Aunque el porcentaje de fallecidos por covid-19 en menores de edad es bajo, esta es una de las poblaciones propensas a prolongar el contagio en el país.
Hoy viernes 15 de enero, en Popayán se reportó la muerte de un niño de 11 años, en Chía, el pasado jueves, la muerte de un pequeño de 4 años y en Cúcuta, el de un adolescente de 16 años. Con ellos ya son 133 los menores de 18 años que han fallecido por el covid-19.
Si bien esta cifra es menor en relación a otros grupos poblacionales, para los médicos y especialistas se trata de un problema importante. Es por eso que, las autoridades de salud piden que en las casas se extremen las medias con los más pequeños.
Un informe de Noticias Caracol señaló que es importante insistir en el lavado de manos, el uso de tapabocas cubriendo la nariz incluso en reuniones familiares, asear permanentemente los elementos personales como juguetes, sobre todo cuando se trata de niños y niñas mayores de cinco años.
Dionne Cruz, presidenta de la Asociación Colombiana de Salud Pública, dijo a Noticias Caracol que es importante “enseñarles el distanciamiento pero también disfrutar del aire libre de los parques, recordarles a los niños la importancia del sol, mantener los espacios ventilados, limpios, higiénicos, los juguetes, las tablets, celulares. Alejar a nuestros adolescentes de las famosas fiestas clandestinas y reuniones”.
Red Papaz también manifestó la importancia de cuidar a los niños y de brindarles un acompañamiento y condicionamiento diario. No hay que sugestionarlos pero tampoco bajar la guardia. “Creo que es muy importante no convertirlos en niños y niñas temerosos, que no quieran salir, ir al parque, que no quieran salir nunca con nadie, que cuando el colegio los pueda recibir no les de miedo”, dijo al noticiero, Carolina Piñeros, directora de Red Papaz.
Cabe resaltar que, este virus no diferencia edades, incluso diferentes epidemiólogos y el mismo ministro de Salud, Fernando Ruiz, han señalado que los niños y adolescentes pueden ser grandes transmisores.
“Este grupo de población infantil no está exento de la enfermedad, aunque puede que en ellos el nivel de gravedad sea diferente. Si bien este grupo tiene menos chance de fallecer, sí puede estar llevando como vector este virus a la población mayor edad a sus casas”, dijo en Noticias Caracol el epidemiólogo Ronald Medina.
Medidas del gobierno para los más pequeños
En mayo del 2020, el Ministerio de Salud publicó un documento con diferentes orientaciones para la salida de niños, niñas y adolescentes al espacio público.
Dentro de las recomendaciones se establecieron algunos criterios para gestionar la salida de este grupo poblacional para realizar actividad física y recreación en espacios públicos abiertos:
“La medida aplica para niños y niñas de 6 a 17 años que NO TENGAN COMORBILIDADES DE BASE QUE IMPLICAN alto riesgo de infección respiratoria aguda (IRA) y COVID-19 tales como: cardiopatías incluyendo hipertensión arterial, neumopatías crónicas desde asma, enfermedad pulmonar crónica-EPOC, fibrosis quística, etc.; inmunodeficiencias primarias y secundarias incluido VIH, cáncer, uso prolongado de esteroides, inmunosupresores o quimioterapia, insuficiencia renal; y condiciones metabólicas como diabetes, desnutrición, entre otros”.
En el caso de niñas, niños y adolescentes entre 6 y 17 años con condiciones neurológicas crónicas con manifestaciones conductuales tales como el trastorno del espectro del autismo, la discapacidad cognitiva y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, se considera que la salida a espacios abiertos puede disminuir las conductas disruptivas y la ansiedad generada por el cambio en sus rutinas.
Por lo tanto dichas condiciones o comorbilidades no se consideran motivo para exceptuarlos de la medida. No se deben generar barreras para su salida, solicitando certificados de salud.
Finalmente, la autorización de salida de la población entre los 6 y los 17 años al espacio público abierto debe estar permanentemente soportada en un proceso de monitoreo y seguimiento local de la evolución epidemiológica del virus, la morbimortalidad en niños, niñas y adolescentes, la atención por consulta domiciliaria, y la ocupación de UCI pediátrica. Este análisis garantiza que la medida pueda sostenerse o redefinirse.