El Ejército Nacional de Colombia denunció que las disidencias de las FARC estarían suplantando a oficiales de la Policía Nacional para delinquir, extorsionar y adelantar otras acciones terroristas en el departamento del Guaviare.
La información fue suministrada por el general Giovanni Rodríguez León, comandante de la Vigésima Segunda brigada de Selva del Ejército, y otros uniformados de ese escuadrón, que confirmaron que algunos individuos pertenecientes la disidencia denominada ‘Estructura primera’ se harían pasar por policías para cometer secuestro y otros delitos como los ya mencionados.
De acuerdo con el general Rodríguez, estos hallazgos se dieron gracias a las labores de inteligencia como parte de la estrategia militar ‘Mayor José María Córdova’, que realiza el Ejército con el fin de “incautar un numeroso material de dotación, que al parecer pertenecería a la Policía Nacional, los cuales según inteligencia militar serían usados por miembros del grupo residual ‘Estructura Primera’ para suplantar a miembros de esta institución”, sostuvo el comandante.
La estructura criminal estaría delinquiendo en Guanapalo, un municipio de San José del Guaviare, la capital guaviarense, en la que, según informó la fuerza pública, un grupo de militares de infantería encontraron un botín en la selva de ese lugar donde habían uniformes, camisetas, gorras, arnés, porta armas y otros elementos distintitos de la Policía Nacional.
El general Rodríguez aseguró que poseer ilegalmente esa indumentaria. que es de uso único y exclusivo de los uniformados, incurre en un delito y por eso aseguró que la fuerza pública trabaja arduamente “para enfrentar a quienes intenten alterar el orden público en la región de la esperanza”, señaló el uniformado, que aseguró que el Ejército está dispuesto a “continuar con el control territorial y a neutralizar las economías ilícitas, principal interés del comando de la Cuarta División”, precisó.
Recordemos que durante décadas, el departamento del Guaviare fue uno de los lugares de Colombia más azotados por el conflicto armado colombiano. Varias entidades en pro de la paz denunciaron que el Estado abandonó esta zona y resaltan que después de la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las FARC, disminuyó considerablemente la violencia para los guaviarenses.
Hoy, más de cuatro años después del acuerdo, cientos de exguerilleros desmovilizados se concentran en dos espacios territoriales del municipio, pero el problema del aislamiento sigue siendo latente en sus corregimientos y veredas, convirtiéndolos en epicentro de ilegalidad.
2020 fue el año que consolidó a las disidencias de las Farc en Colombia
Disputas territoriales, acuerdos con carteles para la venta de droga y diferencias estructurales entre los dos grandes bloques de las disidencias de las Farc son el balance de un 2020 que evidenció la consolidación de dos estructuras irregulares en distintas regiones del país: la disidencia “Gentil Duarte” y la Segunda Marquetalia, ubicadas en el suroccidente y el nororiente de Colombia.
Ambas recogen remanentes de la antigua guerrilla de las Farc, compuestos por excombatientes que no se acogieron a la firma de los Acuerdos de Paz, y cuya organización en frentes (1, 10, 28, 38 y 45 y el 33, este último renuente a incorporarse a la Segunda Marquetalia) busca recuperar espacios y poder dejados por ésta, sin que necesariamente respondan a cualquiera de las dos grandes, a la manera de una estructura satelital.
En este punto chocan con los intereses de expansión que la “Gentil Duarte”, como la Segunda Marquetalia buscan afirmar en 2021. Es el caso del Frente 33, cuyo crecimiento en el nororiente comienza a llamar la atención de la Defensoría del Pueblo por el nivel de afectación que éste tendría para la sociedad civil.
Este crecimiento hace eco de las cifras señaladas por el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, que advirtió al Senado sobre el aumento de disidentes en armas. Holmes aseguró que entre 2018 y 2020 estas estructuras observaron un incremento de 4.600 irregulares, de los que 2.600 están armados mientras el saldo está vinculado a redes de apoyo y milicias tanto rurales como urbanas.
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