La Fundación Ideas para la Paz (FIP) analizó cuáles han sido las consecuencias y afectaciones a la mujer durante la pandemia por la covid-19. Durante la crisis, este sector de la población ha sido el A afectado en materia de desempleo y falta de acceso al mercado laboral, lo que ha alterado gravemente su vida privada y la de sus familias. Según el estudio, estas problemáticas se agudizan si pertenecen a un grupo étnico, si trabajan en la informalidad o por su estatus migratorio.
Las medidas de aislamiento, además, han aumentado el riesgo de violencia intrafamiliar y doméstica. Asimismo, debido a los roles tradicionales de género y al trabajo desde casa, las mujeres han tenido que asumir gran parte de las labores de cuidado del hogar. Por ello, la FIP analizó este impacto diferenciado de la pandemia, especialmente en materia de desempleo, violencia y labores de cuidado.
En materia de desempleo, se vio un aumento del 13.5% al 21.4% en estas cifras a nivel nacional entre marzo y mayo en comparación con 2019. En los hombres, el incremento pasó de 8.4% al 15.2%, según datos del Dane. Los resultados revelan que los sectores más afectados durante la crisis coinciden con aquellos que contaban con un gran número de mujeres contratadas para 2019, entre ellos los servicios domésticos, hotelería y turismo y comercio al por menor. La FIP señala que 5.195.729 de mujeres, 56.3% del total, desempeñaban sus labores en estas áreas.
De acuerdo con información de Sisma Mujer, la FIP identificó que, entre el 25 de marzo y el 11 de abril de 2020, se incrementaron en un 76.%% las llamadas por delitos sexuales realizadas a la línea 155 que orienta a las mujeres víctimas de violencia, quienes representaron el 90% del total. Además, entre marzo y mayo de 2020, se presentaron 6.733 llamadas, 4.086 más que en el mismo periodo del año pasado, lo que representó un aumento del 154.4%. LA FIP estima que existen 15 millones de casos adicionales de violencias basadas en género por cada tres meses de aislamiento preventivo obligatorio.
En relación con las labores de cuidado, se determinó que el 89.5% de las mujeres en Colombia participan en actividades no remuneradas en el hogar, frente al 62% de los hombres. Además, las cifras del Dane señalan que las mujeres destinan más de 50 horas a la semana en trabajo doméstico y de cuidado, frente a las 24 horas que usan los hombres. La mayoría de estas mujeres son cabeza de hogar bajo condiciones precarias. Asimismo, la ONU Mujeres reitera que las mujeres continuan asumiendo desproporcionadamente el cuidado no remunerado que ha aumentado por la cuarentena, el cierre de colegios y la necesidad de apoyo emocional debido a la incertidumbre de la crisis.
Por ello, es necesario tomar acciones de conducta empresarial responsable para que se respeten los derechos de las mujeres, sujetos de especial protección ante la Corte Constitucional. La crisis de la covid-19, sostiene la FIP, es una oportunidad para reimaginar y recrear empresas más responsables y comprometidas con el desarrollo y las poblaciones vulnerables. Así, fue posible identificar que el 83% de las grandes empresas tomaron acciones en Bogotá, Antioquia, Caldas, Tolima y Valle del Cauca, en comparación con el 17% de las pequeñas empresas.
Los sectores económicos relacionados con el comercio y las actividades financieras fueron los mayores beneficiados gracias a estas medidas. El primero de estos se destaca por ejecutar acciones relacionadas con la creación de empleos para madres cabeza de hogar y alianzas público-privadas para la prestación de servicios de denuncia ante casos de violencia. Pero, el sector de servicios presentó impactos negativos en las empleadas domésticas, ya que al inicio del aislamiento se realizaron despidos injustificados y exigencias para trabajar como niñeras ante la restricción para ejecutar otras labores.