Niños jugando en las calles, jóvenes departiendo al son de la salsa, el vallenato o el reggaetón a todo volumen, en las entradas de sus viviendas, solían ser las imágenes de alegría que se vivían en las noches de Buenaventura, el principal puerto de Colombia, junto al océano Pacífico, en el occidente del país.
Ni la violencia guerrillera, la posterior de los paramilitares y la de sus reductos narcotraficantes habían podido acallar esa alegría, hasta ahora, cuando se juntaron para mal, la emergencia sanitaria por el nuevo coronavirus y la oleada de violencia que obligó al confinamiento de sus habitantes desde diciembre.
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Pero en medio de esta soledad en la que se están sumiendo barrios como la Fortaleza o Juan XIII, cuando se oculta el sol, dos líderes sociales decidieron romper el silencio y durante la noche del martes recorrieron por más de dos horas a toda Buenaventura para promocionar la cadena humana por la paz que se realizará el miércoles en la mañana en el puerto.
“Gracias a Dios porque contamos con Él. Queremos decirle a la ciudad y al mundo que hoy este territorio tiene que cambiar”, decía Wilmar Valencia, líder de Parte de la Solución no del Problema (Psp), una fundación que busca arrebatarle a la delincuencia a los jóvenes de la ciudad portuaria.
Con un bafle que llevaban en el baúl de una camioneta, y junto a dos amigos más que realizaban la transmisión de su llegada en la noche a los barrios, Valencia, junto a Cristián Bravo, edil de la comuna 2 de Buenaventura, llegaron a invitar a toda la comunidad bonaverense para que se unan a la cadena humana por la paz.
“Entramos a Juan XXIII, a La Palma, a Pampalinda, Viento Libre en donde ha reinado el terror y hay problemáticas. Solamente Dios sabe que no nos pasó, pero queremos acciones y cambio para la ciudad”, agregó Valencia.
“Buenaventura unida dice no a la violencia. Con camisas blancas en la avenida Simón Bolívar”, se escuchaba a gran volumen el perifoneo que realizaban desde la camioneta en la que movilizaban los dos líderes comunitarios.
“Alguien tiene que alzar la voz y decir que estamos aquí y nos duele esta violencia”, reiteró Cristián Bravo, quien desde noviembre creó el canal Barrio Bravo en Facebook con el que inicialmente buscaban mostrar el talento de los artistas locales, pero que por estos días se convirtió en el medio por el que los habitantes del puerto están manifestando las necesidades que tienen en temas de alcantarillado, agua, energía y también de oportunidades.
“El barrio ya está más tranquilo gracias a Dios”, respondía uno de los jóvenes a los que entrevistaron en su recorrido en el sector de Antonio Nariño. Allí, luego de semanas de angustia, volvían a las calles varios chicos que no alcanzaban los 18 años.
“¿Cuántos de ustedes están estudiando?”, le preguntó el edil Bravo a esos muchachos. Solo 4, del grupo de 10 con los que hablaba, le respondieron afirmativamente.
Y esa es una de las reflexiones que hacía en su recorrido el líder comunitario: la falta de oportunidades es una de las razones por las que muchos de estos jóvenes terminan siendo presas de la delincuencia.
“Me encontré no hace mucho con un joven que me pidió que le ayudara a trabajar como vigilante. Acababa de prestar el servicio militar y salió con su libreta de primera. Desafortunadamente no pude colaborarle, no porque no quisiera, sino porque no hay empleo en Buenaventura. Hoy en día ese muchacho está con un grupo armado y es triste”, explicó el edil.
Así concluía este recorrido con estos líderes comunitarios decidieron hacer el último llamado para que la comunidad en Buenaventura se sumara al evento de paz de este miércoles, en el que también la iglesia católica es organizadora, y con el que buscan que por los 21 kilómetros de la avenida Simón Bolívar los ciudadanos se unan y rechacen una vez más la violencia que está azotando al puerto.