De Betty Vallejo, una mujer de 58 años de edad, sus hijas Zoraida y Claudia Milena Cubides Vallejo, no volvieron a saber nada desde el pasado 8 de septiembre. Misteriosamente, la mujer desapareció de su casa, eso era lo único que sabían hasta el pasado 4 de diciembre, cuando se enteraron de que su inquilina, Rosalba Marín Montes, la asesinó durante una acalorada discusión en torno a un problema de humedad de la casa, para luego cortarla en dos y pagar para que la enterraran.
Sucedió en el barrio los Quindos, de la ciudad de Armenia. Rosalba Marín y su hija Maricela Ruiz llevaba viviendo exactamente 16 días en arriendo en el primer piso de la casa de la víctima, bajo el compromiso de pagar $ 380.000 mensuales. Pese a no llevar mucho, habían tenido ya roces, debido al incumplimiento de un arreglo, por parte de la propietaria, de una filtración de agua en una de las habitaciones del primer piso, donde residían las arrendatarias.
El martes fatídico, la victimaria y Betty discutieron, debido a que esta no le dejó instalar el servicio de parabólica, al parecer, porque podría generar un mayor problema de humedad. Durante la discusión, Rosalba la empujó y, producto de un golpe en la cabeza, Betty resultó muerta; al menos, eso fue lo que confesó a la Fiscalía, que, junto a la Sijín y la Policía, la capturaron casi tres meses después del crimen.
“Discutía y se me vino encima alegando, mi reacción fue defenderme y empujarla, ella cayó contra el pollo de la cocina, se golpeó la cabeza y comenzó a chapalear, estirar las piernas, yo me asusté y no sabía que hacer, me quede bloqueada, nunca imagine eso”, explicó Rosalba Marín al ente investigador, ante el cual confesó que, “hasta ese momento”, no pensó en hacerle daño.
Cuando Betty dejó de respirar, a eso de la 1 de la tarde, hora y media después del golpe en la cabeza tras el empujón, Rosalba Marín tomó una decisión. Por temor a que su hija, próxima a llegar de trabajar, la descubriera, partió en dos el cuerpo de su vecina, para poder sepultarlo.
“No sabía que hacer, iban a ser la 1:00 de la tarde pensé que iba a llegar mi hija del trabajo, comencé a pensar qué hacer con el cuerpo. Me dio miedo porque de pronto llegaba la Policía y se me ocurrió llevarla al patio de la casa. Cogí un machete y un martillo, luego empecé a partirla por la cintura y con el martillo golpeaba el machete en dos partes”, declaró ante la Fiscalía.
En un carrito de esos que se utilizan para hacer mercado, la asesina colocó las “dos chuspas” en las que guardó el cuerpo de Betty. Una vez amarradas, acudió a buscar quién se hiciera cargo de enterrar el cadáver, con la excusa de que se trataba de los cuerpos de dos perros muertos y no tenía dinero para darles cristiana sepultura. Un hombre le cobró $ 50.000 pesos por ayudarla.
“El señor me propuso hacer dos huecos para enterrarlos cerca de su casa y que se los llevara a las 3 de la tarde. Nunca lo había visto y no lo volví a ver, me fui a casa, limpie con jabón y límpido, utilicé una toalla vieja con la que secaba a las perritas después del baño”, agregó Rosalba.
Nueve días después huyó
No le bastó con partirla en dos y mandarla enterrar. Ella misma lo contó. Buscó alterar la escena del crimen: como el primer piso de la casa donde vivía Rosalba tenía conexión con el segundo, donde residía Betty, subió para tomar carteras y ollas, además del celular que había caído al piso tras el empujón, para empacarlos, desaparecerlos y hacer creer tanto a las hijas de la fallecida como a las autoridades que la mujer de 58 años simplemente había querido irse de la casa. Desconectarse del mundo.
El 17 de septiembre, junto con su hija Maricela, Rosalba tomó la decisión de irse de la casa. “Como la familia de la señora Betty empezó a acosarnos mucho, decidí irme de la casa porque hasta mi hija empezó a decirme cosas y estaba molesta por la situación, me preguntaba que si yo sabía algo, le decía que no y tomé la decisión de irme al Valle del Cauca, luego a Armenia y posteriormente a Caldas”, declaró.
El Cuerpo de Betty fue hallado en un guadual, en un sitio conocido como La Carroñera, en el sur de Armenia, entre los barrios Los Naranjos y la Arcadia, según el medio El Quindiano, que ha documentado el caso.
La propia Rosalba fue quien le dio a ayudó a las autoridades a encontrar el cuerpo de Betty, con el fin de que se le judicializara a ella y no a su hija, pues, de acuerdo con la confesión a la Fiscalía, nunca estuvo enterada de los sucedido: “Lo que sucedió solo lo sabía yo, porque no lo había contado, hasta que no lo pude ocultar y están involucrando a mi hija que nada tiene que ver en el caso, además me arrepiento de lo que hice y deseo que la familia de doña Betty, pueda de alguna manera descansar hasta ver lo que le pasó”.
La sepultura de Betty Vallejo
Este 7 de diciembre, en el cual la celebración del día las Velitas es uno de los principales temas de conversación en el debate público, Zoraida y Claudia, las hijas de Betty le dan la última despedida, luego de casi 90 días de angustia por su desaparición. Hoy comienza la etapa del duelo.
En cuanto a Rosalba y su hija, el Juzgado Segundo Promiscuo Municipal de Circasia con Función de Control de Garantías les dictó medida preventiva de la privación de la libertad.
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