Ni con el nombramiento de una subcomisión, liderada por el coordinador ponente, senador Armando Benedetti, cuya función consistió en analizar el documento que llegó aprobado de Cámara, ni las propuestas añadidas a última hora por las bancadas, servirá para que el Código Electoral pase en limpio en el último día de sesiones ordinarias y virtuales del Congreso de la República, programadas para el 16 de diciembre.
Lo que demuestra un hecho: no hay consenso para sacar adelante la iniciativa que cambiaría las reglas de juego de partidos y figuras políticas en los siguientes años, pese a que el proyecto ha pasado por varias “podas” y cuenta con el respaldo del mismo Registrador Nacional, quien considera que es el momento para el cambio de este código, que viene desde 1986.
Antes de la última sesión del 15, la votación en bloque contabiliza 180 artículos, pero los puntos gruesos de la reforma están en rojo y pendientes: modalidad del voto, paridad de género, reestructuración del personal de la Registraduría y la depuración del censo electoral.
Sin embargo, el Congreso ha estado acucioso en la aprobación de otros proyectos de ley, como el aumento salarial para representantes y senadores en 2021, o ha propuesto discusiones de última hora relacionadas, por ejemplo, con la discusión sobre la rebaja en el SOAT, cuyo pago anual es uno de los primeros dolores de cabeza de los contribuyentes en el mes de enero.
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Ante la opinión pública, el Congreso aparenta no “jalarle” a una votación del proyecto. O, al menos, no en las ordinarias del 16 de diciembre. Pero, en las extraordinarias, el proyecto tampoco la tiene fácil, pese a que de su definición dependen las expectativas políticas y electorales de las bancadas a 2022.
Lo que viene para el Código Electoral
El Gobierno Nacional citará sesiones extraordinarias mediante decreto entre el 17 y el 18 de diciembre, para convocar Plenaria para el lunes 21 de diciembre, por lo que los senadores deberán votar el pendiente del articulado, así como la conciliación.
El riesgo que nadie quiere asumir es el del archivo del proyecto, en parte porque frenaría la necesidad de modernización que ha manifestado la Registraduría, además de la pérdida de un esfuerzo por llevar al Código temas actuales en las discusiones políticas, como la paridad o la modalidad del voto tanto tradicional como electrónico.
Pero, de nuevo, al Congreso le urgen los tiempos. En la agenda de las sesiones extraordinarias estarían incluidos otros proyectos que siguen en pendiente, como el del teletrabajo en casa, que normaría este tipo de actividad laboral que ha llegado a ser una realidad para los hogares colombianos.
Por lo que los senadores y representantes tendrían que actuar estratégicamente para aprobar el grueso de iniciativas de ley que quedarían en suspenso desde el miércoles 16 de diciembre.
Pese a voces discordantes, como la del ex vicepresidente Germán Vargas Lleras, la Plenaria del Senado ve con buenos ojos al Código, no solo por la actualización que éste tendría, sino también porque sería una herramienta clave para la reorganización de las listas que serán votadas en el inminente 2022, año en el que se define la Presidencia de la República y los cuerpos colegiados en el país.