Este miércoles, el gobierno chileno deportará a más de 100 colombianos y venezolanos que, cruzando ilegalmente la frontera con Bolivia, han llegado en busca de mejores oportunidades. En esta travesía, atravesando el desierto de Atacama, han muerto algunos migrantes. Una de las víctimas recientes es una ciudadana colombiana, Elvia Tomasa Valencia Cuero.
Según las autoridades chilenas, el cuerpo de la colombiana de 36 años fue hallado a unos kilómetros del control fronterizo de Colchane, en la frontera con Bolivia; pocas horas antes, en el mismo sector se había hallado el cadáver de Wladimir Godefroy Araujo, un venezolano de 69 años, con quien no tenía una relación en común, más allá de compartir el denominado “sueño chileno”, de acuerdo con las primeras indagaciones.
La colombiana de 36 años fue hallada en el desierto de Atacama, el más árido de todo el mundo, donde los 3.600 metros de altura sobre el nivel del mar dificultan el respirar y las temperaturas, que pueden llegar a estar por debajo de los 0 °C, hacen tormentosa la sola acción de caminar. Dea cuerdo con las revelaciones de las autoridades, los dos migrantes, que presumiblemente entraron ilegalmente a territorio chileno, murieron de hipotermia y habrían estado contagiados con covid-19.
El ministro de Interior de Chile, Rodrigo Delgado, aseguró que “empresas inescrupulosas” están exponiendo a colombianos, venezolanos y hasta haitianos a los peligros que trae consigo recorrer un territorio desértico: les cobran y los dejan abandonados. Como no todos los migrantes pueden atravesar la frontera en un día, algunos pasan en ella la noche, enfrentados a duros padecimientos.
Según los medios chilenos, tanto Elvia Tomasa Valencia Cuero como Wladimir Godefroy Araujo estaban contagiados de covid-19, razón por la cual los grupos de hasta 40 personas en los que suelen caminar los migrantes rumbo a Chile los habrían dejado abandonados. En ambos casos, la Brigada de Homicidios de la Policía de ese país asumió la investigación.
Tras ser hallados, los cuerpos de los fallecidos fueron llevados hasta Colchane, una población rural con alrededor de 1.700 habitantes y una de las principales paradas de los migrantes. Tantos son los extranjeros en esta comuna de la provincia Tamarugal, con problemas propios como la falta de infraestructura y desabastecimiento, que el Gobierno declaró una emergencia migratoria y el ministro de Interior anunció que se comenzará a deportar extranjeros “por haber ingresado de manera ilegal por pasos no habilitados y estar de manera irregular”.
Apenas 6 días atrás, el alcalde de Colchane, Javier García manifestó a los medios que “la crisis humanitaria se evidencia en plazas y alrededores de nuestra comuna de 1.700 habitantes, que son de origen indígena Aymara. A nuestros problemas de desabastecimiento e infraestructura se suma ahora el ingreso irregular de migrantes, quienes incluso toman de refugio las viviendas de los habitantes, lo cual ha causado aún más problema”.
La mayor preocupación de los chilenos en este momento es que en una población de 1.700 habitantes reciba a la misma cantidad de migrantes en un solo día. Y lo que inquieta a colectivos de derechos de esta población, como ‘Sin Fronteras Chile’, es que la militarización que comenzó esta semana en el país austral para obstaculizar el paso desde Bolivia conlleve a abusos de autoridad.
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