Desde el pasado 9 de diciembre de 2019 la Jurisdicción Especial para la Paz de Colombia (JEP) ha realizado tres jornadas de exhumación en el cementerio del municipio de Dabeiba, en el departamento de Antioquia, que han permitido el hallazgo de 71 cuerpos de personas que habrían desaparecido en el marco del conflicto armado.
Según la JEP, se presume que en el cementerio de Las Mercedes de este municipio al occidente de Antioquia, se encontrarían más de 50 cuerpos de víctimas presentadas ilegalmente por la Fuerza Pública como bajas en combate.
Luego de un año de diligencias y exhumaciones, el Tribunal de Paz ha hecho entrega de cinco cuerpos de personas dadas por desaparecidas, que según El Espectador, que conoció el expediente judicial y algunas declaraciones, pertenecen a víctimas de “falsos positivos” dentro de los que se encuentran dos menores de edad.
Los cuerpos de Eliécer de Jesús Manco Úsuga (13 años), Yulieth Andrea Tuberquia (12 años), Alveiro Úsuga Uribe, Nelson Antonio Góez Manco y Édison Lezcano fueron entregados a sus familiares el 10 de noviembre en una ceremonia en la que participaron miembros de la JEP, la Fiscalía General de la Nación y Medicina Legal.
Los primeras dos procedimiento en Dabeiba se realizaron en diciembre de 2019, donde se exhumaron 17 personas, y en febrero de 2020, cuando se recuperaron 37 cuerpos.
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Los últimos hallazgos reportados por la Jurisdicción de Paz fueron hechos a mediados de noviembre. 17 cuerpos fueron encontrados en seis fosas comunes y en actualmente se avanza en el proceso de identificación por parte de los organismos encargados.
Durante estas jornadas realizadas por antropólogos y funcionarios de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP, se realizaron 150 tomas de ADN a ciudadanos que tienen familiares desaparecidos.
<mark class="hl_orange">Las víctimas</mark>
Eliécer de Jesús Manco Úsuga de 14 años y Alveiro Úsuga Uribe fueron retenidos a la fuerza por un grupo paramilitar y luego encontrados muertos con impactos de bala, el 14 de noviembre de 1997, tras una incursión de este grupo armado en la vereda “Llanogrande”.
“A mi casa fueron como 50 hombres, yo me volé de milagro y me salvé porque me tiré al rastrojo y ellos no me vieron”, denunció ante la Fiscalía un familiar de las víctimas desaparecidas forzosamente.
Según los investigadores, las víctimas presentan patrones que concuerdan con características de las víctimas de desaparición forzada y los llamados “falsos positivos”.
Por su parte, el menor Eliécer de Jesús Manco Úsuga murió por un impacto de bala en la parte de atrás de la cabeza, y fue “inhumado como persona no identificada en una fosa común”. No obstante, el cuerpo de su hermano Wilson Jairo, y el de su padre Félix Manco Durando, que también fueron desaparecidos esa noche de 1997, no han sido encontrados.
La JEP asegura que está “empeñada en su búsqueda”.
A su vez, Alveiro Úsuga Uribe, que fue enterrado junto a Eliécer de Jesús como persona no identificada, fue el primer habitante retenido por el grupo paramilitar ese 14 de noviembre.
“Según relataron varios testigos que presenciaron los hechos, también le endilgaron, de acuerdo con el reporte de la policía judicial para la época de la diligencia, tener en su poder: 2 escopetas, un revolver, 5 cartuchos, 2 granadas, una mina, un tarro de metralla y 120 cartuchos de fusil AK 47”, menciona el comunicado de la Jurisdicción Especial para la Paz.
Estos crímenes, según la JEP, están siendo investigados a partir de los aportes de verdad hechos al tribunal.
Por último, la identificación de los cuerpos de Nelson Antonio Góez y Yulieth Andrea Tuberquia de 16 años se pudo realizar gracias a la toma de muestras de ADN, impulsada por Medicina Legal y la JEP.
La Fiscalía había recuperado el cuerpo de la menor, y gracias a la recolección del material genético se logró su identificación.
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