Los Billis: la historia de la pandilla de jóvenes de estrato 5 y 6 que se volvió un mito del norte de Bogotá

En el libro ‘Se llamaban los Billis de Unicentro’, Felipe Mercado cuenta como fue vivir en el mismo barrio de la célebre pandilla de Bogotá.

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En la Bogotá de 1984 el narcotráfico estaba en pleno auge y la mentalidad del dinero fácil llegó a permear a toda la sociedad, tanto que hasta los estratos altos vieron como entre sus hijos crecía una banda que se hizo célebre por estar ubicada en uno de los barrios más exclusivos de Bogotá.

los Billis, fueron una celebre pandilla que se hizo famosa por casi tomarse Unicentro, en ese momento el único centro comercial de Colombia y que en su mayoría estaba conformada por adolescentes de estratos 5 y 6. Aunque empezó como un parche de amigos se transformó en una banda captada por el narcotráfico de esa época.

El Tiempo recopila la historia de Felipe Mercado, un testigo directo de lo que ocurrió en es época y que vio como amigos y personas de su barrio se vieron afectadas por el actuar de los Billis.

En el texto Mercado narra como los jóvenes, casi niños, roban una pequeña droguería en el norte de la ciudad y el botín se reparte entre todos los cómplices y algunos amigos más.

Ese episodio muestra la talla de quiénes eran ellos, en su cofradía, todo era para todos, era una democracia bellísima. Si había un perro caliente, era un mordisco para cada uno, era una vaina de locos, éramos unos niños y esos manes me demostraron que los Billis eran solidarios y comprometidos, por eso fueron tan unidos, siempre andaban en gallada y por eso los vimos como un objeto de culto, fueron tristemente célebres.

Mercado creció en el barrio donde nacieron los Billis y gracias a su licenciatura en letras de la Universidad Central, las vivencias que tuvo y las redes sociales, donde encontró un grupo de personas que también vivieron eso escribió el libro ‘Se llamaban los Billis de Unicentro’.

En el texto cuenta como muchos jóvenes acomodados de esa época se empezaron a reunir para mostrar y presumir pantalones entubados, zapatos Zodiac, las motos, los carros y las joyas que muy pocos en la ciudad podían permitirse comprar.

Con el tiempo, los Billis se tomaron Uniplay, el lugar para jugar videojuegos arcade como Space Invaders o Asteroids, muy de moda en esa época, y en donde tomaban trago y se drogaban sin importa nada.

“Yo tenía mi tesis en torno a la influencia negativa y tóxica que había tenido sobre mi generación esa época del narcotráfico, por ese culto al dinero fácil y esa arrogancia del traqueteo. Nosotros estuvimos muy condicionados por esa cultura. Para soportar esos argumentos me basé en los testimonios de unos amiguitos que conocí desde muy pequeño, que eran los Billis, ellos vieron cómo mataron a sus amigos, sus hermanos, desde el principio de los 80 éramos unos niños que jugábamos en las maquinitas, y ahí comenzó todo, porque resulta que ese fue el caldo de cultivo para esa pandilla”, contó Mercado al periodista Óscar Murillo.

Cuando los directivos y dueños de Unicentro no aguantaron más los sacaron de ahí con ayuda de la Policía. Esto hizo que llegaran a la carrera 15 donde se tomaron la zona de la 98, en donde las discotecas como Río, Amnesia, Scape, El Urban, Stardust, Fuente Azul, Unicornio se convirtieron en el sitio de reunión captadas también por el perico y la rumba pesada. En el texto, Mercado también cuenta como algunos hombres de los Billis terminaron muertos, en la mendicidad o en la Cárcel.

“Los escenarios donde sucedió todo no existen, el parque de la 98 era un parque con rodadero, hoy es una vaina diferentísima, solo cemento y ladrillo; la Caracas era llena de urapanes, hermano, y ya no hay nada; siento como si me hubieran arrancado algo, tengo ganas de volver a escribir, recordar, y volver a esos recintos. Me duele todo, la muerte de estos manes, aunque los envidiaba, me duele que nuestra generación se haya ido por el sifón, porque más de uno sigue siendo igual, delincuentes, mentirosos, y tramposos, pero el 90 por ciento somos gente de bien”.

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