Policía de Ocaña asegura que excombatiente asesinado en el Catatumbo estaba vinculado a un grupo disidente

Los allegados a la víctima aseguran que solo estaba dedicado a ejecutar proyectos productivos en la región y no había recibido amenazas.

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Este es el cuarto asesinato de un firmante de paz en lo corrido de 2021.
Este es el cuarto asesinato de un firmante de paz en lo corrido de 2021.

Dos días después de que se conociera el asesinato de Geovany Claro García, conocido como Gerson Piñeros, excombatiente de las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), las autoridades aseguraron que seguía delinquiendo, y que de hecho pertenecía a una disidencia del grupo armado. La Policía del municipio de Ocaña, en el departamento de Norte de Santander, informó este 13 de enero, que Claro estaba vinculado a las disidencias del Frente 33 y seguía atentando contra la población de la subregión del Catatumbo.

“Tenemos información que esta persona era desmovilizado de las Farc y estaba vinculado al grupo armado 33, reducto de las extintas Farc. Según informaciones, fue trasladado por otra persona que también resultó herida, que se negó a recibir atención médica y lo dejó en este centro hospitalario”, aseguró el mayor Hernán Darío Herrera, comandante del Segundo Distrito de la Policía de Ocaña, a RCN Radio.

El hecho violento sucedió durante la mañana en el sector de La Curva, zona rural del municipio de Convención (Norte de Santander). Las primeras versiones reportaron que Claro García murió tras quedar en medio de un enfrentamiento entre disidencias de las Farc y “Los Pelusos”, pero según las nuevas declaraciones de la Policía, el hombre no quedó en medio del fuego cruzado, sino que estaba participando activamente del ataque.

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Giovani Claro vivía en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Negro Eliécer Gaitán, en Caño Indio, jurisdicción del municipio de Tibú (Norte de Santander) y hasta el día del ataque siempre se reportó que estaba cumpliendo sus labores de reincorporación satisfactoriamente. Claro, de 36 años, creó el colectivo AsoTrinidad, una asociación para impulsar ideas de exguerrilleros que quisieran trabajar en proyectos agrícolas en la zona rural de Tibú.

A los excombatientes y vecinos de Claro les cuesta creer que tenga algo que ver con el fuego cruzado que le quitó la vida porque aseguran que estaba dedicado completamente a cultivar plátano, yuca y ñame en el territorio. Así mismo, descartaron que se tratara de una represalia porque el excombatiente no había recibido amenazas de ningún tipo.

Otro punto que aducen quienes conocieron a Claro para refutar la versión de las autoridades es que no estaba en condiciones de participar de un ataque, ya que se estaba recuperando de una cirugía practicada en el municipio de Convención.

Por ahora, las declaraciones de la Policía de Ocaña no han sido confirmadas por autoridades nacionales y no se han entregado pruebas de las acusaciones. El partido político de las Farc tampoco se ha pronunciado acerca de estos señalamientos.

Hasta el momento, lo único confirmado es que las autoridades locales están investigando si este hecho fue premeditado y tenía la intención de asesinar a Claro por su condición de excombatiente, o si se trata de un crimen cuyo objetivo no era el reincorporado.

En cualquiera de los casos, los excombatientes y miembros del partido político de las Farc han denunciado constantemente que el Gobierno nacional no está protegiendo a los desmovilizados. Este sector afirma que el Estado los tiene en abandono y no les ha ofrecido las garantías para la implementación del Acuerdo Final de Paz y tampoco tienen protección a su integridad física.

Es importante resaltar que en lo que va del año ya han asesinado a cuatro excombatientes de las Farc. Claro sería la víctima número 253 desde la firma de los acuerdos de La Habana, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).

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