Comunidades embera del occidente antioqueño están confinadas a causa de combates entre grupos ilegales

La alerta fue emitida por la Organización Indígena de Antioquia, que asegura que al menos 300 familias están sufriendo desabastecimiento a causa del encierro.

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Indígenas Embera en Bogotá. /
Indígenas Embera en Bogotá. / Foto de Archivo, Colprensa

Por lo menos 300 familias de la etnia embera eyábida denunciaron, este jueves 28 de enero, que se encuentran atrapadas en sus propios hogares, en el occidente antioqueño, por cuenta de los enfrentamientos armados que se vienen presentando en las últimas semanas entre grupos armados ilegales.

La alerta fue emitida por la Organización Indígena de Antioquia, OIA, que publicó a través de sus redes sociales y página web un comunicado señalando que hay vidas en riesgo, como también lo están los derechos humanos, el proceso organizativo y la jurisdicción especial indígena de dicha región. También solicitaron la protección del Gobierno nacional.

En medio del fuego cruzado, entre minas antipersonal y como escudos humanos de los grupos armados al margen de la ley, viven desde hace varios meses, como ya lo hemos denunciado, cientos de familias indígenas del pueblo Embera Eyábida del Resguardo Amparradó, ubicado entre los municipios de Dabeiba y Frontino en el occidente de Antioquia”, señaló la publicación.

Sobre estos hechos, el vocero de la OIA, Wilfer Sánchez, le explicó a El Espectador que se trata de una guerra territorial que está desatando una cruda situación humanitaria para las comunidades indígenas de la región, pues no pueden adelantar “actividades tradicionales y de cultivos como el pancoger, por lo que ya se están viendo desabastecidas”.

Por su parte, el consejero de Derechos Humanos de la Organización Indígena de Antioquia (OIA), Alexis Espitia, le aseguró a RCN Radio que la situación también ha resultado en heridos al interior de las comunidades. “Hasta la fecha tenemos registro de nueve personas que han pisado estas minas, tres indígenas fallecieron por las heridas. Es una problemática que se está expandiendo por todo el territorio”.

Es por eso que, en su comunicado, la OIA reiteró su exigencia a la salida de los grupos armados de toda índole, tanto legales como ilegales, de sus territorios. También manifestó que, “los territorios indígenas desde nuestras cosmovisiones y gobiernos propios, son territorios de paz entre los hombres y de los hombres con la naturaleza, por lo que no es justo ver sometidas a comunidades que le apuestan a la paz, a hechos tan dolorosos y agobiantes”.

También señalaron que es necesario que, desde las autoridades regionales y nacionales, se diseñen mecanismos de atención humanitarios y para la protección de la vida de las comunidades indígenas colombianas; y que, desde las organizaciones humanitarias defensoras de derechos humanos nacionales e internacionales, se comience a trabajar en el acompañamiento especial para las familias embera que en este momento se encuentran atrapadas por los enfrentamientos armados.

Cabe anotar que, se trata de una región de Antioquia en la que hay presencia el Ejército de Liberación Nacional (Eln), El Ejército Popular de Liberación (EPL) y las disidencias de las extintas Farc.

Sin embargo, las preocupaciones de seguridad derivadas de dichos grupos no son los únicos problemas en la región. Espitia le dijo a la emisora colombiana que también es fundamental que las autoridades nacionales comiencen a trabajar en ofrecerles garantías de salud, educación y sostenibilidad a los indígenas de la zona.

“Las comunidades indígenas exigimos al Gobierno Nacional que haya garantías verdaderas para la construcción de una paz estable y duradera, los territorios indígenas no pueden convertirse en escenario de guerra, poniendo en grave peligro la vida de nuestros comuneros”, concluyó la OIA.

No sobra mencionar que, los embera de Antioquia no son los únicos afectados por el conflicto armado en Colombia. También están, por ejemplo, los 905 indígenas de los territorios El Brazo, Bacurú Purrú, Boro Boro y Poza Manza, del departamento del Chocó, que llevaban mes y medio refugiados en Bahía Solano tras haber sido desplazados de sus territorios en diciembre pasado y que apenas comienzan a regresar a sus hogares.

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