El sábado 30 de julio de 2016, el cuerpo desnudo y ensangrentado de Stephanie Magón apareció en medio de la calle Miami de la colonia Nápoles, un barrio de clase media-alta de la Ciudad de México. Ella era una colombiana de 23 años que soñaba con ser modelo en el extranjero y estaba en ese país logrando su objetivo; sin embargo, su repentina muerte sigue sin una explicación cuatro años después.
El cuerpo de Magón fue hallado con un traumatismo craneoencefálico, fractura de mandíbula y signos de tortura. En ese entonces, el expresidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF), Édgar Elías Azar detalló que la colombiana nacida en Cali presentaba “fractura en la mandíbula, golpes contundentes, costillas rotas, venía muy golpeada, intencionadamente la mataron a golpes, es la conclusión coloquial que se puede decir”.
Es decir, cuando empezaron las investigaciones, la principal teoría de las autoridades era un feminicidio, debido a las graves heridas de la modelo colombiana. Sin embargo, con el paso del tiempo, la Procuraduría de Ciudad de México empezó a descartar la opción de que alguien hubiera lanzado a la joven desde el edificio, en el que Magón arrendaba un apartamento, y la explicación de una caída accidental o un suicidio empezó a tomar más fuerza.
Las autoridades aseguraron que las heridas de Magón eran consecuencia de la caída desde la terraza, desde la que se habría lanzado la joven accidental o intencionalmente. Según el portal Uno TV, quienes en 2016 compartieron las fotos en las que trabajó la modelo dos días antes de su muerte, los investigadores también hablaron de consumo excesivo de alcohol y drogas por parte Magón, cosa que sus familiares negaron rotundamente, pues la joven no tenía esos hábitos.
La Procuraduría General de México, además, informó que la joven trabajaba como edecán, término que en Colombia se asocia con damas de compañía o prostitutas, cuando su familia contó que la joven llegó a México meses antes gracias a un casting que ganó con la agencia de modelos mexicana New Icon Model Management, con la que tenía un contrato firmado, y con la que trabajaba en campañas de publicidad.
A pesar de que el informe del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Incifo) reportó que el cadáver fue hallado en posición fetal, con signos de tortura, haciendo sospechar que quizá pudo ser víctima de un ataque violento, según citó El Tiempo, la Procuraduría General de México dijo que no había evidencia de huellas de lucha, defensa, forcejeo o sometimiento, y que los golpes y fracturas correspondían con el impacto de una caída.
El caso cerró así, las autoridades mexicanas aseguraron que nadie había atentado contra la vida de la joven colombiana, sino que ella se había lanzado desde la terraza del edificio, un quinto piso, donde vivía desde dos meses antes de su muerte. Lo cierto es que, aunque Stephanie Magón fue enterrada en Colombia, ya que el Consulado de Colombia en México fue el responsable de la identificación y el traslado del cuerpo a su tierra natal, familiares y expertos aún no creen en la versión de las autoridades y llevan cuatro años planteando dudas sobre el caso.
Lo que no tiene respuesta
Magón apareció a 5,3 metros del edificio desde el que, supuestamente, saltó. El médico Jorge Quiñones, citado por El Tiempo, ha explicado en varias ocasiones que si la caleña se lanzó desde la terraza debió haber realizado ”un salto descomunal” para caer a esa distancia del edificio, según relató el médico con posgrados en medicina deportiva, dopaje y fisiología de músculos, para caer a esa distancia, Stephanie debió correr cerca de 45 metros, cosa que era imposible en el terreno del edificio.
Sin embargo, la explicación de la Procuraduría General de México es que la joven se estrelló contra un árbol, lo que hizo cambiar la dirección de su cuerpo.
Por otro lado, expertos cuestionan la posición en la que se encontró el cuerpo de Stephanie en medio de la calle Miami. El cadáver fue hallado en posición fetal, informó el Instituto Nacional de Ciencias Forenses, cosa que según expertos citados por el mismo diario no sucede en estos casos, pues las personas suelen quedar con las manos frente a la cara, como instinto para protegerse el rostro.
Estas explicaciones abren una hipótesis que nunca fue considerada por las autoridades de la Ciudad de México, que el cuerpo de Magón fuera dejado por su victimario en medio de la calle.
Tres meses antes de la muerte de Stephanie Magón, en la misma zona de la colonia Nápoles, las autoridades mexicanas rescataron a 10 venezolanas y siete colombianas que habían sido víctimas de una red de trata de personas para comercio sexual, después de que una de ellas lograra escapar para dar aviso a la Policía.
Por otro lado, según un informe del portal colombiano Vanguardia realizado en 2016, el 30 de julio de ese año a las 7:44 a.m., hora mexicana, la Procuraduría General de México trinó que el cuerpo presentaba diversos golpes en cráneo y mandíbula, cosa que confirmó en un trino a las 2:21 p.m., al siguiente día, en el que la entidad agregó evidencia de golpes violentos en el cuerpo.
Sin embargo, la entidad mexicana desvirtuó la información el 3 de agosto en otra publicación en la que señaló que no se encontraron evidencias que indicaran la aplicación de algún tipo de fuerza y que los signos de golpes habían sido producto de la caída.
Según el mismo medio, la noche del 29 de julio de 2016, Stephanie Magón estaba en una fiesta en el bar Foro Normandía, centro de la ciudad, y, según el diario El País de Cali, un jefe de la agencia de modelos mexicana con la que trabajaba la modelo, pero que no reveló su identidad, aseguró que “la chica salió la noche anterior de fiesta, la vieron muy mal en un baño y cuando la llevaron a casa estaba tan ebria que se cayó de su azotea”.
También hay informaciones sobre una fiesta en el edificio en el que vivía Magón esa misma noche, según El Espectador, el mexicano Ricardo González estaba cumpliendo años, razón por la que había una fiesta en su departamento, la cual terminó en la madrugada y aseguró que cuando salió a acompañar a sus amigos no notó nada extraño.
Stephanie Magón era madre de un niño que, en ese entonces, tenía cuatro años, estaba casada y estudiaba comunicación social. Llegó a México a principios del mes de abril con el fin de alcanzar las pasarelas internacionales.
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