El pasado 24 de agosto, Harold David Morales, un joven de 17 años, jugador de fútbol, fue baleado en la espalda en un presunto procedimiento policial en el sector Casas caídas, barrio de San Francisco, de la ciudad de Cartagena de Indias.
Herido, fue trasladado por los uniformados al CAP de Canapote, ubicado en el mismo barrio, en donde falleció por los impactos de bala.
En su reporte, los uniformados reportaron que el menor de edad pertenecía a una pandilla delincuencial del sector y que, ante la presencia de las autoridades, les habría atacado con un arma artesanal. Razón por la que éstos habrían actuado en defensa propia.
Pese a lo anterior, la familia de Harold, así como vecinos del sector, llamaron la atención tanto de las autoridades como de los medios de comunicación para ahondar en la muerte del joven, un destacado deportista sin antecedentes delincuenciales.
Ante esta situación, luego de analizar evidencias, un fiscal de la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos presentó imputaciuón de cargos ante un juez de control de garantías a tres de los patrulleros de la Policía Metropolitana de Cartagena.
Por los delitos de homicidio agravado, favorecimiento al homicidio y falsedad en documento público además de medida de aseguramiento intramural, la Fiscalía aseguró a los patrulleros Octavio Darío Porras Vides, Iván Darío Olivo De Ávila y Juan Esteban Gómez Ricard.
En audiencia, los procesados no aceptaron los cargos.
Según la reconstrucción de los hechos realizada por la Fiscalía General de la Nación, fue el patrullero Olivo De Ávila, al parecer, quien golpeó al menor de edad sin justificación alguna, en el marco del procedimiento irregular adelantado por estos agentes de la Policía.
Después, Porras Vides le habría disparado con el arma de dotación. En el reporte oficial, los tres uniformados señalaron que Harold David Morales era miembro activo de una pandilla y que, ante la acción de éstos, les disparó con un arma de fabricación artesanal, la cual fue sometida a cadena de custodia por el patrullero Gómez Ricard, el tercero involucrado en la imputación de cargos.
Elementos testimoniales recogidos por la Policía Judicial en la escena de los hechos, así como la labor de presión legal ejercida por la familia de Harold, y el escrutinio de los medios como el diario local El Universal, evidenciaron que la versión de los patrulleros era falsa.
La Fiscalía reveló que las pruebas periciales de balística concluyeron que el artefacto “hechizo” que, supuestamente, utilizaría Harold David Morales para atentar contra los patrulleros, indicó que éste no era apto para disparar, entre otras evidencias que son parte de la reserva del sumario.
Porras Vides, Olivo de Ávila y Gómez Ricard, se encuentran detenidos a la espera del proceso judicial correspondiente.
La muerte de Harold: un caso que conmovió a Cartagena
De acuerdo con la versión de la familia Morales, Harold estaba probando suerte como jugador profesional cuando regresó a la ciudad por motivo de la pandemia.
Desde marzo de 2020, el joven había tomado la decisión de trabajar para colaborar con su familia, dada la crítica situación económica que la crisis impuso. Se empleó en un lavadero de motos, cerca a su casa. El trabajo tuvo prioridad sobre el entrenamiento deportivo, pero la familia unida pudo sobreaguar los meses del aislamiento inteligente decretado por el gobierno.
El día de su muerte, Harold se encontraba en su sitio de trabajo cuando arribaron dos policías en moto y, luego de un cruce de palabras, el joven corrió hacia un descampado. Uno de los policías, el patrullero Porras Vides lo persiguió y le disparó en la espalda mientras Harold corría.
La versión de las autoridades fue que se trató de un evento de control en zona ante el incremento de pandillas, pero la familia negó de plano estas declaraciones.
Desde ese entonces comenzaron una lucha, que incluyó velatones y marchas por la ciudad, para demandar una investigación transparente y justa que diera cuenta de los hechos que costaron la vida de una joven promesa que regresó a casa para encontrar la muerte.