La migración es una posibilidad de intercambiar culturas, idiomas y conocimientos. Este fenómeno trae beneficios para las comunidades receptoras así como para quienes empiezan una nueva vida lejos de su lugar de nacimiento. Este fue el caso de Santiago Potes, un joven colombiano de 23 años que migró a Estados Unidos (EE.UU) y hoy es el primer latino del programa DACA en obtener la prestigiosa la Beca Rhodes para estudiar en la Universidad de Oxford (Inglaterra).
Santiago Potes nació en Cali, Valle del Cauca, pero cuando tenía solo cuatro años su familia tuvo que huir de la ciudad porque fue hostigada por las Farc. Para la época, el Sistema Nacional de Información del Desplazamiento Forzado del Gobierno Nacional registró a más de 720.000 colombianos que tuvieron que salir de sus lugares de origen (entre 1996 y el 2001).
El desplazamiento forzado en Colombia es una realidad que han tenido que vivir miles de familias, unas con más suerte que otras, como es el caso de la familia Potes, que pudo viajar a Miami (EE.UU) y a comenzar de nuevo. Sin embargo, no todo fue fácil. Ellos llegaron al país del norte indocumentados, lo que les obligó a vivir escondidos y huyendo de nuevo.
“Me enteré de que era indocumentado la mañana en que el Servicio de Inmigración y Aduanas apareció en nuestra puerta para deportarnos. Creo que debí tener 11 o 12 o 10 y fue una locura porque teníamos que irnos. Recuerdo que mi padre me dijo que solo podía llevarme una cosa y teníamos toda nuestra casa allí, pero decidí llevar mi mochila porque quería seguir yendo a la escuela”, aseguró Santiago en una entrevista a Caracol Noticias.
En esa ocasión su familia pudo escapar por la puerta trasera de la casa, pero años más tarde no corrieron con la misma suerte y su padre fue deportado.
Todas estas situaciones adversas no fueron un impedimento para que Santiago saliera adelante. El joven siempre supo que la educación era el único recurso que tenía para crear su propio futuro. Incluso, desde pequeño sus profesores notaron su coeficiente intelectual avanzado y lo impulsaron a ser mejor cada día.
Santiago recuerda con cariño a la profesora Marina Esteva que lo seleccionó para su aula de “estudiantes superdotados” en la escuela primaria Sweetwater en Port Orange, Florida. Gracias a eso pudo acceder a lo que denomina “una educación primaria rigurosa”, que lo preparó intelectualmente de la mejor manera.
Actualmente, Santiago habla nueve idiomas, se acaba de graduar de la Universidad de Columbia en Nueva York y en octubre de 2021 espera estar establecido en Londres para aprovechar la beca que ganó. En el país europeo, el joven estudiará una maestría en Relaciones Internacionales enfocada en temas de seguridad.
Potes afirma que, después de finalizar este curso, su aspiración es volver a Estados Unidos y servir en ese país. “Quiero ser un experto en Seguridad Nacional que trabaje en el Departamento de Estado o como consejero de un senador. Quiero utilizar mi investigación académica para ayudar a los Estados Unidos”, aseguró durante una entrevista que concedió a NPR, la cadena de radio pública de EE.UU.
Aunque Santiago no ha perdido su acento caleño y reconoce ser colombiano, él se siente completamente estadounidense y por eso quiere contribuir a ese país. Además, asegura que le debe mucho a DACA, el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia. Esta iniciativa beneficia a ciertos inmigrantes indocumentados que llegaron a Estados Unidos cuando eran muy pequeños y que tienen capacidades artísticas o intelectuales extraordinarias, por eso Potes da fe de lo bueno que es este programa.
“Creo que en el programa DACA fue la primera vez que me reconocieron como estadounidense. Entonces siento que quiero proteger este programa”, aseguró Santiago.
Estas declaraciones están relacionadas al riesgo que ha corrido este programa recientemente. De hecho, en junio de este año casi se interrumpen las consecuciones de becas para los jóvenes de DACA, pero la Corte Suprema estadounidense falló para seguir el proceso. “Si no hubieran fallado a favor de DACA, simplemente no habría podido solicitar la beca”, afirma Potes.
Toda esta experiencia y ser el ganador de la Beca Rhodes es un privilegio que Santiago todavía no puede creer. “Todavía no lo creo porque siento que esta beca no es para mí. Está destinada a personas que han tenido calificaciones perfectas, ya sabes, que son como personas perfectas y definitivamente no soy eso”, dijo.
Ahora, la tarea de este joven es demostrar que los migrantes pueden ofrecer mucho a las comunidades receptoras y sobre todo que la educación puede transformar realidades.
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