Este miércoles 2 de diciembre, se conoció que un grupo de modelos webcam constituyeron la Federación Nacional de Modelos Web Cam (Fenalweb), con el propósito de organizarse y así garantizar los derechos de las mujeres y hombres que trabajan de esta manera.
Diego Alexander Correa, presidente de la recién creada Fenalweb, dijo a Portafolio, que el vacío jurídico que hay en esta profesión debería dejar de existir “para que los modelos puedan tener sus derechos, puedan contar dentro de las estadísticas del empleo que se genera en el país y que tengan las mismas garantías de todos los ciudadanos, en cuanto a subsidios del Gobierno”.
Aseguró además que, los derechos de hombres y mujeres que trabajan como modelos webcam no deberían ser debatidos, por lo que Fenalweb quiere generar las garantías para las empresas que prestan este servicio de entretenimiento para adultos.
El modelaje webcam es un trabajo marcado por un tabú social que opaca la transformación de las mujeres, hombres y personas de la comunidad LGBTIQ que antes recurrían a prácticas sexuales para ganarse la vida. Algunos de ellos venían trabajando de manera informal asumiendo con su integridad todos los riesgos que esta labor tiene, pero ahora están con Fenalweb donde no solo trabajan, se forman en diversos temas, entre ellos el financiero. En suma, han dado un cambio seguro a su trabajo, pues al no tener contacto físico con los clientes y hacer parte de Fenalweb, quien vela por sus derechos fundamentales, laborales y de salud hace posible su crecimiento personal, laboral y económico.
De acuerdo con su web, Fenalweb garantiza que dentro de la industria no existan casos de pedofilia, promoción y consumo de sustancias alucinógenas bebidas alcohólicas y espera que puedan pasar del régimen subsidiado al contributivo.
Cifras reveladas por el medio económico sostienen que, las empresas que ofrecen este tipo de entretenimiento facturan, solo en el Valle de Aburrá, al menos 10 millones de dólares anuales. Este importante rubro para la economía local es el argumento principal de la Federación para poder controlar los aportes que hace la organización.
Por su parte, Guillermo León Valencia, representante legal de Fenalweb, dijo que “todas las modelos que hacen parte de la Federación cuando reciben sus pagos se les hace retención en la fuente, lo que permite tener un control de los ingresos que llegan a cada una de ellas, sin que exista una evasión de impuestos y que, por el contrario, haya un compromiso con el pago de los parafiscales”.
Las modelos de las webcams eróticas reinventan su negocio ante el boom de demanda por la pandemia
El erotismo y el sexo en línea ya no bastan. En el confinamiento por la pandemia, las “webcamers” colombianas ahora pasan más tiempo escuchando y ofreciendo consejos de todo tipo a clientes que no saben cómo lidiar con el encierro.
La demanda de sus servicios no solo ha aumentado un 30%, según empresarios, sino que también se ha diversificado por el nuevo coronavirus.
Ahora “somos como las psicólogas para los usuarios”, dijo a AFP una modelo webcam de 26 años, que en este negocio se hace llamar Ángela Cianuro.
El covid-19 “es un tema de conversación y de preocupación para muchos, y nosotros pues tratamos de ayudarlos”, asegura esta mujer tatuada y de cabello lila. “Si bien ofreces algo erótico, también ofreces compañía, una sonrisa, calidez”.
Con casi la mitad de la humanidad en cuarentena por un virus que ya superó los 110.000 muertos, muchas trabajadoras de este sector escapan, de momento, al desplome de la economía global.
Si bien ofreces algo erótico, también ofreces compañía, una sonrisa, calidez
Confinada en su apartamento en Bogotá, Cianuro se enorgullece de usar su empatía para aconsejar a internautas desempleados, solitarios y preocupados.
Antes de que empezara a regir el aislamiento obligatorio en Colombia, Cianuro ofrecía shows eróticos virtuales durante seis o siete horas diarias.
El tiempo de trabajo sigue siendo el mismo, pero la rutina ha cambiado: ahora una sesión suya lleva ejercicios físicos, recomendaciones de dietas y consejos económicos.
“Uno es humano y tampoco quiere que una persona esté mal”, añade esta madre soltera de un niño de siete años.
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