Así fue cómo la justicia indígena del Cauca esclareció el homicidio de un excombatiente de las Farc

El exguerrillero, Hernando Ramos Menza, fue asesinado el pasado 6 de noviembre de 2020 en Caldono (Cauca).

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El mismo día que asesinaron
El mismo día que asesinaron a Hernando Ramos Menza capturaron a una supuesta persona implicada.

Hernando Ramos Menza y un grupo de 240 exgerrilleros, que pertenecieron a la columna móvil Jacobo Arenas de las antiguas FARC, se organizaron para la siembra de aguacate hass en unas setenta hectáreas en la vereda Santa Rosa de Caldono, Cauca. Mientras el cultivo daba la primera cosecha, Ramos Menza se encontraba trabajando como mototaxi y también pertenecía a la comunidad indígena nasa.

El 6 de noviembre sobre el mediodía, Hernando Ramos se encontraba esperando a que saliera un nuevo servicio junto con otros mototaxistas. Una señora le pidió que la llevara a la vereda Santa Rosa y cuando finalizó la carrera, mientras la señora le pagaba, tres hombres empezaron a disparar y Ramos empujó a la señora para que no saliera herida y él terminó recibiendo los disparos de fusil y pistola.

Alfonso Díaz, quien, para esa época era el gobernador del resguardo San Lorenzo del pueblo nasa, supo sobre dicho asesinato y se comunicó con el CTI de Santander de Quilichao, Cauca y con la Policía metropolitana para hacer el levantamiento del cuerpo. Como el excombatiente pertenecía al resguardo Pioyá, Caldono y su asesinato ocurrió en territorio colectivo, las autoridades indígenas se encargaron de la investigación.

Lo primero que hizo la justicia indígena fue averiguar con los mototaxistas sobre quién había llevado a Ramos hasta el lugar del asesinato. Lograron saber que había sido una señora, cuya identidad no comentaron por cuidar su identidad ya que fue un testigo clave en la investigación. Las autoridades indígenas la capturaron ese mismo día y supieron que “ella sabía que lo iban a matar y hacía parte del plan, porque esa mañana le dijeron que tenía que llevarlo o, de lo contrario, secuestrarían a sus hijos”, dijeron a El Espectador.

Según le contó Alfonso Díaz a este mismo medio, la señora estuvo en el parque dudando durante casi una hora si tomar el servicio. “Al final la presionaron por medio de una llamada, donde le dijeron que estaban cansados de esperar, que si no lo llevaba iban por sus hijos”, explicó el exgobernador.

La guardia indígena cuidó a la mujer. Alfonso Díaz aclaró: “llevamos a la señora al casco urbano de Caldono, a medianoche la movimos a otro sitio”. Luego de tener confirmada la información dada por la señora, los sabedores de la guardia indígena se dedicaron a organizar los hechos. Tras la captura, la columna móvil Dagoberto Ramos (disidencias de las FARC) empezó a presionar a las autoridades indígenas.

La segunda persona capturada fue un menor de catorce años, pues los encargados del homicidio lo usaron para que llevara el armamento y pusiera una nota amenazante en el cadáver. El exgobernador contó que el menor de edad se encuentra en un centro de rehabilitación ya que quedó muy mal psicológicamente.

Según El Espectador así se llevó la investigación los siguientes días:

Para el 13 de noviembre la guardia indígena ordenó la captura de Luis Esneider Guetio Chilo, Jhon Jairo Guetio Yafue y Jesús Albeiro Chepe Collazos por el homicidio de Ramos. “Amanecimos cerca a sus casas y como a las cuatro de la mañana los capturamos”, precisó Díaz. A Guetio no lo encontraron y está prófugo de la justicia.

El 24 de noviembre se reunieron los gobernadores de seis resguardos y condenaron a treinta años de cárcel a cuatro de los implicados, dos de los cuales están prófugos; a la señora, a veinte años, y el menor de catorce años cumplirá una pena de ocho años en un centro especial. Se supo que este grupo pensaba asesinar a tres personas más, pero que con las capturas esto no fue posible.

Según algunos de los implicados, Hernando Ramos estaba vinculado a la Segunda Marquetalia, grupo armado comandado por Iván Márquez, y reconocieron ser parte de la columna móvil Dagoberto Ramos, otra disidencia de las Farc. Después del asesinato apareció en Caldono un panfleto firmado por la disidencia de las FARC Dagoberto Ramos en el que justificaban el homicidio y aseguraban que Ramos era un extorsionista.

Por último, la investigación de la guardia indígena en Caldono envió un mensaje de apoyo y de paz para los excombatientes que se reincorporan en ese municipio. “Somos garantes del proceso de paz”, dijo Díaz, quien resaltó que las comunidades nasas de la zona facilitaron la tierra para la instalación de dos zonas veredales donde los excombatientes dejaron sus armas.

“La comunidad rechaza ese tipo de cosas, entonces reaccionan y buscan una armonía entre la vida, la tranquilidad, la felicidad y la integración social de manera muy respetuosa”, comentó Jean Carlo Moreno, representante legal de la Cooperativa Multiactiva Ecomún Esperanza del Pueblo (Coomeep), la cual se encuentra integrada por 435 exguerrilleros.

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