Las enfermedades crónicas no transmisibles, es decir, las cardiovasculares, cerebrovasculares, respiratorias —la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (epoc), por ejemplo—, cáncer y algunas condiciones de discapacidad siguen siendo la primera causa de muerte en Bogotá y en Colombia, según un informe publicado recientemente por la Secretaría de Salud de la capital, en alianza con la fundación Bogotá cómo Vamos y las universidades Juan N. Corpas, Javeriana y Andes.
En el 2018, según el estudio, el 66 por ciento de las muertes en Bogotá fueron causadas por enfermedades crónicas transmisibles, mientras que, en el país, representó el 61 por ciento de los decesos, evidenció ese informe.
Pese a ello, de acuerdo con el centro de ideas Futuros Urbanos, enfocado en analizar tendencias urbanas y generar soluciones que contribuyan a transformar las ciudades de América Latina, no se están tomando todas las alternativas necesarias para abordar la problemática. Así lo expuso uno de sus expertos, Jorge Luis Hernández, en un texto para El Tiempo.
Entre los factores de riesgo, afirma el experto, sobresalen la malnutrición —que conlleva al sobrepeso—, el sedentarismo, el estrés, la contaminación del aire y el consumo alcohol y cigarrillo. Pero las estrategias de las autoridades en salud, explicó Hernández, no están respondiendo a estos, pues solo se está teniendo en cuenta el “enfoque de riesgo” para abordarlos y no el “enfoque poblacional”, basado en el modelo de los determinantes sociales y ambientales del proceso salud (DSS) de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“El solo enfoque de riesgo, aunque útil, es insuficiente y no logra hacer prevención ni reducir la morbimortalidad por este tipo de enfermedades. En cuanto a salud urbana en Bogotá, se debe avanzar en un modelo de abordaje de las enfermedades crónicas basado en población”, manifestó Hernández.
Mientras el enfoque de riesgo, según el experto, se centra en identificar pacientes enfermos, intervenir los factores de riesgo, vigilar los daños y brindar asistencia a ciudadanos pasivos; el enfoque poblacional apuesta por mantener personas sanas, la promoción de la salud (con el rotulado de alimentos, la calidad del aire y el acceso a frutas y verduras), monitorear los determinantes sociales (dietas y actividad física) y propiciar espacios de participación ciudadana (en los procesos de promoción de la prevención de estas enfermedades en cada ciclo vital).
De acuerdo con la Empresa Multipropósito de 2017, “el 50 por ciento de los bogotanos no practicó deporte ni realizó actividad física durante 30 minutos o más al día y el 8,4 por ciento se fumó al menos un cigarrillo en el último mes”, factores de riesgo de las enfermedades crónicas.
En Bogotá, entre el 2005 y 2007, las primeras casusas de mortalidad específica por afecciones en el sistema circulatorio estuvieron las enfermedades isquémicas del corazón (70,31 × 100.000 habitantes), las enfermedades cerebrovasculares (26,21 × 100.000 habitantes) y las enfermedades hipertensivas (15,51 × 100.000 habitantes), según el Análisis de Situación de Salud de Bogotá presentado el 2019.
Para disminuir la tasa de mortalidad por enfermedades crónicas no transmisibles en Bogotá y en el país, conforme con el experto de Futuros Urbanos, es necesario implementar el “enfoque poblacional” e “incluir los demás factores mencionados, como la contaminación del aire”, porque el actual enfoque de riesgo urbano 4 x 4 del Ministerio de Salud y Protección Social no los incluye.
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