La “pudridora”, como se conoce a una de las culebras más venenosas de Colombia, picó a David, un pequeño de 5 años que perdió una de sus piernas tras el ataque del réptil al que le temen los habitantes de la vereda Santa Isabel, zona rural de Santa Rosa al sur de Bolívar, donde el pequeño vive junto a su abuela.
David tuvo que ser amputado desde abajo de su rodilla derecha porque la pierna se le engangrenó. Su abuela, la señora Otilia Sandoval, conversó con el diario bogotano El Tiempo y contó que cuando sucedieron los hechos, hace más de un año, en septiembre del 2019, ella no estaba en su casa, que los vecinos del sector corrieron a avisarle, pero que nadie vio lo que pasó, pero escucharon los gritos del pequeño que adolorido se sobaba su pierna.
De acuerdo con la señora Otilia, el pequeño David es algo introvertido, pero después de entrar en confianza es un niño dulce y alegre. Tras el lamentable incidente, el pequeño fue trasladado al centró asistencial ubicado en Santa Rosa, después lo llevaron a Bucaramanga, pero de acuerdo con lo que contó la responsable del menor, no hubo esfuerzo que valiera, tenían que quitarle la pierna al niño para que pudiera vivir.
La señora Sandoval recuerda, en diálogo con el periódico colombiano, que tras estar hospitalizado casi un mes en el Hospital Universitario de Bucaramanga, su nieto fue dado de alta y regresó a su hogar, ubicado en zona rural, apoyado por unas muletas. “La vida nos cambió mucho”, confesó la abuela del menor, quien asegura que desde ese momento, el pequeño David requería de “más cuidado, pero se adaptó rápido a las muletas”.
La abuela le contó al diario que su nieto fue picado porque estaba en el pasto mientras arriaba las vacas. En esa misma zona, algunos militares del Ejército conocieron la situación del pequeño y sumaron esfuerzos para mejorar la vida del infante. En diálogo con el medio de comunicación en mención, Miguel Ángel Gutiérrez, coordinador de área de amputados del Hospital Militar de Bogotá, reveló que uno de los uniformados, interesados en ayudar a David y su abuela, se comunicó con el hospital y pidió vinculación médica hacia el pequeño.
El Dr. Gutiérrez dijo que muchas personas comenzaron a trabajar con el mismo fin, darle una prótesis al pequeño y mejorar su calidad de vida. “David es el reflejo de ese Colombia alejada”, dice el médico, quien añadió que cuando se acercó al pequeño para evaluarlo “se ponía muy bravo”. Sin embargo, según el galeno, fue cuestión de tiempo para que David se dejara ayudar de los médicos del hospital bogotano. “No puede quedar ni suelto ni apretado. Tuvimos que tomar tres moldes para lograr el ensamble perfecto de la prótesis”, sostuvo el médico a El Tiempo.
Gutiérrez reveló, además, que uno de los procesos más difíciles del pequeño fue aprender a caminar con la prótesis, y tener equilibrio. Sin embargo, dice que el pequeño se adaptó rápidamente a este pedazo de plástico que ahora reemplazaría su piernita amputada. “Era una cosa loca, a tal punto que para la noche de los niños recibió muchos disfraces de regalo. ´Fue muy feliz”, contó el doctor.
El especialista también recordó que David representa a esos colombianos que no tienen acceso a muchas cosas que en las grandes ciudades sí. “Verlo jugar con cosas de tecnología, su sonrisa y alegría nos motivaba mucho”, recuerda emocionado el doctor colombiano que recordó que David ocasionó que él y varios de los miembros del hospital lloraran al conocer el carisma con el que el pequeño enfrentaba esa situación.
Qué se viene para David
El doctor le dijo al periódico bogotano que ahora el pequeño tendrá que ser evaluado cada seis meses en Bogotá, y seguir con estrictos protocolos para continuar una vida normal.