Óscar Camargo Ríos, alias Pichi, considerado como el ‘Pablo Escobar’ de Bucaramanga y Santander, fue recapturado por agenes de la Policía del Valle de Aburrá, en Antioquia, mientras la Policía Nacional se encontraba adelantando una persecución a bandas criminales y narcotraficantes en Envigado y Medellín.
Ríos ya había sido capturado y enviado a la cárcel La Picota de Bogotá hace tres años, sin embargo, tras la decisión de un juez de enviarlo a pagar casa por cárcel, escapó y siguió llenando de delitos su expediente criminal.
Según el informe del historial de alias Pichi, el hombre, de la mano de sus aliados, entre los que también ha estado involucrada su familia, venían liderando una guerra contra la banda de alias Poporro. La disputa respondía directamente a ganar el poderío sobre las rutas de narcotráfico de Bucaramanga y Santander.
‘El capo del microtráfico de Bucaramanga’, como lo denominaron las autoridades, tenía bajo su poder, el 80% del tráfico de estupefacientes en la región y, su imperio fue construido con base en un historial familiar criminal que data de alrededor de dos décadas.
En el 2018, cuando cinco de los hermanos Ríos fueron capturados, de la mano de otras más de 30 personas involucradas en la red delincuencial de Pichi, el general Manuel Vásquez, entonces comandante de la Policía Metropolitana, explicó que, “lo que buscamos es erradicar este emporio familiar que durante dos décadas se ha dedicado al narcotráfico en el área metropolitana de Bucaramanga”.
Vásquez estuvo bajo la mira de Pichi por sus insistentes operativos para capturarlo, por lo que se supo que el capo estaba contratando sicarios para terminar con la vida del uniformado. Le estaba ofreciendo $200 millones a quien asesinara al general.
Pichi ha burlado a las autoridades en varias ocasiones, desde el 2011, el ‘Pablo Escobar de Bucaramanga y Santander’ se ha escapado de las medidas impuestas por las autoridades en su contra. En ese año, 18 personas fueron capturadas, incluyendo a Pichi, sin embargo, aunque los demás integrantes de la banda sí tuvieron que enfrentarse a la ley, Camargo Ríos logró escapar.
Tras estar fugitivo por casi cuatro años, Pichi volvió a caer en manos de las autoridades, en medio de operativos de la policía en Cañaveral, Floridablanca. Sin embargo, a pesar de estar privado de su libertad por casi dos meses, (56 días exactamente), Pichi se escapó saltando del segundo piso de una clínica a la que había sido trasladado para responder a una cita médica que tenía agendada. Pichi se escapó incluso cuando estaba siendo custodiado por guardias del INPEC.
Nuevamente, el capo retomó sus actividades ilegales, y estuvo en el anonimato por casi tres años, hasta que en 2018 fue capturado, otra vez. Pichi fue enviado a la cárcel la Picota de Bogotá pero, a pesar de su historial delictivo, un juez decidió otorgarle el beneficio de casa por cárcel, lo que ayudó Camargo Ríos a crear un nuevo plan de fuga, plan que funcionó, pues escapó y no se supo de su paradero hasta la confirmación de su captura en las últimas horas.
Con los años, hombres que trabajaban para él, entre los que habían menores de edad, fueron cayendo uno a uno, pero Óscar Camargo Ríos, alias ‘Pichi’, siempre salía bien librado. Además de acciones relacionadas con el narcotráfico, a Pichi se le acusa de tener a su cargo una organización de sicarios que, según informes de la Policía, tendrían la responsabilidad de haber asesinado a más de 20 personas.
A pesar de la cadena repetitiva de capturas y fugas del capo, Óscar Camargo Ríos, alias Pichi, enfrenta cargos como concierto para delinquir, tráfico, fabricación y porte de estupefacientes y uso de menores para la comisión de delitos.