La vida de José Néstor Pékerman, uno de los argentinos más queridos en Colombia, es una fiel representación de la sencillez con la que se ganó el corazón de los hinchas colombianos y el afecto de los jugadores de la Selección, a quienes condujo de manera histórica a cuartos de final de la Copa Mundial de Fútbol Brasil 2014.
Tan distante está de la apariencia estrafalaria de otras celebridades del mundo del deporte que poco sale de su casa, en Hurlingham, nororiente de Buenos Aires. Le avergüenza salir y que en las calles lo reconozcan, por lo cual evita salir con frecuencia.
A sus 71 años, no deja de lado el deporte, mucho menos el fútbol: su morada está a pocos minutos del Estadio Monumental de River Plate, el mismo en el que el combinado tricolor, encaminado por Carlos ‘El pibe’ Valderrama, Faustino Asprilla y Freddy Rincón, goleó cinco a cero a la Selección Argentina, el 5 de septiembre de 1993, cuando renació una ilusión similar a la que Pekerman le dio al país 20 años después.
Pero patear ‘la pecosa’ no es lo único que le mueve la fibra. También lo hace el tenis, deporte que practica cerca de su residencia y que, en Argentina, tiene como uno de sus máximos exponentes a Juan Martín del Potro, el primer debutante en la historia de la ATP en ganar cuatro torneos consecutivos, en el 2008.
Desde las 6 y 30 de la mañana entrena en un pequeño gimnasio dentro de su casa, aún cuando estos lugares en su país abren a eso de las 8. Un mate, café y claras de huevo suelen ser su desayuno predilecto.
José Néstor, a quienes miles de fanáticos corearon al son de “Pékerman es colombiano”, en el icónico parque Metropolitano Simón Bolívar de Bogotá, tras su llegada de Brasil junto con la Selección, vive con su esposa Matilde y dos perros, uno de ellos, adoptado, al que lo encontraron maltratado en una acera; el otro, un bichón maltés.
La rutina diaria del argentino gira alrededor de la agenda de partidos, los cuales, en ocasiones, ve en simultáneo hasta en tres pantallas distintas; Matilde, quien lo mima hasta más no poder, le ayuda a estar pendiente de la programación de los encuentros, en especial si son por las copas Sudamericana o Libertadores; también de los compromisos sociales.
Le gustan los platos típicos colombianos, algunos de ellos preparados por su hija, que es colombiana de nacionalidad, fruto del paso de Pekerman en Independiente Medellín, en 1975. Eso sí, cuando de salir a un restaurante con su familia se trata, la elección es la comida italiana.
En cuanto a volver a hacer parte de su rutina preparar los partidos de la Selección Colombia, el sueño de muchos fanáticos, queda pendiente: son técnicos colombianos los que, tras la salida de Carlos Queiroz, están en la baraja, pero el Comité Ejecutivo de la Federación Colombiana de Fútbol no lo tiene en la suya. Lo cierto es que el candidato del pueblo, el futuro dirá si eso es suficiente.
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