abusos.

Las autoridades aseguran que los culpables son Ricardo Rodríguez Gutiérrez, de 21 años, alias Menor. Este está acusado de delitos como lesiones personales, porte ilegal de armas, homicidio, abuso de confianza y acceso carnal violento; Jean Carlos Escorcia Nova, de 27 años, quien tiene anotaciones por hurto calificado y acceso carnal violento. Y por último está Antony Edgardo Amarís Jiménez, de 23 años, quien sería el conductor del vehículo.

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