Un no sé qué siniestro deben tener las gamas azul del mar Caribe que tanto disfrutan los turistas como para tragarse embarcaciones.
El 18 de enero pasado, de la costa panameña zarpó el buque boliviano Carmen I rumbo a La Guajira, pero dos semanas después, nadie sabe dónde está: jamás llegó a su destino. Lo que temen los pobladores caribeños, y las familias de los tripulantes, es que pase lo mismo que con el carguero Mister Calvin, que, en diciembre de 2005, partió de Cartagena hacia San Andrés, pero no llegó a la isla. De su paradero nunca se supo.
En el Carmen I viajaban nueve colombianos y un boliviano, el capitán. El recorrido, de acuerdo con los allegados de los desaparecidos, no era nuevo para los navegantes. Hacía parte de su cotidianidad viajar hacia Panamá para llevar y traer mercancía, cotidianidad que se rompió 72 horas después de zarpar de vuelta a Colombia, cuando enviaron una alerta de emergencia al puerto de Cartagena.
El Mister Calvin, una nave estadounidense construida en 1951, que al igual que el Carmen I cargaba mercancía, solo que con destino a San Andrés, era tripulado por siete colombianos. A diferencia de la embarcación boliviana, desde esta nunca se emitió un llamado de emergencia, pese a contar con un teléfono satelital y la tecnología suficiente para comunicarse.
Ambos barcos, además de cargueros, tienen algo en común, desaparecieron cerca de Cartagena: el Carmen I, a 60 millas náuticas de la ciudad Heroica, y el Mister Calvin, a 65 millas.
La alerta de emergencia y chancletas flotando en el mar
El Carmen I partió de esa Panamá adornada por la selva del Darién y debió llegar a Puerto Nuevo, en la alta Guajira colombiana, el viernes 22 de enero. Pero un día antes del día que por cronograma debería ser su arribo, las autoridades marítimas recibieron una alerta de emergencia.
“Con la Fuerza Aérea y Naval llegamos al sitio, pero no se encontró el barco de transporte de carga, por lo que se ha seguido buscando y avisando a los puertos de otras ciudades costeras; y a las autoridades marítimas de Panamá y de Bolivia”, dijo el Capitán del Puerto de Cartagena, Darío Sanabria Gaitán, al periodista Edwin Torres, del diario El Universal.
Las labores de búsqueda, de acuerdo con Gaitán, comenzaron en el lugar donde fue emitida la última señal de comunicación, ubicación confirmada por otra nave, cuya tripulación aseguró haber visto la embarcación a la deriva.
Hoy, en la tarea de dar con el paradero del Carmen I y establecer qué pasó, participa no solo la Armada Nacional, sino la Fuerza Aérea colombiana, con el apoyo de la panameña y la estadounidense.
Hasta el momento lo único que ha aparecido, en dos oportunidades, son algunos rastros de la mercancía del barco, que no han dado pistas de su ubicación. En ambas ocasiones, la más reciente el 31 de enero, se ha encontrado termos, chancletas y neveras flotando en el mar, además del radiotransmisor de la nave.
Hace algunos días, luego de buscar en 2.420 millas náuticas, la Armada Nacional dijo:
Dentro de los avances que arroja la operación se encuentra la ubicación de elementos tipo termos en algunas comunidades costeras de Panamá, de acuerdo con pobladores cercanos
El sobrino de Edgardo Londoño, el maquinista de Carmen I, le contó al medio local que todo lo dejan en manos del ‘de arriba’, que las familias creen que el barco tuvo una falla mecánica y que, por eso, los tripulantes lanzaron la carga. “Lo que nos han dicho, es que cuando hay una situación de emergencia, por protocolos de navegación, los tripulantes lanzan parte de la carga al mar”.
“Funcionarios del Servicio Nacional de Fronteras de Panamá reportaron el hallazgo de documentación que pertenecería a tripulaciones del buque Carmen I. Los documentos fueron ubicados en la costa de Colón, por un nativo quien dio aviso a la autoridad del material documental”, anunció la Capitanía del Puerto de Cartagena este 2 de febrero, según reportó la W Radio.
“Un barco no puede desaparecer así de la nada”, y desaparecieron dos
“Todo es extraño. Un barco no puede desaparecer así de la nada. Todo es muy raro y las autoridades lo único que nos dicen es que siguen buscando”, aseveró a El Universal, Ana García, hija del cocinero del Carmen I. Sus palabras esconden el temor de que pase lo mismo que con el Mister Calvin.
Como respuesta a la incertidumbre de los seres queridos de los náufragos, la Dirección General Marítima (Dimar) de Colombia, aseguró que “desde las Estaciones de Control de Tráfico Marítimo nuestros funcionarios están atentos las 24 horas del día a las posibles novedades que reporten los buques y veleros”. En su labores contribuye el Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas del Caribe (CIOH).
Hace 16 años, un 30 de diciembre, Rosalba Marimón, esposa de Julio Carrascal maquinista del busque estadounidense, pensaba lo mismo: “No es posible que las autoridades no tengan idea alguna del paradero. Un diciembre como éste no se lo deseamos a nadie”.
Ambos testimonio dejan al descubierto el escepticismo sobre una frase del ayer que toma protagonismo en una de las hipótesis de hoy: “El mar se los tragó”...
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