La población colombiana, en medio de una reactivación económica después de la primera ola del COVID-19, está familiarizada con las medidas de bioseguridad que se han vuelto tradición al entrar a un establecimiento: los tapetes a la entrada con una sustancia que los anfitriones aseguran que es alcohol, los antibacteriales a pedal, toma de temperatura con termómetros que pocos le han visto la pantalla y vaporizadores con sustancias limpiadoras.
Sin embargo, según afirman autoridades en salud, académicos y administradores locales, algunos de estos no son esenciales y los dueños de establecimientos pueden prescindir de ellos. Al mismo tiempo, se deben optimizar aquellos que sí son recomendables.
La toma de temperatura en los lugares en los que las personas interactúan, según Claudia López, alcaldesa de Bogotá, es una medida que no funciona de la mejor manera para la detección del coronavirus. De acuerdo con el Distrito, llenar los formularios con los datos de la temperatura que se registró no es útil, ya que muchas veces se registran “resultados hipotérmicos en los brazos”.
De acuerdo con Carlos Álvarez, infectólogo consultado por El Tiempo, esta no es manera de detectar el COVID-19, ya que muchas personas son asintomáticas y no registran fiebre. Además, los implementos con los que se hacen las tomas no prometen estar debidamente calibrados. Según el experto, no se ha registrado un solo caso en el país en el que se haya detectado la enfermedad por este medio.
Al principio de la pandemia e incluso ahora, se podían ver personas con guantes para salir a las calles de Colombia. Ese instinto de protección fue rápidamente revaluado por la Organización Mundial de la Salud, la cual afirma que no es una medida de prevención recomendada o aprobada. “Llevar guantes en los espacios públicos no es una alternativa a la higiene de las manos ni ofrece ninguna medida adicional de protección contra el virus de la COVID-19 con respecto a esta”, afirma la autoridad.
Tener cuidado al quitárselos y no reutilizarlos. A los guantes, según la OMS, pueden acceder patógenos por medio de los defectos en los mismos. Además, la transferencia de patógenos de una superficie a otra se intensifica por la falta de lavado de la protección que tiene contacto con el mundo. La autoridad advierte que, incluso, las bacterias irían a la boca y manos de manera más fácil.
Los tapetes desinfectantes con una superficie húmeda y una seca tampoco prometen ser los mejores para prevenir contagios por COVID-19. López, mandataria de la capital del país, hizo mención específica de la poca funcionalidad de la medida. Según Carlos Pérez, infectólogo consultado por el medio capitalino, no hay razón para creer que el calzado es un foco de transmisión viral de este patógeno y agrega que no es probable que el virus sobreviva en el suelo.
La misma autoridad tampoco tiene pruebas de la transmisión del virus por medio de alimentos y no aconseja lavar el mercado. De acuerdo con la organización, debe haber un ser humano o animal huésped para que el virus sea transmisible y, por lo tanto, el virus se contagia de mayor manera por medio de gotículas respiratorias, no por lo que podrían acarrear las frutas, verduras y alimentos envasados. Sin embargo, se conoce como una buena práctica lavarse las manos antes de preparar o ingerir los alimentos para mitigar el COVID-19 y más patologías en el ecosistema humano.
Los túneles, gabinetes y cámaras de desinfección en las que se rocían sustancias atomizadas o vaporizadas en las personas tampoco se recomiendan. Al principio de la crisis, se acostumbraba desinfectar a las personas con alcohol y otros elementos limpiadores antes de entrar a las casas. Sin embargo, en su listado de buenas prácticas la OMS le recomienda a la población mundial que “bajo ninguna circunstancia” se realice este tipo de esterilización. “Hacerlo puede causar daños físicos y psicológicos y no reduce la probabilidad de que la persona infectada propague el virus mediante gotículas o por contacto directo”, afirma la autoridad, liderada por el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus.
En efecto, hay más consecuencias que beneficios por esta práctica. Entre las afecciones que podría producir está irritación ocular y cutánea; broncoespasmo por inhalación y reacciones digestivas como náuseas y vómitos.
En la contratación bajo la modalidad de urgencia manifiesta, se pudo evidenciar contratación territorial a empresas que realizaban labores de desinfección a vehículos y calles de las ciudades y municipios, entre ellos, Bogotá. “La pulverización de desinfectantes, incluso al aire libre, puede ser nociva para la salud de las personas y causar irritación o daños en los ojos, las vías respiratorias o la piel”, dicta la OMS, que recalca que superficies porosas como calles y aceras no sirve por los residuos incrustados en los hoyos. La Alcaldía de Bogotá también desestima la práctica de desinfección en los vehículos, en especial sobre las llantas de los mismos.
Algunos colombianos se disponen a bañarse varias veces al día y, con mayor frecuencia, justo después de venir desde la calle a sus casas. Sin embargo, la OMS no tiene esa entre sus recomendaciones cuando se trata de una actividad al aire libre, sugiriendo en su lugar una “minuciosa higiene de las manos” antes de tocar cualquier superficie, objeto, mascota o persona en el hogar. Ante esto, la Alcaldía de Bogotá también considera bañarse más veces al día una medida entre las menos efectivas contra el COVID-19.
A pesar de las múltiples alertas por medidas que no suelen ser tan efectivas, también hay recomendaciones y la que más recalcan los expertos es el tapabocas, barbijo o cubrebocas. “En cambio, el correcto uso del tapabocas, ventilar los espacios cerrados y evitar hacer reuniones en espacios cerrados, son tres detalles que salvan vidas”, expresó López en una alocución.
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