El Tribunal de Bogotá le dio la razón a la Fiscalía General de la Nación de Colombia y dejó en firme la decisión de incautar millonarios bienes que le pertenecían al narcotraficante Pablo Escobar Gaviria. 27 años después de su muerte, estos activos todavía tenían la marca del capo, pero los manejaban familiares y allegados.
El informe lo presentó el noticiero CM&, que explicó que el proceso de extinción de dominio se le aplicará a 16 propiedades que estaban a nombre de allegados al jefe del cartel de Medellín y de parientes de Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias Popeye, quien murió en febrero de 2020, tras sufrir un cáncer. El noticiero explicó que la batalla legal viene desde 2018, cuando la Fiscalía General tuvo conocimiento de unos bienes valorados en $6.200 millones de pesos provenientes del narcotráfico, razón por la cual debían ser tomados por las autoridades.
Las propiedades fueron trasladadas, después de la muerte de Escobar, a sus familiares y a los de Popeye. CM& afirma que fueron los nuevos dueños quienes hicieron llegar un recurso al Tribunal de Bogotá, en el cual pedían la suspensión del proceso de extinción de dominio, pero, dos años después, la Sala Penal del Tribunal rechazó la petición y dejó en firme la decisión de la Fiscalía de incautar, entre otros bienes, cuatro viviendas, tres parqueaderos y tres vehículos
Estas son las imágenes que muestra el noticiero y que podría tratarse de los bienes que están ahora en extinción de dominio:
En un artículo de la revista Semana, la viuda de Pablo Escobar contó que en su libro “Mi vida y mi cárcel con Pablo Escobar” muchos otros narcotraficantes le pidieron los bienes y parte de la fortuna del capo para “saldar cuentas”. Entre ellos estuvieron los jefes del Cartel de Cali, Miguel y Gilberto Orejuela, Jose ‘Chepe’ Santacruz y Hélmer ‘Pacho’ Herrera. A estos últimos se les hizo entrega de lo que pedían en unas de las sedes del club América de Cali.
Pero según lo que le dijo Victoria Eugenia Henao al medio, una cuñada suya se quedó con una parte de la fortuna de Escobar, entre ellos un penthouse en el barrio El Poblado de Medellín. El medio también recordó que según el testamento del jefe del Cartel de Medellín al que tuvieron acceso, este le otorgó a sus padres y hermano el 99 por ciento de la cuarta parte de su fortuna y el 1 por ciento para una tía, pero que la mitad de los bienes irían para Henao, Juan Pablo su hijo y para sus futuros hijos (como Manuela que nació años después) les dejó bienes, muebles, enseres, porcelanas, adornos y electrodomésticos de la “cuarta de mejoras de la ley”.
Otra de las curiosidades que relata Henao al medio es que los primeros que llegaron a buscarla para reclamarle dinero de Escobar fueron sus socios Popeye, Giovanni, Mugre, Otto y Arete. Según Noticias Uno, a la mamá de Velásquez en 2018 le quedaron millonarios bienes como una bodega en el barrio Cristo Rey de Medellín, otro en el Guayabal, una casa de más de 800 metros cuadrados, y dos locales en el centro comercial Domo Centro, en El Poblado, pero en ese año a todos esos bienes se les practicó extinción de dominio porque, según El Tiempo, la mujer argumentaba que se los había ganado con chances, loterías, herencias de un negocio y con trabajos de respotería y no acosta de los delitos que cometió Popeye en los años ochenta y noventa.
La primera navidad fuera de Colombia de su familia
En una reciente entrevista con Semana, la viuda de Escobar revivió ese viaje que los sacó de Colombia y terminó llevándolos a Buenos Aires. “Después de la muerte de Pablo, ningún país del mundo nos quería recibir. Todas las puertas estaban cerradas para la viuda de Pablo Escobar. El único que aceptó recibirnos fue Mozambique, y para allá arranqué con mis hijos”, recordó Henao en el diálogo con el portal informativo.
Tras escapar de la llamada cárcel de La Catedral y volver a la clandestinidad, el principal interés de Pablo Emilio Escobar Gaviria era sacar a su familia de Colombia, para ponerla a salvo de sus muchos enemigos. Ese fue el centro de una nueva negociación para una eventual entrega ante el gobierno colombiano y la clave de una estrategia de los organismos de seguridad para, eventualmente, hacerlo cometer un error y descubrir su ubicación.
El 27 de noviembre de 1993, un año antes de que la familia Escobar aterrizara en Buenos Aires y apenas unos días antes de que el capo cayera baleado sobre el techo de una casa en Medellín, María Victoria Henao, sus dos hijos y su nuera abordaron un avión de Lufthansa con destino a Frankfurt. El destino final era Maguncia, donde recibirían la ayuda de una comunidad religiosa para comenzar una nueva vida, alejados de la muerte y la destrucción creada por su esposo y padre.
Sin embargo, el gobierno alemán decidió no admitirlos, y el 29 de noviembre todos debieron regresar a Colombia, para ser resguardados en residencias Tequendama, un hotel propiedad del Ejército colombiano, donde se orquestó el final del capo. Mientras su familia se encontraba allí, después de ser inadmitida en Alemania, un desesperado Pablo Escobar habló por teléfono más tiempo de lo recomendado, así, aseguran las autoridades, pudieron triangular su ubicación y, finalmente, darle de baja.
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