Cansada de una vida convencional, y agobiada de estar en una oficina a diario, la politóloga colombiana, Julia García, decidió que su vida tenía que ser diferente y que, servirle a la humanidad era una de sus principales objetivos y pasiones. El periódico nacional El Colombiano la encontró y habló con ella de su historia de vida.
En su diálogo con el diario paisa, Julia manifestó que la forma en la que se desarrollaban sus días tenía que ver con una decisión permanente respecto a su rumbo existencial. “Esto no es un trabajo, es un estilo de vida”.
Según narra el diario, Julia decidió cambiar sus objetivos hace unos cinco años, cuando tomó la determinación de expatriarse, es decir, irse de su país natal, para llegar a otros lugares y poner sus capacidades a servicio de personas necesitadas que, en su mayoría, son seres humanos que han estado oprimidos bajo guerras, violencia, pobreza extrema, hambre, desastres naturales, entre otros flagelos.
Tras dos días de viaje, durante épocas de pandemia de coronavirus, y luego de hacer escalas en Panamá, Amsterdam, Dubai e Islamabad, la capital de Pakistán, Julia llegó a Chaman, ubicada en la provincia de Baluchistán, justo en la frontera entre Pakistán y Afganistán, donde se sobrevive a una guerra que data de más de diez años.
Allí llegó de la mano de la Organización Médicos Sin Fronteras (MFS), con quienes actualmente trabaja brindando ayuda a las personas más vulnerables que hoy en día padecen el conflicto del Medio Oriente. Chaman tiene el cruce principal de la zona limítrofe entre ambos países.
A su espacio de colaboración humanitaria, donde ella coordina la atención médica de cuidados neonatales y postnatales, y atienden pacientes que resultan contagiados de coronavirus, de manera gratuita, llegan refugiados afganos, desplazados pakistaníes y ciudadanos de escasos recursos.
En lo que lleva en su misión humanitaria, Julia ha atendido, de la mano de su equipo, más de 33 mil partos, 5 mil hospitalizaciones a niños y niñas menores de cinco años.
Según le comentó Julia a El Colombiano, el hecho de que los servicios médicos sean gratuitos es importante pues, para el momento, la gran mayoría de centros médicos son privados, es decir, deben pagarse sumas de dinero que pueden llegar a ser muy altas, y a las que muchas personas de la zona no pueden acceder.
Antes de llegar a Chaman, Julia García, estuvo trabajando en la defensa de los Derechos Humanos; llegó a Angola para atender la emergencia de los migrantes refugiados congoleses; estuvo en Cisjordania atendiendo proyectos de salud mental; y estuvo en Bihar, atendiendo a pacientes con VIH.
La politóloga está cerca de terminar su trabajo allí pues, las personas que deciden expatriarse se van con tiempos limitados para cumplir sus funciones. Julia llegó a Chaman en abril de 2020, y tendrá que salir de allí en abril de 2021.
“Cuando estás en terreno ves un sufrimiento que jamás imaginaste que podría estar sucediendo en el planeta. Pero a la vez conoces el impacto de lo que estás haciendo porque estás junto a las poblaciones. Vemos cómo hacemos la diferencia, cómo transformamos estas zonas”, le dijo García a la periodista Juliana Gil de El Colombiano.
Actualmente, la colombiana vive con personas de otras partes del mundo, en su mayoría, relata ella, hablan inglés y francés. Por ser mujer, Julia debe adaptarse a las reglas del lugar en el que está viviendo, al igual que las demás, debe cubrir su cabello y parte de su rostro para poder salir a la calle.
Según informó El Colombiano, y de acuerdo al testimonio de Julia, en Chaman la situación parece mejorar pues, Estados Unidos ha venido retirando sus tropas de Afganistán. Sin embargo, según reportes del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, 21,5 % de la población de Pakistán vive en situación de pobreza multidimensional extrema.