El pasado 18 de enero se conoció a través del medio de comunicación El Pilón, de Valledupar, la columna del periodista Jacobo Solano, en la cual denuncia que se están deforestando los bosques del cerro Hurtado para abrirle paso a la ganadería y proyectos de vivienda.
“La ignorancia de la “elite” dirigente de nuestra ciudad (la cual me da mucha risa), en estos temas, es asombrosa y se fusiona con el excesivo apego a la destrucción del medio ambiente, tumbando bosques para ganadería extensiva, robándose el agua del río Guatapurí e intentando hacer en sus orillas casas de recreo, como el proyecto Colina de Hurtado”, comenta el periodista en su columna.
El accidente montañoso Hurtado, según el Acuerdo Nº 032 del 9 de agosto de 1996 del Concejo Municipal de Valledupar, fue declarado zona de reserva ecológica y patrimonio de la ciudad. Dicha resolución prohíbe que en este cerro se lleven a cabo programas de viviendas, individuales o colectivas, “que atenten contra el equilibrio ecológico de éstos”.
El cerro de Hurtado, llamado por los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, Misangüi, que significa primer peldaño que está antes para llegar a Chundua, o sea, el cielo, está ubicado al norte de la comuna seis de Valledupar y según explica el ambientalista, Luis Maestre en El Pilón, “es un bosque tropical seco urbano, donde predominan cactáceas, cañaguates, ceiba y majagua. También es hábitat de varias especies de reptiles y aves”.
Según el columnista Jacobo Solano, el responsable de “semejante ataque” al ecosistema del cerro, “es el exconcejal ‘Pepe’ Yamín, que sin licencia y con una dudosa propiedad privada le metió maquinaria pesada para destruir el 30 % de la reserva, argumentado ser primo del alcalde Mello Castro, para construir 40 viviendas que en promedio costarían 800 millones y que darían un total de 32 mil millones de pesos.
El periodista además señala que este proyecto de construcción no es la única amenaza para el cerro, menciona también las actividades de la empresa DPA, y el proyecto “Casa en el aire”, algo que califica como “una absurda idea del exalcalde Tuto Uhía, en complicidad del ambientalista Tomás Darío Gutiérrez, quien siendo su funcionario no se opuso a semejante despropósito, una obra plagada de corrupción y mala planeación que debe ser demolida a través de una acción popular como ocurrió con el edificio Acuarela en Cartagena”.
”Esto genera pérdida de biodiversidad por metro cuadrado, desplazamiento de especies, tala de árboles y pérdida de suelo, atentando contra el equilibrio de esta reserva ecológica de la ciudad que se encuentra en fase de recuperación. Hay que recordar que este cerro es un reducto de lo que fue el ecosistema originalmente; es un bosque urbano. La construcción de la carrera cuarta lo aisló y las demás carreteras alrededor también. Cuando esto sucede los bosques se desestabilizan y las funciones que cumplía en un conjunto le toca cumplirla en ese espacio que le quedó. Como ambientalista estoy en contra de horadar el cerro, prácticamente están mutilando e invadiendo la reserva ecológica, cambiando biodiversidad por concreto y afectando paisajísticamente el entorno”, señala el ambientalista Maestre, a través de El Pilón.
Solado indica en su columna a su vez, que por ahora y debido a la presión ciudadana, las actividades ilegales de construcción se han parado en el cerro, pero advierte que “dejar a Valledupar sin su cerro tutelar, por toda la biodiversidad, es tan grave como quitarle a New York el Central Park o a Bogotá el parque Simón Bolívar”.
Por lo que envía un mensaje a la comunidad para que sigan el camino de las nuevas generaciones que “sí piensan en el medio ambiente”, además manifiesta que “las decisiones de ciudad no la pueden tomar unos pocos bárbaros inconscientes, ni por mucho dinero que tengan, sino por consenso y con veedurías que fortalezcan la identidad, la cultura y la vida”.
Solano recuerda que el cerro de Hurtado o Misangüi, “en el mes de marzo se viste de amarillo con cañaguates y puys”, por lo que hace un llamado a protegerlo con conciencia ambiental, para que pueda ser reforestado y se implementen senderos ecológicos, “para que las nuevas generaciones valoren nuestra biodiversidad”.
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