Una rumba en la noche de la reinauguración de Disco Club Salsa, el pasado 31 de octubre, fue una de las claves para que los hermanos Álvaro Uriel y Robin Alirio Castro Gómez fueran capturados y puestos a disposición para una posterior extradición a Estados Unidos, por los crímenes de narcotráfico y concierto para delinquir.
“Con los agentes del FBI se procedieron a la utilización de técnicas especiales, agentes encubiertos, vigilancias y otro tipo de ayudas técnicas que nos permitieron establecer que la noche de la reinauguración de Disco Club Salsa, los hermanos Castro se reunieron con varios emisarios mexicanos que viajaron para la fiesta”, le explicó una de las investigadoras de la Dijín al periódico El Tiempo, quién, sin dar nombres, también aseguró que hicieron parte del festejo varios cantantes de salsa.
Los hermanos, que son solicitados por la Corte del Estado Medio de la Florida de Estados Unidos, fueron capturados en medio de una operación adelantada por la Fiscalía General, la Dijín y el FBI, quienes venían siguiendo la pista de los dos narcotraficantes desde 2017. Sin embargo, las acciones delincuenciales de los dos hombres datan de muchos años atrás.
Según información otorgada en una investigación del periódico, en el 2007, Robin, alias ‘Gordo’, y el menor de los dos hermanos, fue capturado por el FBI y los Guardacostas norteamericanos cuando pretendía pasar, en una lancha rápida, 1.675 kilos de cocaína a los Estados Unidos.
El ‘Gordo’, tras su captura, pagó 10 años de prisión en ese país y regresó a Colombia tras cumplir su condena. Según le dijo a El Tiempo una de las investigadoras de la Dijín, uno de los entes encargados de su captura en diciembre de 2020, Robin llegó a seguir delinquiendo, “para esa época su hermano Álvaro, conocido como ‘Machete’, ya había consolidado un emporio criminal en Nariño. Construían semisumergibles para el envío de cocaína a México, y de allí, a Estados Unidos”.
Los dos hermanos eran conocidos popularmente como ‘narcos invisibles’, y mantenían una relación cercana con el cartel mexicano ‘Jalisco Nueva Generación’. Los hermanos estaban encargados de los envíos de cocaína para esa organización criminal.
Según el reporte que le dieron los investigadores al diario colombiano, los dos hermanos gozaban de grandes comodidades económicas. Tenían a su nombre casas, fincas, camionetas de alta gama, joyería y demás. Además eran reconocidos por las fiestas masivas que ofrecían en el Lago Calima del municipio de Calima, en el Darién.
Álvaro Uriel, el hermano mayor de los ‘narcos invisibles’, y quien se conocía por su alias de ‘Machete’, vivía en el sur de Cali, y según los investigadores, tenía una capacidad de hacer envíos de cocaína mensuales que ascendían a las dos o siete toneladas.
Precisamente, el envío de cocaína generó conflictos entre los hermanos, según pudieron saber los investigadores en el caso de los dos hermanos Castro Gómez. Días después de la fiesta del 31 de octubre, los hermanos habrían discutido porque, según el ‘Gordo’, ‘Machete’ estaba haciendo envíos de cocaína sin contar con la intervención de su hermano menor, Robín, quien vivía en San Juan de la Costa, una vereda ubicada a dos horas de Tumaco, en Nariño.
A esa discusión, se unió otra que tenía que ver con problemas que habían tenido con sus socios mexicanos pues, el primer día de diciembre, se les había hundido una lancha con 2.000 kilos de cocaína dirigida a ellos.
Tras su captura, y a la espera de su traslado a Florida, en Estados Unidos, Álvaro Uriel ‘Machete’ y Robin Alirio Castro Gómez ‘El Gordo’ se encuentran recluidos en la cárcel la Picota de Bogotá.