La Federación Médica Colombiana duda sobre la veracidad de las cifras oficiales de vacunación

Sergio Isaza, presidente de la federación, cree que al gobierno y a las autoridades de salud les hace falta seriedad en la información que se da sobre el plan de vacunación contra el COVID-19.

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Para en finales de este mes se espera contar con 192.000 vacunas de la farmacéutica china Sinovac, 100.00 de Pfizer, por medio de compra bilateral, y otras 117.000 a través del mecanismo Covax, y 750.000 de AstraZeneca. - Colprensa.

Le Federación Médica Colombiana no cree que las cifras que brinda el Ministerio de Salud sobre las vacunas contra el COVID-19 que se esperan tener en unos días sean ciertas. Según Sergio Isaza, presidente de la federación, falta seriedad por parte del Gobierno y de las autoridades de salud en la información que suministra sobre las proyecciones de vacunación COVID-19.

“A ver, dónde está la seriedad, por eso es que nosotros, y yo personalmente, en una entrevista hace un tiempo se planteó que ese secretismo no servía, no nos están diciendo la verdad con la cuestión de la vacunación”, comentó Isaza.

Su pronunciamiento se dio después de que Claudia López, la alcaldesa de Bogotá, informara que a la capital llegarán más de 7.000 vacunas el próximo 20 de febrero. Según el Ministerio de Salud, se estima que llegarán al país 1,1 millones de dosis, de diferentes laboratorios, es decir, 192.000 vacunas de la farmacéutica china Sinovac, 100.00 de Pfizer, por medio de compra bilateral, y otras 117.000 a través del mecanismo Covax, y 750.000 de AstraZeneca.

El pasado 17 de enero Sergio Isaza dio una entrevista para El Tiempo en la que habló sobre el plan de vacunación nacional y lo que tanto él como la Federación Médica creían sobre secretismo con el que se han tratado los contratos con las diferentes farmacéuticas que traerán las vacunas.

Para Isaza se debe diferenciar entre la solicitud de venta y contrato de venta, ya que “se supone que en este hay un compromiso adquirido, pero también es cierto que ese compromiso puede estar condicionado a forma de pago, cuota total o inicial, condicionamientos para ser vendidos, etc. Tal vez ahí es donde están las cláusulas de confidencialidad que revisten de secretismo ese proceso, con lo cual no estamos de acuerdo por tratarse de bienes públicos”, comentó para El Tiempo.

Por otro lado, la federación se encuentra de acuerdo con que haya una confidencialidad en el contrato, pero siempre y cuando esa confidencialidad solo sea para proteger secretos industriales y de propiedad intelectual, pero que al ser un medicamento público pagado de dinero público esto debe ser información abierta para todos los ciudadanos.

“Las vacunas son medicamentos de interés público y se van a utilizar dineros públicos, aspectos como el precio de cada dosis de vacuna debería ser conocido, para poder compararlo con los precios internacionales. O los condicionamientos que imponga cada contrato para la venta de estos bienes de interés público. Por ejemplo, fue noticia reciente que una compañía farmacéutica productora de una de las vacunas había condicionado al Gobierno el cupo y la venta si le daba derecho a explotar glaciares, que son patrimonio de la nación”, añadió el presidente de la federación.

Para Sergio Isaza al comprar las vacunas con dinero público la vacuna debe ser para toda la población gratis. “Por ser un bien público y la pandemia, una calamidad de orden nacional y mundial, debe ser gratuita. En Colombia la salud es un derecho fundamental y, por lo tanto, es obligación del Estado garantizarlo”.

Por último, La Federación Médica Colombiana no está de acuerdo con el “secretismo” que hay frente a la compra y distribución de la vacuna contra el COVID-19.

“Hemos cuestionado el secretismo que ha rodeado el proceso de adquisición y la discordancia de la información entregada por las altas autoridades. Nada de eso genera confianza. A pesar de que existan cláusulas de confidencialidad, los objetivos, condiciones y obligaciones de las partes deberían ser conocidas por la población. La logística no tiene por qué ser confidencial. La poca confianza induce a disminución en la credibilidad del Gobierno y eso lo que hace es que las organizaciones antivacunas prosperen y hagan de las suyas en las redes sociales, donde no es el pensamiento científico el que más las utiliza” finalizó en la entrevista.

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