Cuatro guardianes y un cabo tercero del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario-Inpec fueron detenidos durante el allanamiento que se llevó a cabo en 20 establecimientos penitenciarios y carcelarios de Bogotá, y 19 departamentos de la Fiscalía. Se les acusa de pertenecer a una banda delincuencial que realizaba extorsiones desde distintas cárceles del país.
Las autoridades dieron a conocer, este 7 de diciembre, que los capturados hacían parte de la cárcel La Picota, de Bogotá.
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Según información de la Fiscalía General de la Nación, durante los procedimientos judiciales fueron incautados 423 celulares, 900 simcard, ocho tarjetas micro SD, siete USB, 191 cargadores y 549 armas blancas.
Estos elementos tecnológicos eran vendidos por valor entre los $200.000 y los $500.000, dependiendo del estado del equipo y se pudo establecer que también los usaban para realizar llamadas extorsivas a ciudadanos ubicados en diferentes ciudades de Colombia.
Según la Fiscalía General de la Nación, las acciones de allanamiento y captura se llevaron a cabo luego de “detectar varias de las modalidades de extorsión y estafa que se estarían generando desde los centros carcelarios”.
El Gaula de la Policía se encargó de la desarticulación de la banda y a su vez informó en Noticias Caracol que los criminales habían construido un altar al que le rezaban para completar con éxito los hechos ilícitos.
La autoridad policial aseguró que durante el procedimiento judicial se encontraron estatuas de duendes con billetes y también se pudo constatar que realizaban actividades de brujería.
“Usaban brujería antes de hacer llamadas telefónicas. Se hacían pasar por grupos al margen de la ley. Ponían unos duendes con pesos colombianos y les rezaban para que les fuera bien en la extorsión”, aseguró el general Fernando Murillo, director del Gaula de la Policía en Noticias Caracol.
A su vez, también se encontró una central telefónica clandestina dentro de la cárcel La Picota de Bogotá, con la que según las autoridades, los delincuentes hacían uso de efectos especiales para intimidar a sus víctimas, incluso en ocasiones fingían retener personas en un aeropuerto para ejercer presión en las personas.
“Usaban un parlante para atemorizar a las víctimas, para hacerles creer que llamaban desde un aeropuerto. Este aparato tiene el sonido de sirenas de la Policía, anuncios de aeropuertos y terminales. Simulaban ser personas de aerolíneas. La ingenuidad hacía que los colombianos cayeran. Es extraño que estos casos no se denuncien”, aseguró Murillo en el noticiero nacional.
También se pudo identificar que los delincuentes servían como puente para el ingreso de teléfonos y memorias a otras cárceles del país, donde se presume que podrían haber más guardianes implicados en los hechos delictivos.
Las autoridades hicieron un llamado a los ciudadanos para que denuncien estos hechos ilícitos a la línea 165 de la Policía Nacional.
“Insistimos que la única forma de acabar la extorsión en Colombia es a través de la denuncia”, señaló Murillo a través de las cuentas de Twitter del Gaula de la Policía.
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