Más allá de las hormigas culonas: estos son los insectos que se comen en Colombia

La FAO ha catalogado a los insectos como la comida del futuro y recomienda su consumo. En Colombia, el comer insectos va más allá de las hormigas culonas.

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El mojojoy es una larva subterránea del tamaño de un pulgar que se alimenta de raíces, y pese a ser considerada plaga para las cosechas, es un nutritivo manjar para el ser humano. Shutterstock 162
El mojojoy es una larva subterránea del tamaño de un pulgar que se alimenta de raíces, y pese a ser considerada plaga para las cosechas, es un nutritivo manjar para el ser humano. Shutterstock 162

Comer insectos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), hace parte de la dieta de más de dos mil millones de personas en el mundo y la ha catalogado como la ‘comida del futuro’. El organismo internacional ha asegurado en sus más recientes informes, junto a la Universidad de Wageningen, que más de 1900 especies de insectos son aptas para ser consumidas por el ser humano -número que aumenta cada día-, de las cuales 31 % son escarabajos, 18 % orugas, mientras las abejas, avispas y hormigas son el 14 % y, los saltamontes, langostas y grillos el 13 por ciento.

La organización, además, recomienda su consumo por su aporte de nutrientes y proteínas, así como el aporte sostenible que implica para detener la sobreexplotación forestal. En Colombia, la realidad de agregar un insecto al plato no es para nada descartable y, en algunas zonas del país más que en otras, comer algunos insectos es representativo y hasta tradicional.

Hormiga culona

Es el insecto comestible más conocido en el país, especialmente representativo del departamento de Santander. Se trata de una hormiga originaria de Santander que tiene una cola prominente y alas. A las ‘princesas’ o ‘reinas’ de la colonia, las tuestan vivas al fuego y se sazonan con sal; dando un gusto parecido al maní, pero también se utilizan en preparaciones de salsas para carnes.

Estos insectos son un legado de la tradición indígena de los Guanes, que vivieron entre los siglos VII y XVI, y que les atribuían propiedades afrodisíacas y analgésicas. Actualmente, muchos de los emprendedores, que se encargan de producirlas y venderlas, les agregan algún valor adicional como diferentes sabores y cubierta de chocolate, para que el tradicional snack pueda ser consumido por personas con diferentes gustos.

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Snacks Insectos es un emprendimiento de dos jóvenes santandereanos. Foto: Instagram Snacks Insectos.
Snacks Insectos es un emprendimiento de dos jóvenes santandereanos. Foto: Instagram Snacks Insectos.

Mojojoy

Esta es una larva gigante que, desde hace años, se convirtió en comida para los indígenas del Amazonas cuando descubrieron que podían consumirla y así evitar que acabara con sus cultivos. Con el paso del tiempo, el insecto pasó a hacer parte de la lista de menús exóticos para los turistas que van a la región amazónica del país.

El mojojoy, para el más arriesgado, se puede consumir crudo y hasta vivo, pero para aquellos de estómago más sensible, la larva se prepara frita, asada o rellena. El insecto es una larva subterránea del tamaño de un pulgar que se alimenta de raíces, y pese a ser considerada plaga para las cosechas, es un nutritivo manjar para el ser humano.

Hormiga limón o arriera

Este tipo de hormiga también es común en la región del Amazonas y, según retrató el diario El Tiempo, se han convertido en un tesoro culinario para infusiones y salsas con un toque de limonaria. El diario citó a un chef conocido por experimentar con la cocina amazónica, Álex Salgado, quien les contó que la probó por primera vez en la comunidad indígena huitoto.

Según el chef, los indígenas la usan para infusiones por sus sabores herbales, “aunque le digan hormiga limón, suele dar más sabores a limonaria”.

Harina de grillo

Este es un producto que se ha dado a conocer, especialmente, en el viejo continente, pero que un emprendedor colombiano ya produce en el país, desde hace varios años. Según Conexión Capital, el bogotano Diego Cruz, lleva más de cinco años trabajando en su propuesta para hacer harina de grillos en el país.

“Primero hay que tener un zoocriadero donde se producen muchos grillos, se tienen que producir millones de grillos para hacer harina. La comida se les cambia de dos a tres días. Se les deja cantidades determinadas para saber cuánto alimento consumen al día. Consumen alrededor de 2,5 gramos de alimento en dos meses y medio que dura el proceso de crecimiento”, explicó al medio el entomólogo en 2019, cuando estaba trabajando junto a la Universidad de La Sabana para dar a conocer distintas recetas que se pueden preparar con esta harina.

“Cuando las personas no saben que se están comiendo un producto que tiene harina de grillo, reaccionan como si se estuvieran comiendo algo que les sabe muy bien. Ya cuando les decimos que tienen harina de grillo comienzan a hacer caras”, agregó el emprendedor.

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