A partir de este lunes a las 8:00 de la noche se dará inicio a la reubicación de 77 metros de longitud de la línea Tibitoc-Casa Blanca, esta es una tubería madre de casi dos metros de diámetro por la cual circula a alta presión el agua que consumen más de 3 millones habitantes del occidente y suroccidente de Bogotá. Esta labor se realizará durante cuatro días.
Este cilindro atraviesa por el separador central de la avenida Boyacá y durante estos días será trasladada al costado occidental. Pero para llevar a cabo este movimiento se suspenderá la prestación del servicio del acueducto.
La gerente de la Empresa de Acueducto de Bogotá, Cristina Arango, anticipó que esta intervención afectará el suministro de agua para más de dos millones de personas de 113 barrios que están en la zona de influencia.
La línea madre Tibitoc-Casa Blanca es una de los principales conductos de agua de la ciudad y por este viaja el agua del río Bogotá que es tratada en la planta Tibitoc, en Tocancipá, hasta el sur de la ciudad y se encuentran en las localidades de Kennedy y Bosa, y parte de Ciudad Bolívar y Puente Aranda.
La gerente del Acueducto explicó que se harán cortes de agua intermitentemente, “Algunos barrios, para tratar de no afectarlos durante todo el período que dura el operativo, van a tener agua por 12 horas, mientras que otros no la tendrán, y en las siguientes 12 horas los intercambiaremos”, explicó Arango para El Tiempo. Para esta alternancia también se instalaron 12 tanques, donde la gente puede abastecerse, y habrá 15 carrotanques distribuyendo el líquido en las zonas que más lo necesiten.
Este cambio de ubicación del tubo madre tiene como objetivo abrirle espacio a una las obras de las pilonas del metro y otras actividades que deberá adelantar el concesionario Metro Línea 1. Para lograr este espacio el acueducto deberá realizar 28 intervenciones, 12 en redes de agua y 16 en alcantarillado, a lo largo de lo que será la primera línea del metro de la capital.
“Cuando uno piensa en las interferencias no se imagina tanto la magnitud. Esta es la ciudad que no vemos, la ciudad subterránea, donde hay unos tubos enormes por los cuales llevamos el agua y el alcantarillado a todas nuestras casas”, agregó la gerente.
En propuestas de ingeniería pasadas se encontraron tuberías viejas, pero para esta ocasión Cristina Arango descartó esta posibilidad ya que, según ella, la empresa ha adelantado la actualización y modernización del catastro de redes y que estas están mapeadas en un 90 por ciento.
Este proyecto requiere que, en algunas zonas por donde pasará la línea del metro, haya una mayor dificultad a nivel de ingeniería como es el caso de intersección de la Boyacá con Primera de Mayo, lo cual, para el Acueducto, significará montar una mayor la logística de suministro de agua.
Además de este reto, el pulpo de la 68 con la Primera de Mayo es el mayor desafío para esta entidad pues en este cruce se encuentran las redes de todas las empresas de servicios públicos y, además, está el traslado las líneas de agua y alcantarillado, donde está previsto la construcción de dos puentes vehiculares, sumado, posteriormente, a la estación de intercambio de pasajeros del metro y de TransMilenio, y el metro elevado.
“Ese es un punto crítico para todos. Todas las empresas de servicios públicos tenemos que desarrollar gran infraestructura, al igual que TransMilenio y el futuro metro. Ese punto es crítico sobre todo porque todos tenemos que trabajar ahí y el orden y la forma en la que hagamos las intervenciones para no afectar a los demás es lo que hace que sea un reto de ingeniería”, añadió Arango en la entrevista.