Paul Naranjo y Julián Ortegón, acusados de feminicidio agravado en el caso Ana María Castro, hoy permanecen tras las rejas. Sin embargo, el crimen contra la joven de 21 años, que el próximo 4 de marzo cumplirá 12 meses de cometido, sigue dando de qué hablar.
En contexto: Vicepresidenta Marta Lucía Ramírez acusó a los detenidos en el caso de Ana María Castro de querer violarla
El 14 de febrero, la vicepresidenta de la República, Marta Lucía Ramírez, hizo una publicación en su cuenta en Twitter, donde comentó que los hallados culpables en primera instancia, así como Mateo Reyes, uno de los testigos del caso, con quienes la víctima había departido en un bar, querían abusar sexualmente de ella:
Es evidente la mala intención de Paul Naranjo, Mateo Reyes y Julián Ortegón al emborrachar a Ana María Castro hasta hacerla perder el sentido. Lo que venia después era violarla , pero terminaron matándola antes. Bares como Cantina y El Chupe tienen también responsabilidad
No obstante las declaraciones de la vicepresidenta, en la necropsia realizada a la víctima del feminicidio no se citan señales de abuso sexual, necesarias para inferir lo que afirma la vicepresidenta. Lo que sí confirma, de acuerdo con la Fiscalía, que reunió informes de peritajes, fotografías, videos y audios para tipificar el delito, es que fue arrojada del vehículo en el que se encontraban los vinculados al caso, luego de salir del establecimiento nocturno.
Lo que se lee en la necropsia es que “una mujer adulta joven quien, en circunstancias no claras, al parecer, fue tirada desde un vehículo”. Y el cuadro clínico, con el que llegó al centro médico a donde fue trasladada, daría evidencia de tal arrojo, contemplado por uno de los testigos del caso, que llamó para notificar la escena a la línea 123, pese a que la defensa de Paul Naranjo manifiesta que la joven pudo caerse al recargarse en la puerta.
En el hospital, a la víctima del feminicidio se le comprobó un trauma craneoencefálico severo con edema (inflamación) y hemorragia, que conllevaron a su muerte. “El trauma en el cráneo generó fractura temporal y parietal que devino en un síndrome de hipertensión endocraneana”, dice el documento, en el que también se aducen lesiones en en tórax, abdomen, pulmones e hígado. Se lee:
Explicando la muerte por un choque mixto en el contexto de un politraumatismo contundente en circunstancias no claras
Además se precisa en la necropsia que la muerte de Ana María Castro fue producto de un politraumatismo contundente, “violenta a determinar en el trascurso de la investigación”. En ningún apartado, como ya se mencionó, en el informe específico de la necropsia se citan pruebas de un abuso sexual. Lo que sí tiene la Fiscalía son pruebas de violencia de género contra la víctima, razón por la cual a Julián Ortegón y Paul Naranjo se les señaló por feminicidio agravado.
Paul Naranjo le habría hecho una escena de celos
Uno de los detalles que reveló la Fiscalía sobre la noche en que Ana María Castro salió con tres de sus amigos, Julián Ortegón, Paul Naranjo y Mateo Reyes del centro de entretenimiento Cantina Bar, con quienes se subió en un carro, donde el parecer fue golpeada y del cual fue arrojada, es que Naranjo le habría hecho una escena de celos.
El fiscal Gerardo Ariza argumentó que ese 10 de febrero “hubo una conducta celosa de Paul Arango en relación con la víctima”, al verla besándose con otro hombre. Así lo pudo comprobar el ente investigador tras revisar algunos chats que darían evidencia del comportamiento fundamentado en estereotipos de género, pieza clave para tipificar el delito.
Además de las pruebas de los celos, el fiscal manifestó tener evidencias de que en el interior del carro la mujer fue violentada. Para él, los politraumatismos que conllevaron a la muerte de Ana María Castro pudieron darse en dos momentos: al ser arrojada del vehículo y mientras se movilizaba en él. La coautoría de feminicidio agravado imputada por la Fiscalía radica también en que Paul Naranjo, quien conducía, no hizo nada para evitar su muerte.
Tres pruebas más en contra de Naranjo
Además de las mencionadas, hay tres pruebas más que dan sustento a la imputación realizada por la Fiscalía a Paul Naranjo. Una de ellas es la llamada del testigo Alejandro Vega a la línea de emergencia 123, asegurando que de un carro “botaron a una chica como si fuera un muñeco de trapo”. El audio de la comunicación dejó en evidencia la mentira de que Naranjo y Julián Ortegón bajaron del auto a Mateo Reyes y Ana María Castro, como los hoy imputados aseguraron alguna vez.
Línea123. Línea 123 Bogotá, ¿cuál es su emergencia?
Testigo. Buenas noches. Sobre la 80 llegando antes del puente a la Boyacá lanzaron a una chica de un carro y está botando mucha sangre. Está ahí acostada. Hay un muchacho hablando incoherencias y está tratando de ayudarla.
Testigo. Vi que el carro salió a toda, botaron la vieja, un man, un man.
Línea123. Me dice que de un carro botaron a una mujer y está herida sangrando, no me vaya a colgar.
Línea123. ¿Ella esta inconsciente?
Testigo. Yo la vi con ese chorrero de sangre. Pues yo la vi medio moverse. Creo que estaba medio agonizando.
La segunda prueba son los testimonios de quienes vieron al carro zigzagueando, pues de ella, según el ente acusador, se deduce que algo estaba pasando en el carro. Quizá los ocupantes estaban agrediendo a la víctima, de ahí los politraumatismos en su cuerpo. La tercera prueba, de la que la Fiscalía no tiene duda, es que tanto Naranjo como Ortegón mintieron en las versiones iniciales de lo ocurrido para desviar la investigación.
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